Excelentísimo Señor Gobernador de Antioquia: no nos ahogue con más contribuciones

“La clase media y el empresariado no da para una contribución más, pero estamos todos para apoyar su gestión y hacer de Antioquia nuevamente un referente».


La tasa efectiva de tributación en Colombia para personas naturales es el cociente entre el impuesto total a cargo y la renta líquida. Se estima que oscila entre el 25% y el 26%. En términos pragmáticos esto quiere decir que una persona por cada cien pesos de ingresos destina entre veinticinco y veintiséis para el pago de impuestos de cualquier índole. Esta tasa efectiva no tiene en cuenta que a la hora de hacer su mercado o disfrutar del fruto de su trabajo, deberá pagar por la prestación de servicios o la adquisición de bienes de consumo entre el 8% y el 19% de impuestos. Tampoco considera que en caso de realizar movimientos financieros superiores a 350 UVT deberá pagar el 0,4% de cada transacción realizada; tampoco estamos considerando el impuesto vehicular pagado por los propietarios de vehículos, el impuesto predial pagado por los propietarios de inmuebles, el impuesto a las ganancias ocasionales de quienes reciben una herencia o se ganan una rifa; tampoco considera el impuesto sobre los dividendos pagados (increíble tener que pagar impuestos por recibir ganancias de una empresa que, antes de decretar y pagar el dividendo, ya pagó impuesto de renta sobre su utilidad antes de impuestos), ni el de industria y comercio, pagados por quienes ejercen actividades comerciales.

Por su parte, la tasa efectiva de tributación en Colombia para personas jurídicas se define como la razón entre los impuestos pagados y la utilidad antes de impuestos. Se estimaba en el 2014 en un 64,9%. Volviendo con los parangones sobre puntos pragmáticos, ese porcentaje significa que para generar cien pesos de utilidad una empresa deberá pagar 64 pesos de impuestos. Esto no tiene en cuenta hechos económicos importantes, como los costos laborales, el costo del endeudamiento, la inflación, ni el incremento del precio en la oferta de bienes y/o servicios generado por la liquidación de impuestos como el IVA o el ICA, que, si bien son trasladados al consumidor (y no digo esto como algo positivo, pues los impuestos agregados sobre las ventas me parecen, dentro de la nefasta especie impuestos, la peor aberración), disminuyen el margen de movilidad sobre la determinación del precio y desincentivan, en el fondo, el consumo que, en suma, es lo que genera ingresos para las empresas. Una de las razones por las que somos un país absurdamente poco competitivo radica en nuestras condiciones tributarias, pues hay pocos incentivos a la creación de empresa y a su desarrollo cuando después de todo el esfuerzo para conseguir recursos que generen utilidades, el Estado – en términos reales – está quedándose con más de la mitad.

Durante su campaña, su Excelencia demostró representar los intereses de las personas que fueron convertidas en villanos por el progresismo: los empresarios y la clase media, demostró enarbolar las banderas de la autonomía fiscal y de la independencia de las autoridades departamentales en la administración de la seguridad de los departamentos administrados. Al iniciar su gobierno, nombró personas capaces para el encargo de las Secretarías y en las empresas del Departamento ha sido incisivo en priorizar que la gerencia de estas sea desarrollada por personas capaces, formadas y sensatas (como la Doctora Catalina Gómez Toro, Gerente del IDEA; el Doctor César Eugenio Martínez, Gerente de Genmás, el Doctor Alejandro Arbeláez, Gerente de Hidroituango, entre otros). Y aunque la sociedad antioqueña entiende la necesidad de financiar la reconstrucción de la infraestructura de seguridad del Departamento, le pedimos que comprenda que el aparato productivo no da para una contribución más.

Sin embargo, en tanto y cuanto esto es buscando soluciones y no solo resaltando problemas o inconformidades, me he tomado el atrevimiento – con el respeto y mesura que Su Excelencia se merece – de proponerle sobre la mesa una propuesta éticamente correcta, posible y, sobre todo, que no implica disponer de recursos de los contribuyentes:

Obras por impuestos y Alianzas Público-Privadas.

Dentro de los fines esenciales e intransferibles del Estado se encuentra la prestación del servicio de seguridad. A todos nos conviene una Antioquia segura, con una fuerza pública capaz de atender a las solicitudes de la comunidad y defendernos con tenacidad de los ataques de los antisociales y el crimen organizado. ¿Por qué no se considera que dentro del banco de proyectos del departamento que pueden ser canjeados por impuestos de las empresas, se incluya parte de la reconstrucción de la infraestructura de seguridad de Antioquia?.

Capitalizar al Departamento con una emisión de bonos de deuda pública.

El Departamento de Antioquia goza con una calificación del mejor nivel otorgada por las grandes firmas calificadoras. Por tanto, parte del cupo de endeudamiento podría utilizarse a través de una emisión de bonos de deuda pública a largo plazo, con el fin de financiar las obras y adquisiciones necesarias para mejorar la infraestructura de seguridad. Para hacer atractivos los bonos, la Banca de Inversión podría considerar ofrecerlos a tasa variable (IPC, IBR, DTF, etc.) y cubrir esa variación a través de instrumentos financieros derivados con otra entidad financiera o con el mismo IDEA.

Capitalizar a alguna de las empresas en las que el Departamento tiene mayoría.

En caso de que no desee aumentar el endeudamiento del Departamento, algunas empresas en las que éste tiene mayoría gozan de un flujo de capital considerable y, además, tienen expectativas de crecimiento y desarrollo de largo plazo. Quiere esto decir, que podría recurrir a la emisión de deuda privada para capitalizar estas empresas y crear algún vehículo jurídico que direccione esos recursos hacia la mejora en la infraestructura de seguridad (vehículo que puede ser similar al utilizado en el programa Antioquia LED con Genmás). Al igual que con los bonos de deuda pública, para hacerlos atractivos al mercado podrían emitirse en tasa variable y cubrir la volatilidad con instrumentos financieros derivados.

La clase media y el empresariado no da para una contribución más. Pero estamos todos para apoyar su gestión y hacer de Antioquia nuevamente un referente tal como se planeó hace unos veinte años: convertirla en la mejor esquina de América.

Alejandro Ortiz Morales

Por pasión, soy músico, fehaciente lector, aspirante a Filósofo y hombre de familia. De profesión, soy abogado, especialista en Derecho financiero y bursátil, estudiante de especialización en finanzas y de maestría en administración financiera. He sido empleado y consultor en diversas empresas privadas de los sectores financiero, energético y real.

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