la mayoría de los candidatos no saben qué camino seguir, más que las viejas fórmulas populistas de “servir al pueblo”, “con el pueblo todo” y eslóganes típicos de López Obrador, creyendo que, al repetirlos, absorberán mágicamente la popularidad del presidente mexicano.
El proceso de renovación de la dirigencia nacional del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), nos está dejando claras las profundas divisiones que existen dentro del partido, que, falto de una ideología, más que el lopezobradorismo, están formándose grupos (tribus) de la misma forma que sucedió con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y que lo llevó a su fracaso electoral, convirtiéndose en una simple franquicia falta de ideología y con el único fin de mantener el presupuesto que se les otorga (la política como una forma de vida).
Más allá de ver quienes deben dirigir el partido o no, debemos reflexionar si vale la pena mantener estas pugnas por más tiempo cuando el partido se está descomponiendo.
Pero para analizar el caso de Morena, englobémoslo en un problema aún mayor; se dejaron ver los conflictos dentro del proyecto de la denominada Cuarta Transformación, cuando, por artimañas legales y formalismos, se le negó la presidencia de la mesa directiva al diputado del PT (partido de clara ideología de izquierda), Gerardo Fernández Noroña. Este conflicto hizo estallar las pugnas contra Morena, que, en lugar de apoyar a su aliado de campaña electoral, aceptaron al partido que, según el lopezobradorismo, representa a “la mafia del poder”, el Partido de la Revolución Institucional (PRI), lo que representó un conflicto interno en el partido, ya que algunos diputados sí querían que Fernández Noroña dirigiera la mesa directiva. El PT no tardó en aprovechar este suceso para salir como el derrotado triunfante, ya que, a pesar de no tener esta pequeña victoria, generó empatía entre un número significativo de personas en redes sociales.
Ahora, volviendo con la renovación de la dirigencia, los ánimos vuelven a estallar, ya que, al no tener una ideología clara en Morena, la mayoría de los candidatos no saben qué camino seguir, más que las viejas fórmulas populistas de “servir al pueblo”, “con el pueblo todo” y eslóganes típicos de López Obrador, creyendo que, al repetirlos, absorberán mágicamente la popularidad del presidente mexicano.
Sigamos el proceso de cerca, analicemos las fracturas que, en tiempos electorales que se avecinan, pueden cerrarse con tal de obtener candidaturas para uno u otro grupo, o pueden hacerse más grandes e incluso, representar bajas en la militancia.
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