Colombia, una vez más, hace alusión a ese reconocimiento que se le atribuye entre las Repúblicas Latinoamericanas: La Democracia más Estable del Continente.
El péndulo político territorial oscila, nuevamente, contra el gobierno nacional. Tal y como ocurrió en el 2019 en las elecciones territoriales, cuando las ciudades capitales se inclinaron hacia discursos en contra de las políticas del entonces gobierno del Presidente Iván Duque; en este 2023, el mensaje democrático de rechazo contra las reformas y la forma de gobierno del Presidente Gustavo Petro, fue contundente.
Sin embargo, esta vez ocurrió un fenómeno que devela incertidumbre, desasosiego y falta de confianza por parte de la población en el actual manejo de la administración pública, y es que, en ciudades como Medellín y Barranquilla, el gran triunfo electoral fue el de los “EX” bajo la premisa “Más vale malo conocido, que bueno por conocer”, enmarcando así un claro desacuerdo con el proyecto de “Cambio” que propuso Petro, que implica, entre otras cosas, repensar nuestro sistema socioeconómico.
Las elecciones en Antioquia, aunque predecibles, fueron impactantes. El triunfo contundente del Partido Creemos, recientemente fundado por el Ex Candidato Presidencial 2022 de la Coalición de la Derecha y ahora Alcalde Electo de Medellín Distrito de Ciencia, Tecnología e Innovación, Federico Gutiérrez “FICO”, fue avasallante e irrumpió con cualquier cálculo político o proyección electoral planteada previamente.
Sin duda, en el escenario electoral de Medellín incidió fuertemente la renuncia de Daniel Quintero a la Alcaldía para hacer campaña junto a su candidato por el Movimiento Independientes, Juan Carlos Upegui, Partido Político que fundó a partir de su triunfo en el 2019. Sin embargo, los efectos de este hecho no se adecuaron a las expectativas del ahora Ex Alcalde, por el contrario, incrementaron la votación de “FICO” a la alcaldía, superando cualquier proyección planteada por las encuestas y logrando darle a su Partido Creemos un triunfo indiscutible y estrepitoso en las corporaciones públicas del Distrito y del Departamento de Antioquia, “FICO” ganó en absolutamente todas las comunas y corregimientos de Medellín por una amplia diferencia, un voto motivado por la ira y el deseo de venganza contra la actual administración.
En términos generales, no se votó por perfiles para hacer control político o movilizar agendas ciudadanas, sino para coadministrar con las respectivas alcaldías y gobernaciones. Este hecho nos impone un reto pedagógico de cultura ciudadana y política muy fuerte, dado que, al ignorar las funciones y objetivos de los Concejos y las Asambleas, terminamos por elegir “Juntas Directivas” que cierran las instituciones y estrechan los canales de control y veeduría, facilitando el clientelismo y la corrupción.
El escenario actual de cara al 2024 es inquietante, dado que Federico Gutiérrez gobernará una ciudad con una estructura gobiernista que, a hoy, ni siquiera requiere alianzas para lograr gobernabilidad. Sumado a esto, solo 4 de 21 curules representan frontalmente una oposición, entre ellas se cuenta la curul por estatuto de oposición que eventualmente corresponde a Juan Carlos Upegui y la de José Luis Marín “AquinoTicias”, nuevo Concejal Electo por el Pacto Histórico y quien sería víctima de amenazas y hostigamiento durante toda su campaña junto a toda la colectividad que representa.
La participación ciudadana aumentó, esta es una gran noticia, sobre todo porque también atiende a una serie de movilizaciones que ya se venían presentando desde la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia. Una vez más, la gente que marcha en las calles toma decisiones en las urnas. Durante el primer semestre del 2023, las marchas contra el gobierno nacional fueron tan relevantes en el escenario legislativo que lograron frenar reformas como la de la salud y la del sistema pensional, e incidir en la renuncia de las Ministras de Salud y de Minas y Energía, como mecanismo de presión para contener el dogmatismo ideológico que atenta contra la sostenibilidad de las instituciones.
Si bien estas elecciones insinuaron un triunfo programático de la derecha en Colombia, las emociones que movilizaron esta contienda pueden interpretarse desde el deseo de seguridad y estabilidad, que el proyecto de país que representa el Presidente Gustavo Petro ha sido incapaz de brindar. La sugestión de las campañas políticas no se puede trasladar al gobierno, al hacerlo, se genera un caos institucional. Tristemente, gracias a personajes como Daniel Quintero o Jorge Iván Ospina en Cali, hoy el progresismo representa para muchos colombianos, la improvisación, el despilfarro y la irresponsabilidad, mientras que la izquierda se asocia hoy al pánico económico y el temor respecto a la legitimación del poder de estructuras ilegales.
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