En medio de la confusión reinante, es usual encontrar personas que satanizan la actividad política, sin darse cuenta de que todo alrededor de su vida está mediado por una negociación que es: ¡política! Es muy fácil evadir este tema, pero es altamente costoso para una ciudad, región o país esa evasión pues deja en manos de unos pocos intereses, la decisiones más importantes sobre nuestro futuro.
A 5 semanas de elegir el nuevo Congreso de Colombia y de preseleccionar los 3 más opcionados aspirantes a las presidenciales en consultas internas; hace carrera una tendencia en algunos de asociar campaña limpia con aquella en la cual no se invierte dinero, en una comprensión pobre de la democracia misma y del trabajo y esfuerzo que supone la labor política.
¿Cuánto dinero necesita un candidato al Congreso en Colombia para lograr su elección? Eso depende del cargo, no es lo mismo una cámara de victimas que una Cámara por Bogotá Valle, Antioquia o colombianos en el exterior; no es lo mismo hacerse elegir por primera vez que tener detrás otros cargos o querer continuidad o ascenso; no es lo mismo un territorio que todo el país; no es lo mismo un partido que el otro e incluso no es lo mismo un partido que una coalición. Todos estos escenarios demandan análisis, investigación, contraste y ahí viene el primer rubro de inversión: Hay que pagar para que uno pueda tener data confiable para saber tomar decisiones en una campaña.
Se puede llegar al Congreso bajo el método D´Hont sistema elegido por el Estado colombiano para la elección de corporados y congresistas con un promedio de 25.000 votos, un poco más o menos, pues no llega el que más votos tiene sino de acuerdo al peso y representatividad de cada partido, dependiendo si la lista es abierta o cerrada y basados en un dato clave: la cifra repartidora. Esa complejidad hace que en muchos procesos electorales se requiera tener un grupo de personas que hagan una labor de control electoral en cada mesa: abogados, testigos, especialistas en este sistema que ayuden a detectar posibles fraudes, tan comunes en todas las regiones de nuestro país: esos servicios tienen un costo y son necesarios para no perder la inversión en tiempo y dinero de los 90 o más días que lleva en campaña.
Es claro que la publicidad física se ha reducido debido a los canales digitales aparentemente gratuitos pero eso es mentira. Los algoritmos de los social media cada vez son más reticentes a los contenidos políticos. Solo por poner un caso, en Facebook que es la red que dice tener un 83% de los latinoamericanos, hablar de política está equiparado a contenidos de pornografía o maltrato animal. Se parte de un déficit ante lo cual hay que invertir y además saber hacerlo desde el contenido, objetivo, alcance y métrica; teniendo en cuenta lo que tantas veces repetimos: los seguidores y los likes no sirven para nada. Si no inviertes solo te ven el 3% de tus seguidores, así de complicado.
Otro aspecto que muchos puritanistas de las elecciones no ejecutan por considerar que la gente debe votar por ellos por sus maravillosas y pertinentes propuestas, es el trabajo de estructura. Sin equipo usted no llega a ningún lado y una campaña política es como una empresa, una parte la puede hacer con voluntarios pero para ciertas actividades por el criterio, urgencia y eficiencia, usted debe pagarle a expertos para que la ejecuten, si lo deja en manos de voluntarios, así de voluntariosa será la posibilidad de que se haga realidad.
Hay que invertir en un equipo que le permita multiplicar el voto por medio de: eventos, recorridos, telemarketing, contacto virtual y otras herramientas de persuasión que se deben aplicar. Hay una ley en marketing político que es clave: una persona vota por usted luego de tener un mínimo de 7 contactos con su campaña y suele ser usual que solo el 30% de quienes usted aborda para pedirles el respaldo, concretan esa acción, de suyo muy aburrida para el común de la gente por lo que supone tomarse dos o mas horas de un domingo para votar.
En conclusión, no se puede asociar el tema de invertir recursos con la compra de votos, o pensar que se puede llegar al Congreso con una campaña de inversión cero. Es ilusorio, pues en cualquier caso hay que hacer inversiones como las expuestas aquí, que son solo un 25% de las se suelen presentar, pues hay que entender que aspirar a un cargo de elección popular en Colombia es una empresa y cada vez más las condiciones de contacto con el ciudadano demandan un trabajo técnico y profesional que no es espontáneo.
Por más que sueñes con hacerte elegir en un cargo, no basta con dar entrevistas, salir en tus redes o hacer eventos muy emotivos; debes hablarle a la cara al menos a 3 veces mas de los que aspiras que te elijan y tener un equipo de trabajo pagado que te va a ayudar en intensas jornadas con varias tareas que son claves para poder obtener el triunfo.
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