“En última instancia, la decisión de qué es más importante, la vida o una muerte digna, depende de la persona y su situación individual”
Esta sin duda ha sido una semana muy movida en Colombia, pues varios hechos han conmocionado al país, lo llamativo es que TODOS están relacionados con una temática especifica <<la vida y la muerte>>. En el primero, un joven de 22 años, estudiante de la Universidad del Atlántico decidió lanzarse del quinto piso de esta alma mater, dejando una nota en el grupo de WhatsApp de la misma con instrucciones y razones por las cuales decidió acabar con su existencia, sin duda dolió y mucho, sobre todo, porque la razón de más peso era claramente una muestra de las dificultades emocionales y quizás mentales que puede llegar a padecer un joven en la actualidad, ya que, afirmó no soportar más seguir en esta vida por sentirse horrible y con la incapacidad de ver su imagen retratada; el segundo caso, fue el de un joven “barrista” de 36 años, que se hizo viral en redes sociales gracias a dar a conocer el caso de su enfermedad y anunciar con fecha y hora la aplicación de la eutanasia.
Este caso generó bastante controversia, pues no tardaron los moralistas y religiosos en aparecer con sus ya gastados argumentos a cuestionar tal decisión, el punto es que muchos se unieron a su dolor y al de su pequeña hija, quien le expresó, según sus propias palabras, que prefería tenerlo en el cielo a seguir viendo su sufrimiento, pues bien, llegó el viernes 30 de agosto del presente año y su último deseo fue respetado “el Javi”, como era conocido, a las 12:00 del mediodía como estaba programado, dio fin a su dolor, acabando con la “esperanza” que tenían muchos de que cancelara tal procedimiento y siguiera luchando, a pesar de llevar 5 años en tal lucha… el tercer caso, fue el del futbolista uruguayo Juan Izquierdo, quien se desvaneció sobre la cancha durante un partido de la copa libertadores en Brasil y así de repente y sin aviso, perdió su vida, dejando un bebé recién nacido y mil preguntas sin responder.
Tres casos que nos permiten de alguna manera entender las distintas formas en que es vista y valorada esta instancia a la que llamamos VIDA. Vemos como unos tienen la oportunidad de decidir interrumpirla por motivos personales y como a otros les es arrebatada sin siquiera preguntarles, debatible desde cualquier punto de vista, por ello, el tema que me planteo desarrollar en este escrito es el siguiente ¿es más importante la vida, que la muerte digna? teniendo como referencia lo sucedido en los ya mencionados hechos.
La pregunta de si la vida es más importante que una muerte digna es un tema complejo y controvertido que ha sido debatido por filósofos, éticos y profesionales de la salud durante mucho tiempo, la realidad es que no hay una respuesta única o fácil, ya que depende de las creencias personales, culturales y valores de cada individuo. Algunos argumentan que la vida es el bien más preciado y que se debe hacer todo lo posible para preservarla, independientemente de las circunstancias. Otros sostienen que una muerte digna, es decir, una muerte sin sufrimiento, dolor o humillación es más importante que la prolongación de esta a cualquier precio, de manera, que al analizarlo debemos considerar factores como la calidad de vida, el sufrimiento, la autonomía, los valores y creencias personales al momento de cuestionar sea cual sea la decisión. En última instancia, la determinación de qué es más importante entre estas, depende de la persona y su situación individual, por lo tanto, es imperante abordar estas cuestiones con sensibilidad, empatía y respeto por la autonomía del individuo.
En resumen, no hay una respuesta única o fácil a esta pregunta. Es importante considerar las circunstancias y las creencias personales al abordar esta cuestión tan compleja, así como también, comprender que no está en los demás el juzgar u objetarla.
la columna es una excelente contribución al debate sobre la vida y la muerte digna. Al presentar diferentes perspectivas y fomentar la reflexión, el autor nos invita a cuestionar nuestras propias creencias y a construir una sociedad más compasiva y respetuosa de la diversidad humana