Aunque cada día el Gobierno Nacional se desdibuja más con escándalos de corrupción, malos manejos, laxitudes con terroristas, actitudes infantiles, y demás, sigue consolidando una base de apoyo nada despreciable. La pregunta natural es: ¿Por qué?
De las múltiples razones existentes, hay una que reúne una gran cantidad de frustración acumulada por parte de la población y que discursivamente ha sido bien explotada por la izquierda, de manera tan sutil que aún hoy permanece invisible a los ojos de muchos: La Economía (especialmente el empleo).
Resulta que una oferta laboral típica hoy en día para alguien con título profesional y algún posgrado ronda entre 1.5 y 3 millones de pesos, lo cual francamente es deplorable y muestra de una economía débil. Las opciones no son muchas tampoco, ya que emprender tiene trabas que ponen a juicio el estado mental de cualquiera y quien logra sacar adelante su emprendimiento tiene que lidiar con la competencia, los combos y hasta pandemias.
Las personas no vivimos exclusivamente para trabajar, y menos para trabajar por salarios que no alcanzan a cubrir las necesidades básicas (pirámide de Maslow) ni a visualizar el proyecto de vida que deseamos, y mucho menos, en un país en el que el costo de vida parece no alcanzar techo.
En pocas palabras, el esfuerzo pareciera no valer la pena, y ese sentimiento de pesimismo, frustración, rabia e ira fue aprovechado en un discurso populista en el que se culpó a la centro-derecha de todo lo humano y lo divino. Aquí ya empezamos a hablar de dos temas diferentes: el primero, sobre un problema objetivo; el segundo, sobre cómo se ha abordado el problema.
Cómo se ha abordado el problema
El Gobierno Nacional ha tomado unas decisiones fatales y unas actitudes hostiles frente a los empresarios y los generadores de empleo, situación que ha hecho que muchas personas se sientan representadas en su frustración e identificadas con el discurso que propone Petro. Pero no nos engañemos, eso no deja de ser un memorial de agravios sin soluciones reales.
Desde que Petro asumió la presidencia, la economía colombiana se ha venido contrayendo trimestre a trimestre. De hecho, 6 de las 12 actividades medidas por el DANE presentaron caídas drásticas en la última medición del PIB (industrias manufactureras, comercio, transporte y alojamiento, actividades financieras y de seguros, explotación de minas y canteras, y finalmente, la información y las telecomunicaciones). Palabras más, palabras menos, el Gobierno no ha hecho nada por mejorar la economía y por el contrario, pareciera querer terminar de hundirla (¿teoría del decrecimiento?).
El panorama es complejo, pues justo en estos momentos exigirle a las empresas mejores salarios sería pedirles que se peguen un tiro en el pie. Pero lo cierto es que el problema no es de ahora y muchos empresarios ofrecen salarios de hambre que no se compadecen con lo que exigen en tiempo y calidad.
El problema objetivo
Se debe pensar en reducirle la carga impositiva a las empresas con el fin de que contraten más y paguen mejor, al igual que a los emprendimientos, para que arranquen y se sostengan en el tiempo. Asimismo, el Ejecutivo Nacional debe centrarse en solucionar los problemas de competitividad y productividad en el país. Esto reduciría los costos logísticos de las empresas y aumentaría su rentabilidad, lo que les permitiría generar beneficios económicos para sus colaboradores y socios. Pero ¿qué podemos esperar de un gobierno que se niega a acabar una carretera solo porque queda en Antioquia, pese a que beneficia a todo el país?
Siempre he creído que hacer empresa es hacer patria, pero si no se mejoran los salarios, si no se ofrecen honorarios dignos, la rabia seguirá creciendo hasta volverse incontenible, y bajo esas circunstancias, muchos querrán incendiar las empresas donde trabajan aunque se queden sin empleo. Recuerden que Vladimir Lenin dijo que los burgueses producirían las sogas con las que después serían ahorcados. Soldado avisado…
PD: El estratega político James Carville le propuso a Bill Clinton llevar la campaña presidencial del 92 hacia las necesidades más inmediatas de la población, y estas se traducían en la economía… y fue entonces cuando se popularizó el lema interno is the economy, stupid.
Para las próximas elecciones se debe pensar en conectar emocionalmente con la inmensa mayoría de la población, y hoy muchos estamos pensando en nuestros bolsillos. Soldado avisado… X2.
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