La República de Colombia es un país como pocos en el mundo, es un lugar donde la realidad supera, con creces, la ficción de cualquier película o novela policíaca. Somos una nación que se ha mantenido a pesar de sí misma. Un país que, como buenos arrieros, en el camino hemos arreglado (o desnivelado) las cargas.
Somos un hermoso lugar donde convive el optimismo con la fatalidad, la amistad con la traición y la muerte con la vida, verdes (o no tan verdes) montañas regadas no por cristalinos ríos, sino por impetuosas corrientes de sangre de nuestros hermanos, de nuestros compatriotas. Somos una nación con la unión más fuerte para deportes, porque todos somos Colombia en ciclismo y fútbol, pero absolutamente mancillados por envidias y celos entre las regiones y la cultura.
Es más, somos un país con un solo coro para los problemas, pero con falta de iniciativas para la solución. Aún creemos que la política no sirve para la vida, cuando es una acción inherente al hombre, bien valido tuvo Aristóteles en decir que el hombre es un Zoo Politeikos, un animal político por naturaleza. Tenemos tendencia a desmeritar profesiones de gran valía para nuestro entorno, como el derecho, la psicología, la medicina y muchos más. Aún hablamos sin pensar y vivimos del perdón y el olvido, aún somos cuerpos inertes sin alma, sin pasión, sin patria.
Pero ha llegado el momento de decir basta, no más, Colombia me necesita, mi nación requiere un cambio, un cambio por Convicción. Ha llegado el momento, como diría el maestro Willie Colon: “el momento preciso y ahora es cuando es”, donde cada uno se rifa en suerte o se hace responsable en acciones, desde el respeto por la ley, el respeto a los servidores públicos, una basura en su caneca, perdonar a todo aquél que te haya ofendido, o reconciliarte con aquella persona que hayas herido, tender los puentes hacia el progreso, no hacia el abismo.
Necesitamos compromiso, lealtad, patriotismo, honor y unión para hacer de Colombia la casa de la esperanza, la casa de todos. Convertirla en un paraíso donde conviva el realismo mágico y la realidad social. Colombiano, Colombia te necesita, patria se hace con una firma, nación con una acción, historia y deber cumplido, con la convicción de hacer las cosas bien.