¿Es el aumento de cobertura la causa de la crisis financiera de la U. de A.?

El informe con los lineamientos para la recuperación financiera de la UdeA estima que el déficit  para el año 2024 es de $76.884 millones; déficit que debe ser cubierto reduciendo gastos en todas las dependencias e incrementado los ingresos.  El citado informe centra su análisis en las horas cátedra contratadas y las define como uno de los aspectos claves en la reducción de costos; su meta es suprimir cerca de un tercio de las horas cátedra en pregrado para generar un ahorro de $20.995 millones. Que los profesores con mayor formación se ocupen de más cursos básicos de pregrado es altamente pertinente, lo que también puede ayudar en alguna medida a reducir el déficit; pero es claro, como lo mostraremos más adelante, que son otras las verdaderas razones del incremento en gastos de la institución.

Revisando en detalle las cifras que presenta el informe financiero, el primer hallazgo que encontramos es que entre los semestres 2017-I y el 2023-II se redujo el número de estudiantes matriculados en posgrados y pregrados mientras que aumentaron las horas cátedra contratadas por fondos generales en un 20,12%. Se contrataron  779.436 horas cátedra en 2017-I y  936.273 en 2023-II. Incremento que contrasta, según Data UdeA, con la disminución en un 5,99% de los estudiantes de pregrado matriculados, en donde pasamos de  37.586 en el 2017-I  a  35.334 en el 2023-II. En la misma ventana de tiempo, los estudiantes de maestría y doctorado también disminuyeron un 19,36%, pasamos de 2.469 en el 2017-I a 1.991 en el 20-23-II.

El segundo hallazgo que encontramos es el bajo número de estudiantes matriculados por curso en el semestre 2023-II. El cuadro I detalla la distribución de los grupos abiertos para este semestre; solo el 9.54% de los cursos tienen más de 30 estudiantes, y el 77.16% de los cursos no superan los 20 estudiantes. El nivel de ocupación de los cursos se convierte entonces en otra variable de análisis.

Una de las causas esgrimidas para explicar la situación financiera ha sido el desbordado crecimiento misional. Sin embargo, las cifras presentadas descartan el aumento de cobertura como una de las razones. Ahora, si analizamos la evolución de la oferta y la demanda y su influencia en la crisis financiera, encontramos que mientras ha disminuido la demanda en los programas de pregrado y de posgrado, hemos aumentado la oferta de programas en todas las sedes; lo que redunda en un menor número de estudiantes por programa y puede explicar el bajo número de matriculados por curso.

Del lado de la oferta, y según datos de Data UdeA, crecimos en un 21.28% en programas de pregrado de nivel universitario; en el 2017-I se abrieron admisiones para 94 programas, mientras que en el 2023-II se ofertaron para admisión 114 programas. En el caso de las maestrías y doctorados crecimos en  un 20,62%; en el año 2017-I  teníamos 97 programas con registro calificado vigente y en el año 2023-II tenemos 117. Según información suministrada por la División de Talento Humano, entre los años  2017 y 2024 los profesores de carrera y ocasionales se incrementaron en un 5,02%, pasaron de 2.012 a 2.113.

Del lado de la demanda, en la figura I se muestra la tendencia creciente que tuvieron los programas de posgrado hasta el año 2015  y la tendencia decreciente en los años siguientes; con impacto mayor durante la pandemia y  un intento de recuperación posterior, pero todavía por debajo de la demanda promedio. Tomando como ventana de tiempo los semestres 2017-I – 2023-I, los aspirantes a los programas de maestría y doctorado disminuyeron en un 33,8%, pasando de 923 aspirantes en el 2017-I a 611 inscritos en el 2023-I. En el caso de los pregrados, observamos que después 2019-I hay una tendencia decreciente en la demanda, que se agudiza en la pandemia; en años posteriores hay un incremento que nos coloca en un nivel cercano al promedio histórico, sin recuperar los niveles previos al 2019.  La disminución en aspirantes de pregrado fué del 17,43%, pasando de 47.531 en el 2017-I a 39.248 en el 2023-I.

En el caso de los pregrados el análisis es procedente realizarlo para cada programa, dada la variabilidad en la demanda entre ellos. Como ilustración tomemos el caso de la Facultad de Ingeniería que ofrece 24 programas en diversas modalidades y sedes. En la figura II  se muestran los nueve programas de esta Facultad que entre los semestres 2021-I y 2024-II han tenido menos de 100 aspirantes en por lo menos dos semestres; nótese que seis de ellos son ofrecidos en las regiones. A esta baja demanda hay que agregar dos elementos de análisis, el primero es la tasa de deserción precoz (aspirante admitido que no se matricula) y el segundo es la tasa de deserción temprana, que establece el porcentaje de estudiantes, entre los que desertan, que lo hacen en los primeros cuatro semestres. Si unimos todas estas cifras, podemos encontrar razones que ayudan a explicar el bajo número de matriculados por curso. Para la Facultad de Ingeniería la tasa de deserción precoz fue del 28.8% para el semestre 2022-I y la tasa de deserción temprana es del 61,9%, ambos datos tomados del portal Data UdeA. Es de resaltar que entre los cinco programas de mayor demanda hay tres de los que se ofrecen en modalidad virtual (Ingenierías de Sistemas, Ingeniería Industrial e Ingeniería Ambiental).

El informe financiero que venimos analizando no ahonda en algunos aspectos de regionalización. En el semestre 2023-II, el 20,6% de las horas de cátedra contratadas para docencia se emplearon en esta estrategia, pero no se conoce una cifra total del valor de horas cátedra, incluyendo viáticos y pasajes, lo que permitiría conocer el costo real de mantener el modelo actual.  Tampoco se establece una directriz para disminuir la cifra de horas cátedra de extensión en regionalización; pues para el semestre 2023-II,  de las 91.034 horas cátedra usadas en extensión, asesoría y consultoría,  la dirección de regionalización consumió  el 44.8%.

Otro análisis que no se cubre es la relación profesor de planta-empleado administrativo, un  indicador usado en muchas latitudes para medir la eficiencia en la gestión. Tampoco aborda un análisis de los otros ejes misionales: tanto el sistema de investigación universitaria como sistema de extensión requieren de revisión en su estructura, tarea que se ha venido aplazando a pesar de las falencias que evidencian. Adicionalmente, y como temas álgidos, el infome de la administración no hace un análisis del personal tercerizado con la Corporación Interuniversitaria de Servicios (CIS), ni analiza el impacto provocado por la situación financiera del Hospital Alma Mater.

Es indiscutible que los retos del siglo XXI nos plantean la necesidad de abrir nuevos programas, adaptar los perfiles de egreso de otros y cerrar programas que han perdido vigencia; además, nos plantean la necesidad de evolucionar hacia el concepto de formación a lo largo de toda la vida e innovar en las propuestas educativas. Sin embargo,  las iniciativas que se impulsen no pueden perder de vista la tendencia general a una menor demanda de educación universitaria entre los jóvenes y a las limitaciones que tenemos mientras no se reformen los artículos 86 y 87 de la ley 30 de 1992 para garantizar la adecuada financiación de las IES y superar su déficit estructural.

Las cifras presentadas evidencian el contraste entre la disminución de la demanda (aspirantes) y el aumento de la oferta (apertura de programas) a partir del año 2017. Este fenómeno provoca una serie de preguntas: ¿Tenemos una estrategia clara y sostenible de crecimiento acorde al contexto que enfrentamos? ¿Cuáles son los criterios que guían al Consejo académico cuando aprueba la apertura de nuevos programas? ¿Existe una estrategia de cierre de programas con menor pertinencia? ¿ Es sostenible la manera como se ha implementado el programa de regionalización? ¿Cómo se explica que el programa de regionalización no impacte la ampliación de cobertura? ¿En qué medida, la decisión de la administración de eliminar el puntaje mínimo de admisión para los aspirantes -que en la práctica es eliminar el examen de admisión en algunos programas- es el reconocimiento al fracaso de las políticas impulsadas en regionalización  y en creación de nuevos programas, que no han logrado una efectiva ampliación de cobertura desde el 2017?

P.S-1: Mientras escribíamos estas líneas nos enteramos que tres miembros del equipo directivo de la UdeA estuvieron reunidos con el alcalde de Arboletes realizando gestiones para  construir una nueva sede de la Universidad en ese municipio.

P.S-2: Todas las cifras presentadas en este escrito fueron tomadas de fuentes oficiales de la institución; es posible que el lector, consultando otras dependencias, encuentre algunas diferencias en ellas; pero no deberían cambiar los elementos sustanciales de análisis y obedece a la incipiente cultura del dato en la Universidad.

John Freddy Duitama M.

Profesor universitario.

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