Después de más de 50 años, estas son las primeras elecciones que se realizan sin que las Farc estén alzadas en armas. Lo anterior ha permitido que millones de colombianos puedan observar que el único problema de Colombia no era la violencia política y, por lo tanto, sean conscientes de la desigualdad que existe. De esta manera nos encontramos con un panorama inédito.
En este sentido, no es extraño que un discurso como el de Petro, que intenta capitalizar el descontento social, sea tan exitoso en encuestas, plaza pública y elecciones. Lo demuestra el fervor con el que se congregan sus seguidores para escucharlo, inclusive ha logrado llenar lugares conservadores por tradición. Además, las últimas mediciones lo ponen con un sólido 29%, el cual le permitiría llegar a una eventual segunda vuelta. Y no hay que olvidar que en la consulta interna obtuvo cerca de 2.900.000 votos, con los cuales superó los 2.613.157 que alcanzó Carlos Gaviria en 2006.
Por eso quienes se han turnado el poder durante años ahora usan todos los medios que tienen al alcance para atajarlo. De hecho, se sirven de su gobierno en Bogotá, que no fue malo ni brillante, para hacer creer que una eventual presidencia suya sería un desastre; pero habría que preguntarles a las personas del sur de la capital si están de acuerdo con este análisis.
Esta era la fórmula que hasta el momento sólo tenía la extrema derecha; empero, Sergio Fajardo parece unirse a los señalamientos. Uno pensaría que el exgobernador de Antioquia quiere todo menos que el uribismo llegue al poder. En esta línea, creería que su apuesta sería buscar quitarle apoyos a Petro para encabezar lo que podríamos llamar un gobierno «alternativo», dado que, según su concepción, él derrotaría más fácil a Iván Duque.
No obstante, las cuentas no dan. ¿De qué manera piensa Fajardo superar los más de 3 millones que necesita para pasar a segunda vuelta si ni tiene el apoyo de la bancada de la Coalición Colombia ni marca más del 17% en las encuestas ni llena en sus manifestaciones ni consigue comunicar un mensaje claro a sus potenciales electores?
Y habría que sumar dos fichas más al escenario. El candidato del Centro Democrático tiene uno de los dos cupos para definir presidente; mientras que la maquinaria de Germán Vargas, que no marca en los sondeos, lo pondría en una buena posición para competir.
Por lo tanto, para quienes no queremos seguir estancados en el pasado la decisión es muy clara: hay que votar por Petro desde el 27 de mayo. De no hacerlo, el 17 de junio habría que elegir entre Duque y Vargas Lleras.