¿Es Colombia realmente diversa? Sí, pero no tanto

Los antecedentes

Después de haber sido condenado a cadena perpetua por un supuesto asesinato que no cometió, y enviado a cumplirla en una cárcel de la Guayana Francesa, el ciudadano Francés Henri Charrière,  Papillon, se dio a la fuga en una pequeña embarcación en 1933 con destino a las Honduras Británicas (hoy Belice, parte de Honduras y Nicaragua). Ya habiendo pasado por Trinidad y Curazao, no contaba él que en la corta parada que pensaba hacer en las costas de Rio Hacha para desembarcar a 3 de sus compañeros, su aventura hacia Centro América terminaría en una cárcel de Barranquilla esperando a que el gobierno colombiano lo enviara de vuelta a uno de los presidios más miserables para un hombre civilizado. Afortunadamente Papillon terminó sus días en libertad y como ciudadano venezolano.

A lo largo de estos años el gobierno colombiano no ha cambiado mucho su posición hacia lo inmigrantes, solo hay que ver la crisis de inmigrantes cubanos (y africanos) en Turbo para darse cuenta de esto. Por lo que el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, en agosto de 2016 pidió cerrar la frontera con Ecuador para solucionar el problema de inmigración en el Urabá antioqueño.

Colombia en su proceso de constitución se volvió un país diverso en su etnografía– de blancos (37%), de negros (10.6%), de indígenas (3.4%) y de mestizos (49%). Los últimos grandes grupos en llegar después de su independencia en 1810 fueron los árabes (siglo XIX-XX) y judíos (fines del siglo XIX y después de la II Guerra Mundial).

La actualidad

Aunque Colombia sea de un origen diverso, este proceso paró, el país se volvió de los mismos con los mismos. Al interior del país, con una clase media creciente y una desigualdad más pronunciada, la diferencia entre clases sociales tomó más forma. Honrando la tradición elitista, las clases sociales se marcaron no solo por los ingresos y las riquezas, sino también por el origen étnico.

En la actualidad Colombia ocupa uno de los últimos puestos en número de inmigrantes, con el 0.2% de su población proveniente de otros países (133,134 extranjeros al 2015, según el Banco Mundial). Esto se debe a dos factores (para este análisis). El primero es por la coyuntura del país, ya que no muchos querían venir por alta incidencia de actos de violencia. El segundo factor es el efecto de las instituciones políticas del Estado, que niega la entrada, deporta y obstaculiza la obtención de la visa. Es por esto que el economista venezolano Ricardo Hausmann aseguró que a Donald Trump le gustaría tener una política migratoria similar a la de Colombia, y reprochó que la Cancillería eliminara la visa Mercosur.

Para aumentar el turismo y luchar contra la mala imagen que dejo la violencia, El ministerio de Comercio, Industria y Turismo lanzo una exitosa campaña con el mensaje “Colombia: el riesgo es que te quieras quedar”, mensaje que fue aportado por turistas del exterior, que llegaron al país y no querían devolverse a sus lugares de origen.  En la actualidad el proceso de obtener una visa de trabajo o residencia no es un proceso fácil para los extranjeros, en especial para los de nacionalidad venezolana. Pareciera que el mensaje tomara un sentido literal y que el riesgo fuera para el gobierno, no para los turistas.

 

El día a día

Para no dar más preámbulos y cargarnos de cifras, solo se necesita analizar en el día a día con cuantas personas de otra etnia, religión, región del país o nacionalidad se interactúa. Por su puesto que en las calles vemos de todo un poco, pero al revisar las redes sociales, amigos, compañeros de estudio, colegas del trabajo y familiares no vemos mucha diversidad. Esto es mucho más cierto en Medellín que en Bogotá, por ser la capital.

Es cierto que la diversidad trae desafíos, pero son más los beneficios. No vamos a perder nuestros trabajos o a ser remplazados, más bien la economía se volverá más dinámica. Las mujeres representaban el 51% de la población cuando ingresaron al campo laboral, no por esto los hombres perdieron sus empleos o fueron reemplazados, todo lo contrario, el país se volvió más productivo.

¿Qué se puede aprender de tener cien conversaciones con la misma persona a tener la misma conversación con cien personas diferentes? Pues bien, por esto es que Apple, Google y Facebook le pidieron al presidente de los Estados Unidos, Donlad Trump, permitir el ingreso de inmigrantes de todas las nacionalidades, no solo pensando en cuestiones morales sino en competitividad.

La innovación está estrechamente relacionada con la diversidad. Con un equipo de personas con diferente género, orígenes, experiencias, conocimiento, intereses y raciocinio se hace una sinergia que llega a mejores resultados. En línea con esto, hace poco el Banco Interamericano de Desarrollo hablaba de un estudio realizado por MacKinsey&Company en el que muestran que las compañías étnicamente diversas son 35% más rentables que las demás y un 15% más que las compañías que son diversas en género.

Conclusión

Colombia se beneficiaría si el gobierno abre las puertas a los extranjeros que buscan una residencia permanente y si facilitara el proceso de obtención de visas de trabajo. Claro que ha dado avances, por ejemplo, con los programas de bilingüismo del ministerio de educación que contrata profesores angloparlantes. Pero debe hacerlo sin doble moral, sin una discriminación hacia aquellos que no provienen de países desarrollados.

Como bien lo dijo Juan David Pavas, el estudiante de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia que logró ser parte del elenco de uno de los shows del Circo del Sol, “los colombianos tenemos muchas habilidades, somos activos, dispuestos, proponemos… fue como un despertar de que nosotros nos subestimamos demasiado…”. Ciertamente es así, y por eso queremos que el mundo nos abra sus puertas, pero así mismo debemos de dejar de subestimar al mundo y abrirle las puertas.

Juan Pablo Hernandez

Administrador de empresas de la Universidad de Antioquia y Economista de la Universidad EAFIT. Como especialista en Monitoreo y Evaluación, ha participado en múltiples proyectos en asocio con instituciones como la Gobernación de Antioquia, EL BID, FAO-UN y USAID. Tiene experiencia internacional en diseño y gestión de proyectos sociales enfocados en agricultura. Actualmente se desempeña como Coordinador de Proyectos en The E2E Foundation.