Epílogo diplomático colombo-israelí

¿Qué sería esta máquina, este majestuoso mundo, sin el lucimiento de esa pompa, sin el orgullo del poder, la diplomacia, la guerra civil y la mental discrepancia?


En el escenario de la política internacional, el rompimiento de relaciones diplomáticas entre naciones marca un punto de inflexión que deja una huella importante en la historia de las relaciones internacionales. En este contexto, el reciente rompimiento de relaciones entre Colombia e Israel ha sacudido el tablero geopolítico, generando interrogantes sobre el futuro de la cooperación entre ambas naciones y las implicaciones para la estabilidad regional.

Comiéncese por manifestar que, en palabras de (Martínez, 1982, Pág 121) mientras que el establecimiento de relaciones diplomáticas requiere del consentimiento del otro Estado, la ruptura es un acto de carácter unilateral[1] . De manera apriorística puede afirmarse que la ruptura de relaciones diplomáticas es una de las más graves patologías que pueden padecer las relaciones entre dos Estados soberanos superada únicamente por el enfrentamiento bélico al que en muchas ocasiones – aunque no siempre – precede (Carles Pérez Desoy i Fages, 2013). El artículo 41 de la Carta de las Naciones Unidas, por ejemplo, contempla la ruptura de relaciones diplomáticas, dentro de las posibles decisiones en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz, o actos de agresión. Pero por lo general, son otras las medidas que acostumbran a adoptarse con más frecuencia en el marco del Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas.

Parece de cualquier forma conveniente subrayar que la ruptura de relaciones diplomáticas es un acto que, a la vez, tiene características jurídicas y políticas: es un acto político pues es el Estado el que escoge el momento de la ruptura y su motivación oficial, pero se trata también de un acto jurídico, en tanto la teoría jurídica menciona que tienen efectos de crear, modificar o extinguir obligaciones, el primero de los cuales precisamente son los llamados a modificar y extinguir situaciones existente entre ambos estados.

Ahora bien, en el reciente rompimiento de relaciones entre Israel y Colombia puede atribuirse a una combinación de factores políticos, diplomáticos y regionales, sin ánimo de tomar posiciones criticas o radicales es válido indicar que la posición de Colombia respecto al conflicto palestino-israelí ha sido tradicionalmente de apoyo a la solución de dos Estados, al reconocimiento de Palestina como Estado independiente, el rechazo al “genocidio” que se desata en medio oriente y la política exterior colombiana que sin lugar a dudas ha sido receptiva a las demandas palestinas, lo que efectivamente generó tensiones con Israel, derivado de ello  fue que, en la palestra pública, el pasado 01 de mayo de 2024  -Día del trabajo- el mandatario Colombiano manifestara lo siguiente:

“Hoy el mundo podría resumirse en una sola palabra, que reivindica la necesidad de la vida, la rebeldía, la bandera alzada y la resistencia, esa palabra se llama a Gaza, se llama Palestina, son los niños y niñas que han muerto descuartizados por las bombas”, dijo Petro como antesala al anuncio. Y añadió en medio de aplausos: “Aquí, delante de ustedes, el Gobierno del cambio, el presidente de la república, anuncia que romperá partir de mañana 2 de mayo las relaciones diplomáticas con Israel por tener un gobierno, un presidente genocida”.

Desde entonces se han planteado en diversos ámbitos preocupaciones significativas en lo social, político, económico y diplomático, hablemos en primera medida a lo que respecta al comercio de armas y tecnología militar -como pilar importante de la relación entre ambos Estados-  Desde una perspectiva de seguridad nacional y defensa, es importante considerar los impactos tanto a corto como a largo plazo de esta situación veamos:

En primer lugar, el cese de relaciones diplomáticas podría afectar los acuerdos previos de cooperación en materia de defensa entre ambos países. Colombia ha sido tradicionalmente un cliente importante para la industria de defensa israelí, adquiriendo una variedad de equipos militares, incluyendo aviones no tripulados, sistemas de vigilancia y armamento. La interrupción de estos acuerdos podría generar una brecha en las capacidades de defensa colombianas y requerir la búsqueda de alternativas en otros mercados, lo que a futuro podría resultar en costos adicionales y retrasos en la modernización y el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas (FFAA) colombianas, a su vez, puede afectar la cooperación en investigación y desarrollo de tecnología militar entre ambos países. La colaboración en este ámbito no solo implica la adquisición de sistemas existentes, sino también el desarrollo conjunto de capacidades avanzadas. La ruptura de los lazos diplomáticos podría obstaculizar esta colaboración, limitando el acceso a tecnologías innovadoras y restando competitividad a las FFAA colombianas en un entorno internacional que en la actualidad se obliga a estar en constante evolución.

No obstante, es importante considerar las implicaciones políticas y estratégicas de esta decisión. Si bien el rompimiento de relaciones diplomáticas puede reflejar diferencias en política exterior y posturas ideológicas, también puede tener repercusiones en la percepción de Colombia ante la comunidad internacional y en las relaciones con otros países de la región. La gestión cuidadosa e inteligente de esta situación por parte del Estado Colombiano resulta fundamental para minimizar cualquier impacto negativo en la seguridad y estabilidad de Colombia y la región en su conjunto.

Ahora, saltemos al punto álgido y controversial, mismo que se circunscribe a la interpretación estricta y generalizada de las palabras del presidente Gustavo Petro Urrego, el pasado mes de octubre de 2023, pues en los intercambios de su cuenta en “X”  Comparó la autodefensa de Israel con las atrocidades nazis, el mandatario Colombiano al referirse a Israel, afirmó que «los países democráticos no pueden permitir que el nazismo resurja en la política internacional» y que «ningún defensor de la democracia en el mundo puede tolerar que Gaza se convierta en un campo de concentración». Ante la invitación del embajador de Israel en Colombia para visitar el monumento al Holocausto en Jerusalén y el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, Petro respondió que esas acciones estaban siendo «reproducidas en Gaza».

Se ha considerado ampliamente por la opinión pública que cuando Petro se apresura a lanzar juicios serios de valor conforme a la retórica de llamar nazis y genocidas a los israelíes, está traspasando unas fronteras, incluso se ha considerado ampliamente que sus manifestaciones “quizás apasionadas y apresuradas” Tiene una connotación antisemitismo.

Sin ánimo de dar largas a la presente opinión que ofrece un importante cumulo de información, preguntas, respuestas y análisis desde lo jurídico, político, religioso y cultural, terminaré manifestando que el epílogo de las relaciones entre Colombia e Israel ha generado un debate profundo y polarizado no solo entre ambos países sino entre las críticos académicos y sociales más allá de sus fronteras. Mientras algunos argumentan que esta medida es un firme rechazo a las políticas de Israel en la región, otros la consideran una pérdida de oportunidades para la cooperación y el diálogo. Más allá de las posturas individuales, este evento subraya la complejidad de las relaciones internacionales y la importancia de buscar soluciones pacíficas y equitativas en conflictos tan arraigados como el de Medio Oriente. Independientemente de las implicaciones políticas inmediatas, es esencial que los actores internacionales continúen buscando vías para el entendimiento mutuo y la resolución pacífica de conflictos, con un compromiso firme con los principios de justicia y dignidad humana.


Todas las columnas de la autora en este enlace: Paula Andrea Vieira Ceballos

[1] Diplomática, Madrid, 1982. p. 121. MARTÍNEZ LAGE, S. BreveDiccionario Diplomático. 1a Edición, Oficina de Información

 

Paula Andrea Vieira Ceballos

Abogada especialista en derecho administrativo por la universidad santo Tomás, candidata a magister en DDHH, DIH y Derecho Operacional Militar de la universidad Antonio de Nebrija España, con estudios en contratación estatal por la escuela superior de administración pública, Diplomada en jurisdicción especial para La Paz por la comisión interamericana de DDHH y la organización de estados americanos, con curso especializado en búsqueda de personas desaparecidas en situación de conflicto y postconflicto de la universidad de Medellín.

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