Entre la esperanza y la desesperación

“Más allá de discusiones académicas, Venezuela materialmente se convirtió en una dictadura. A nosotros, como una de las democracias más estables, antiguas y duraderas de América Latina, lo que nos queda por aprender de lo que acontece en el vecino país es que tenemos que fortalecer nuestra democracia constitucional, observando que cada vez más haya una verdadera independencia en las ramas del poder público, haciendo uso de los mecanismos de participación ciudadana y utilizando las herramientas judiciales para controlar al poder.”


Querido lector, es imposible no opinar sobre lo que en los últimos meses ha acontecido en Venezuela. En ese sentido, escribiré esta columna de opinión donde haré un sucinto hilo conductor de lo que ha ocurrido desde las últimas “elecciones” hasta acá. Por si se lo pregunta, pongo la palabra elecciones entre comillas, porque posiblemente fueron una pantomima.

El día domingo 28 de julio de 2024 se llevaron a cabo elecciones presidenciales en el país hermano con la finalidad de elegir Presidente de la República por un período de seis (6) años. Quienes estuvieron en la batalla electoral fueron Nicolás Maduro, quien para ese momento seguía siendo el máximo jefe de la rama ejecutiva, y Edmundo González Urrutia, candidato de la oposición. Cabe resaltar que, meses antes, la oposición había realizado unas primarias internas para determinar el candidato que competiría junto con Nicolás Maduro por llegar al Palacio de Miraflores. En dichas, resultó ganadora María Corina Machado. Sin embargo, la Contraloría General de la República Venezolana interpuso sobre ella una inhabilitación, cuestión que le impidió continuar el rumbo electoral. No sobra hacer la salvedad de que fue muy raro que la inhabilidad llegara un dicho momento y no sobra aclarar que el chavismo controla todas las ramas del poder público en Venezuela.

Así, pues, el domingo 28 se llevaron las elecciones que arrojaron los siguientes datos: en primer lugar, los resultados que arrojó el Consejo Nacional Electoral indicaron que Maduro había ganado la presidencia de la República con 51.95% y que González Urrutia se había quedado atrás con un 43%; en segundo lugar, Comando con Venezuela, plataforma opositora del chavismo y pro María Corina Machado, indicó que González Urrutia había ganado con 67% de los votos y Maduro había obtenido solamente el 30% restante.

Para el día 10 de enero estaba programada la posesión. Así, entre el lapso de julio a enero Edmundo González y María Corina Machado buscaron estrategias para enfrentar a Maduro, mientras que Maduro se dedicó a “gobernar” y el pueblo señaló en múltiples oportunidades fraudes, irregularidades y corrupción con todo el tema de las elecciones.

En síntesis, toda esta historia electoral finaliza, en principio, con el 10 de enero de 2025, día en que Nicolás Maduro Moros se posesionó en la Asamblea Nacional Constituyente como presidente reelecto de Venezuela para su tercer período. A dicho acto de investidura asistieron simplemente 2 jefes de Estado: Miguel Díaz-Canel, de Cuba y Daniel Ortega, de Nicaragua. ¿Qué tienen estos países en común? Lo mismo que Venezuela: no se caracterizan por ser países democráticos, sino más bien autoritarios y con dictaduras instauradas.

El régimen dictatorial de Nicolás Maduro cada vez más pierde legitimidad y gana más oposición. No se puede defender lo indefendible y hay que llamar las cosas como son. Las elecciones en Venezuela no fueron libres, Maduro inhabilitó la candidata que más pelea podía darle y nunca quiso mostrar las actas. En ese sentido, más allá de discusiones académicas, Venezuela materialmente se convirtió en una dictadura.

A nosotros, como una de las democracias más estables, antiguas y duraderas de América Latina, lo que nos queda por aprender de lo que acontece en el vecino país es que tenemos que fortalecer nuestra democracia constitucional, observando que cada vez más haya una verdadera independencia en las ramas del poder público, haciendo uso de los mecanismos de participación ciudadana y utilizando las herramientas judiciales para controlar al poder.

Allan Arias Palacios

Estudiante de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro fundador del Grupo de Estudios Constitucionales. Columnista en Al Poniente y en el Blog de la Revista Derecho del Estado, de la Universidad Externado de Colombia. Participante del Modelo Congreso Estudiantil Universitario llevado a cabo en el Congreso de la República, donde pude quedar entre los 10 mejores senadores. Mis pasiones son el liderazgo, la política, la escritura, el futbol y mi país.

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