Entre la Democracia y la Desesperanza: Proceso Electoral Venezolano y su Significado Social en Colombia

“Las elecciones en Venezuela no solo tienen implicaciones internas, sino que también impactan significativamente a Colombia. La estrecha relación geopolítica y económica entre ambos países hace que cualquier cambio en el panorama político venezolano tenga repercusiones inmediatas y a largo plazo.”


El proceso electoral en Venezuela se ha convertido en un símbolo de la lucha entre las aspiraciones democráticas y una realidad marcada por la desesperanza. En su contexto histórico y político desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, el país ha experimentado una serie de cambios radicales en su estructura política y económica. La sucesión de Chávez por Nicolás Maduro y los eventos posteriores han intensificado la polarización política, llevando a un entorno donde la confianza en el sistema electoral se ha erosionado significativamente.

La devastadora crisis económica, caracterizada por la hiperinflación, la escasez de bienes básicos y el colapso de los servicios públicos, ha dejado a la población en una situación de extrema vulnerabilidad. A pesar de la desesperanza, hay señales de resiliencia y resistencia democrática. La sociedad civil, los movimientos opositores y algunas organizaciones internacionales trabajaron para asegurar la transparencia y la justicia en las elecciones que desafortunadamente fueron robadas y manipuladas nuevamente por el gobierno socialista de Maduro.

De esta manera, las elecciones fraudulentas en Venezuela han generado preocupación en toda la región, no solo por sus consecuencias inmediatas, sino también por el precedente que sientan. En Colombia, esta situación despierta inquietudes sobre la posibilidad de que un escenario similar pueda ocurrir en las elecciones presidenciales de 2026.

Desde el contexto político y social la estabilidad democrática en Colombia ha sido puesta a prueba en diversas ocasiones, con episodios de violencia electoral, corrupción y desconfianza en las instituciones. La situación en Venezuela sirve como una advertencia sobre cómo la erosión de la democracia puede llevar a elecciones manipuladas. La polarización política en Colombia, junto con el descontento social y la desconfianza en las autoridades electorales, podría crear un cultivo para prácticas fraudulentas en las próximas elecciones presidenciales, en donde algunos factores de riesgo pueden ser:

  1. Polarización Política: La creciente polarización entre los principales partidos y movimientos políticos en Colombia puede llevar a estrategias extremas para asegurar el poder. La división y la hostilidad entre facciones políticas aumentan el riesgo de intentos de manipulación electoral.
  2. Desconfianza en las Instituciones: La falta de confianza en el Consejo Nacional Electoral (CNE) y en otras instituciones clave podría facilitar un fraude. Si los ciudadanos perciben que las instituciones no son imparciales, la credibilidad del proceso electoral se ve seriamente comprometida.
  3. Influencia Externa: Las interferencias extranjeras y la influencia de actores no estatales en el proceso electoral podrían desestabilizar las elecciones. La intervención de grupos criminales con intereses políticos puede manipular el resultado electoral.
  4. Tecnología y Seguridad: La vulnerabilidad de los sistemas de votación electrónica y la posibilidad de ciberataques plantean riesgos adicionales. La integridad de los datos electorales debe ser protegida contra posibles manipulaciones tecnológicas.
  5. El gobierno actual socialista: Petro y su nefasta teoría utópica de progresismo para el pueblo.
  6. El debilitamiento institucional: Especialmente de las Fuerzas Armadas colombianas para la defensa de la constitución.

Así las cosas, el caso de Venezuela proporciona valiosas lecciones sobre la importancia de la vigilancia y la resistencia democrática. La erosión progresiva de la democracia y la manipulación electoral no ocurren de la noche a la mañana; son el resultado de un debilitamiento sistemático de las instituciones y de la tolerancia a la corrupción y el autoritarismo. Colombia debe aprender de estos errores y trabajar activamente para fortalecer su democracia y prevenir cualquier intento de fraude electoral.

Por otra parte, las consecuencias para Colombia de las elecciones en Venezuela sobre migración y crisis humanitaria representan uno de los efectos más visibles y directos de la crisis venezolana en el país, debido al flujo masivo de migrantes. Con millones de venezolanos cruzando la frontera en busca de mejores condiciones de vida, el país ha enfrentado una presión significativa sobre sus servicios públicos, incluyendo salud, educación y vivienda. Las robadas elecciones en Venezuela del pasado 28 de julio, pueden acelerar este éxodo, afectando directamente la capacidad colombiana para gestionar la crisis humanitaria.

De igual manera, la inseguridad y la inestabilidad del vecino país también incrementa sus repercusiones en Colombia. La frontera compartida es una zona de alta tensión, con la presencia de grupos armados ilegales y narcotraficantes que se aprovechan del caos para operar con mayor libertad. Un resultado electoral que no sea reconocido por una parte significativa de la población puede incrementar la violencia y el crimen transfronterizo, complicando aún más la situación de seguridad en los dos países. A lo anterior se le suma el impacto económico negativo con un empeoramiento de la crisis que podría llevar a un mayor aislamiento económico de Venezuela, afectando a las empresas colombianas que dependen de este mercado.

Una respuesta internacional y cooperación regional, así como la postura de Colombia (actualmente inexistente) ante las elecciones en Venezuela también influye en su relación con otros actores internacionales, incluyendo Estados Unidos, la Unión Europea y los países de América Latina. La cooperación regional para abordar la crisis venezolana y sus efectos secundarios en el país dependerá en gran medida de la percepción y reacción internacional ante el robo de los resultados electorales que atentan contra la Democracia.

Finalmente, el robo de elecciones en Venezuela es una advertencia para Colombia sobre los peligros que acechan a la democracia cuando las instituciones son debilitadas y la confianza ciudadana es erosionada. Con las elecciones presidenciales de 2026 en el horizonte, es vital que Colombia tome medidas proactivas para asegurar la integridad de su proceso electoral. Solo a través de una vigilancia constante, una participación ciudadana activa y el fortalecimiento de las instituciones democráticas se puede prevenir que un escenario similar al venezolano se repita en Colombia.

Oscar Rojas

Académico e investigador, magister en educación con otros posgrados en áreas militares, gerenciales y de aviación. Veterano del Fuerza Pública.

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