“Actualmente, filósofos y pensadores como: Peter Singer (1946), Wendell Berry (1834), y el finado Aldo Leopold (1887-1948), entre otros autores, han abordado el tema de la cultura agraria desde la década de los 60s desarrollando teorías filosóficas con las cuales han estado enriqueciendo la propuesta de implementar en la conciencia humana el arte y la cultura agraria como un sistema necesario para la vida humana”.
El objetivo principal de esta propuesta es llamar la atención sobre la necesidad de establecer formalmente las bases constitutivas de una nueva rama de la filosofía de las ciencias de la vida, una filosofía de la agricultura, que dé cuenta de los fenómenos específicos de esta disciplina, y además proponer algunos principios que, como ideas detonadoras, funjan como bases iniciales sobre las que pueda levantarse esta filosofía centrada. Comenzamos viendo por qué, a pesar de haber ya algunos trabajos sobre filosofía de la agricultura en los que se abordan cuestiones epistemológicas, ontológicas y éticas, aún no ponemos hablar de una filosofía de la agricultura formalmente constituida, porque los estudios sociales de la ciencia y la tecnología no son suficientes para alcanzar una profunda comprensión del fenómeno agrícola y cuáles son algunos elementos básicos que se deberían contemplar en este nuevo campo filosófico.
La filosofía de la agricultura: aproximaciones.
La agricultura ha sido una de las prácticas humanas que ha acompañado al hombre desde que fue arrojado a la tierra. Científicamente se puede comprobar que desde tiempos prehistóricos el hombre se ha alimentado de frutos, hortalizas, tubérculos y raíces. Antes de que el hombre probara la carne, los alimentos antes mencionado, hacían parte de su dieta, pues así lo demuestra F. Engels en una de su obra El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y del Estado, que bajo la luz de ciertas investigaciones del antropólogo norteamericano Lewis H. Morgan, dicho trabajo vio la luz en 1884.
En este tratado el pensador inglés argumenta que en el estadio medio del periodo categorizado como barbarie, el hombre “en el Este, comienza con la domesticación de animales y en el Oeste, con el cultivo de las hortalizas por medio del riego” (Engels, 2007, p. 4). Este argumento expone como el cultivo de plantas comestibles, de frutas, y de tubérculos, fue una práctica implementada por el hombre en aquellos periodos. Es atrevido afirmar que los estudios realizados por Lewis Morgan y posteriormente por Engels, muestra la dependencia humana de la tierra como medio y como fin en sí. Muestra como esa noble practica (la agricultura) ha estado presente desde tiempos y civilizaciones antiguas, implementando el uso de la tierra como fuente o medio de subsistencia, como una necesidad impregnada en la conciencia del ser humano desde épocas milenarias.
En la actualidad, filósofos y pensadores como: Peter Singer (1946), Wendell Berry (1834), Aldo Leopold (1887-1948), entre otros autores, han abordado el tema de la cultura agraria desde la década de los 60s desarrollando teorías filosóficas con las cuales han estado enriqueciendo la propuesta de implementar en la conciencia humana el arte y la cultura agraria como un sistema necesario para la vida humana.
Gracias a estos autores, actualmente existen diferentes enfoques filosóficos que nos ayudan a comprender la cultura agraria. Hay quienes ven la agricultura desde un punto de vista utilitarista, agregándole un valor significativo a la tierra con base a lo que se cultiva en ella. Por otra parte, está el enfoque libertario, en el cual sus defensores se sientan para defender la idea de que los sujetos como agentes que poseen cosas y gozan de algunos derechos morales, también deben ser agentes garantes del derecho de adquirir una propiedad privada. Un ejemplo de ello puede ser una parcela de tierra para cultivar.
Al igual que estos dos enfoques, el enfoque igualitario expone que es necesario un gobierno u órgano central que asegure a todos los individuos o sujetos la igualdad de oportunidades para acceder al empleo, la comida, y por ende, a la tierra para producir cultivos y alimentos y por último, el enfoque ecológico o sistemático que sostiene que la tierra tiene un valor intrínseco.
Cada uno de estos enfoques posee una serie de concepciones apoyadas y sustentadas por filosofías que nos conllevan a comprender la importancia de la tierra y su utilidad para todas las especies bióticas que dependen del único ecosistema en el universo, hasta ahora demostrado, aclaro, que reúne las condiciones necesarias para la conservación o preservación de la vida humana, animal y vegetal.
La agricultura siempre ha estado en el pensamiento del hombre, por ende, pensar en ella, es un acto completamente intrínseco. Existen tres razones o momentos fundamentales por los cuales la filosofía como disciplina humana aborda la agricultura como un campo de estudio. De acuerdo a ello, Francisco Javier Serrano-Bosquet y Eva Luisa Rivas Sada, argumentan:
La primera razón para la constitución formal de una filosofía de la agronomía la encontramos en la misma historia, tanto de la filosofía como de la misma agronomía. La actividad agrícola, su importancia, sentido y desarrollo ha sido objeto de estudio y reflexión constante a lo largo de la historia de la filosofía desde los antiguos geopónicos.
En segundo lugar, la existencia durante el proceso constitutivo de la agronomía de problemáticas y cuestiones típicamente filosóficas (como el surgimiento mismo de la ciencia agronómica, su vinculación con problemáticas como el progreso y la existencia o no una metodología o serie de metodologías apropiadas) y la insuficientemente atención recibida por parte de los filósofos entonces y ahora parecen ameritar o reclamar atención.
En tercer lugar, hoy en día la inseguridad alimentaria vinculada con el crecimiento poblacional y los regímenes de producción y comercialización a gran escala, el control de la calidad de los alimentos (uno de los principales problemas con los que se enfrentan hoy la agricultura china), el agotamiento o reducción de recursos naturales y de la biodiversidad y la contaminación son, entre otros muchos factores y cuestiones, problemáticas que reclaman la atención de la filosofía. (Serrano-Bosquet y Rivas, 2014, p. 182).
Las razones señaladas anteriormente son objeto indiscutible de la filosofía de la agricultura o filosofía agraria. Esta nueva filosofía (filosofía agraria) conllevará al hombre a pensar desde un punto de vista diferente sobre el entorno que lo rodea. La filosofía agraria es aquella aproximación que conduce al ser humano a acercarse a la tierra y por ende a la naturaleza. La reflexión desde la filosofía agraria como disciplina de la vida, crea una visión distinta en el sujeto, especialmente en el sujeto posmoderno quien ve a la tierra y la naturaleza como un medio y no como un fin en sí. A través de este nuevo concepto, el sujeto postmoderno injertará en su conciencia la agricultura como una alterativa de vida para sí y la verá como una de las actividades más nobles y destacadas de la humanidad. Por obvias razones el filósofo y cónsul romano Cicerón argumentaba que la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre.
Llegando a este punto es probable que aún haya quien se pregunte porqué creemos que es necesaria la constitución formal de una filosofía de la agricultura; qué aportaría ésta que no hicieran ya otras disciplinas científicas (como la historia o la sociología) o filosóficas (como la filosofía de la ciencia en general) o cuál es su relación con la filosofía de la biología.
Es posible que llegados a este punto haya quien no vea aun suficientemente demostrado la pertinencia de esta propuesta, que no quede completamente demostrado qué aportaría más allá de los estudios culturales de la ciencia o que la propuesta sea incompleta o imprecisa por no apuntar, por ejemplo, hacia un marco teórico concreto pero, queda abierta la puerta y la invitación para acercarnos a crear una filosofía de la agricultura con la que pueda el sujeto posmoderno pensar el cómo y el por qué del agro, pensar por que si es y seguirá siendo la agricultura una alternativa con la cual se garantice la vivencia humana.
Otras columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/numasgonzalez/
Referencia bibliográfica
Berry, W. (2003). The Art of the Commonplace: The Agrarian Essays of Wendell Berry. Shoemaker & Hoard.
Engels, F. (2017). El origen de la Familia, la propiedad privada y el estado. Editorial Progreso.
Leopold, A. (1949). Una ética de la tierra. Editorial Catarata.
Serrano Bosquet, F. J. y Rivas Sada, E. L. (2014). El lugar de la filosofía de la agronomía dentro del campo de la filosofía de las ciencias de la vida. Metatheoria, 5(1), 175-186. Disponible en RIDAA-UNQ Repositorio Institucional Digital de Acceso Abierto de la Universidad Nacional de Quilmes http://ridaa.unq.edu.ar/handle/20.500.11807/2455
Singer, P. (2011). Liberación Animal: el clásico definitivo del movimiento animalista. Santillana.
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