En San Andrés y Providencia tenemos razones para no votar por “el que diga Uribe”(I)

Álvaro Uribe Vélez ha hecho del miedo un terreno fértil para favorecer sus aspiraciones de poder de cara al país, y la campaña de su candidato a la presidencia, Iván Duque, lo confirma.

A todo aquel que ha aceptado entrar en el juego de Uribe desde cualquier otra orilla política lo hemos visto cosechar el odio fervoroso de una ciudadanía sembrada de vileza, desesperanza y engaños, al punto de convertirse en la excusa perfecta para restringir el debate democrático a su desgastada monolítica, de absolutos como guerra o paz, donde manipula a su antojo las percepciones del público sobre su opositor, tal como si repetir 100 veces una mentira la hiciera realidad.

No obstante, cada vez son más los ciudadanos que advertimos que su acostumbrado macartismo es su flanco más débil: jura que puede conjurar los males que en 8 años de gobierno inoculó sobre nosotros, como si no fuera de los que habiendo desatado desde el establecimiento la crisis-país que hemos visto agudizarse, pudiera aparecer ahora como el portador de todas las soluciones políticas.

Es por lo anterior, que le propongo a la comunidad de San Andrés y Providencia, mis paisanos, el hacer memoria sobre algunas actuaciones políticas de Álvaro Uribe Vélez con repercusiones negativas sobre la vida de nuestro Archipiélago. Todo esto, para formular una advertencia anticipada de lo que sería otro gobierno elegido con su venia:

Ni salud ni Amor de patria: “largas barreras y múltiples esperas”

Diré para empezar que Uribe fue ponente defensor en diciembre de 1993 del proyecto de Ley 100, una reforma neoliberal de primera generación[1], promulgado como ley ese mismo año, a la cual se le responsabiliza de la toma financiera de la salud y de trabar el acceso del grueso de la población a sus servicios con la intermediación financiera de las EPS, entre otras cosas. Una ley cuyo espíritu inspira una nueva tutela cada 4 minutos según la Defensoría del pueblo, y que tiene a los hospitales y clínicas sumidos en una crisis financiera costosísima, calculada en casi 6 billones de pesos para 2016[2].

En el año 2007 inauguró el Hospital Amor de Patria, actual Clarence Lynd Newball Memorial Hospital, una mole de 9.835 metros cuadrados de 33 mil millones de pesos[3], cuya clasificación de segundo nivel no sustenta al día de hoy la complejidad de los servicios de salud requeridos por una población flotante permanente de más de 100 mil personas. Insuficiente si tenemos en cuenta que 7 de cada 10 personas que habitaban las islas para el año 2012, por ofrecer una idea de la demanda de servicios que estas pueden tener, tuvieron necesidades de servicios de salud diferentes a hospitalización; 6 de cada 10 requirieron servicios de prevención; 6 de cada 100 requerían hospitalización; y 8 de cada 10 solicitaron medicamentos.[4]

Es más, la cantidad de camas por cada 10 mil habitantes en el caso de San Andrés es de 15,6, apenas superior al nacional estimado en 15, y muy inferior comparado con los niveles de los países miembros de la OCDE donde alcanzan las 48.

El juicio de expertos sobre el asunto no es menos severo: para noviembre de 2010 en la opinión de Jaime Gómez González, Fundador y Director Emérito del Instituto Neurológico de Colombia, y  Fernando Guillermo Villavicencio Sacoto, Médico Cirujano, Especialista en Cirugía General, “el Hospital Departamental de San Andrés y Providencia es un elefante blanco diseñado por arquitectos oficiales de Bogotá que no han pisado las islas ni conocen el trópico”.[5]

Igualmente sentenciaban que “el costo de los servicios de energía eléctrica, agua y alcantarillado ascenderá aproximadamente a Ps.200 millones de pesos mensuales o PS 2.400 millones de pesos al año.

Y concluían diciendo que a pesar de que el gobierno ofreció subsidiar gastos de funcionamiento por dos años “quienes diseñaron a distancia este hospital, no repararon en esos costos que harán muy onerosa la operación.”

Ni hablar de cómo estos señores pretenden sepultar la acción de tutela con su reformas anunciadas en temas de justicia[6], quitándole a la ciudadanía la posibilidad de valerse de este recurso para ampliar el goce de sus beneficios en salud cuando una sentencia judicial o el arbitrio mercantil de las EPS se los niega, o en el caso de las islas cuando los pacientes solicitan remisiones a territorio continental para acceder a tratamientos especializados y sucede exactamente lo mismo.

Lo peor es que se sabe que el panorama no cambiaría mucho con un nuevo gobierno del uribismo, cuando su remedio a la política sanitaria actual consiste en profundizar el modelo que padecemos, perpetuando lo que cínicamente condenan como “el laberinto de la salud”: La intermediación financiera de las EPS se mantendría.

Conclusión preliminar

Esto no es nuevo en la escena política colombiana, y responde la vieja práctica del “divide y reinarás”, aunque con la variante “reinaremos” de las fuerzas políticas tradicionales y sus derivadas: ¿O acaso nadie supo que el Centro Democrático fue el vagón de cola de la acción legislativa de la Unidad Nacional durante la última legislatura para aprobar las iniciativas de ley de Santos, muy a pesar de su declarada oposición, por demás, limitada a las cuestiones de la paz? Que no le sorprendan los apoyos que hoy recibe Duque de las fuerzas políticas que hasta hace poco gobernaban con Santos, confirmando todavía más sus coincidencias.

Referencias:

[1] http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-15327296

[2]  Estudio No 36° de cartera del 30 de junio de 2016- Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas ACHC

[3] http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-2748469

[4] http://www.banrep.gov.co/docum/Lectura_finanzas/pdf/dtser_204.pdf

[5] Gómez González Jaime, Villavicencio Sacoto F. Guillermo Historia de la Salud de San Andrés, Providencia y Santa Catalina ISBN Nº 978-958-44-5304-4 Depósito legal Nº 6 UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA SEDE CARIBE INSTITUTO DE INVESTIGACIONES CARIBEÑAS ISLA DE SAN ANDRÉS, Departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Colombia 2010 V Centenario del Descubrimiento de Santa Catalina, Providencia y Posiblemente San Andrés, Noviembre 25-30, 1510 – 2010

[6] https://www.semana.com/nacion/articulo/polemica-por-propuesta-de-ivan-duque-y-el-uribismo-de-crear-una-super-corte/561601

Steve Steele Castillo

Politólogo egresado de la Universidad Nacional de Colombia. Gerente de proyectos de la Universidad Eafit. Docente de la Universidad de Antioquia, líder juvenil y dirigente kriol de San Andrés y Providencia.