En memoria de Alan Turing

A propósito de Código Enigma

El caso de Alan Turing es quizás uno de los más injustos de la historia. ¿Cómo es que un héroe de guerra llega a convertirse en un criminal? Para quienes no vieron aún The Imitation Game  (Código Enigma en Latinoamérica), les comento que no fue que el héroe luego se convirtiese en asaltante de bancos, narcotraficante o político corrupto. No. Sucede que este destacado profesor de Cambridge, dueño de una de las mentes científicas más prodigiosas que han existido hasta la actualidad… era homosexual.

Por si no lo sabías hasta este momento, Alan Turing es el creador de ese objeto al que te has vuelto tan adicto desde hace ya varios años: la computadora; ésa que no sólo tienes en casa, sino que llevas en el maletín o incluso en una versión miniatura en tu celular.

Ok. Tal vez la máquina de Turing no era como la conoces hoy en día. No tenía pantalla, ni todos los elementos internos o externos que eres capaz de manipular ahora, pero el invento de Turing fue el primer aparato con la capacidad de codificar y decodificar. O sea que sin él -posiblemente- no existirían los programas; seguiríamos usando máquinas de escribir y todas las comunicaciones a distancia serían por teléfono o carta (nada de Whatsapp ni Facebook, señores; tendrían que llamar por teléfono, tal cual hacían cuando todos usaban “ladrillos”). Turing fue, además, el primero en plantear la posibilidad de que las máquinas posean un tipo de inteligencia… lo que hoy conocemos como “Inteligencia Artificial” (así que también es el precursor deTerminator,  Blade Runner, Matrix, entre otros).

Ahora, el contexto en el cual creó su prodigiosa máquina, es todavía más admirable. Sucede que durante la II Guerra Mundial, los alemanes contaban con un artilugio llamado Enigma, mediante el dirigían y monitoreaban sus avances militares. El tema es que Enigma enviaba todos los mensajes en códigos que duraban sólo 24 horas. Pasado este lapso de tiempo, los códigos cambiaban y el trabajo de los criptógrafos ingleses -que interceptaban los mensajes- debía iniciar de cero. Turing, a cargo de la sección Hut 8, inventó no una simple réplica de Enigma, sino un mecanismo capaz de verificar metódicamente todas las configuraciones de ésta hasta romper su código. Para esto -a diferencia de lo mostrado en The Imitation Game, donde el aparato funciona prácticamente solo-, era necesario que el usuario introduzca valores específicos de manera analógica, de modo que la máquina pudiese ponerse a buscar patrones. Era pues, dada su capacidad de seguir comandos (órdenes), un modo rudimentario de software.

Gracias a Turing, no sólo fue posible detectar los próximos avances alemanes, sino que se crearon estrategias para acortar la guerra, sin que los nazis noten haber sido descubiertos.Los especialistas calculan que esto permitió reducir el enfrentamiento en dos años. A pesar de ello, Turing no recibiría el reconocimiento correspondiente hasta 2013, cuando la reina Isabel II le concedió el “perdón real” por “una sentencia que ahora se consideraría injusta y discriminatoria”. En su momento más bien fue víctima de una ley retrógrada que le condenó a la castración química (inyecciones de estrógenos) por “indecencia”. Como resultado, Turing sufrió cuadros severos de inestabilidad emocional, aumentó exageradamente de peso y desarrolló unos prominentes pechos. Al año siguiente, se suicidó ingiriendo un trozo de manzana con cianuro.

Turing y The Imitation Game

He leído por ahí que varios seguidores de Turing anteriores al estreno de la película se han rasgado  las vestiduras con la adaptación realizada por Morten Tyldum. “Ése no es Alan Turing”, señalan, y añaden que el personaje interpretado porBenedict Cumberbatch se parece más a su papel en la serie Shelock Holmes, fusionado con Sheldon Cooper, de The Big Bang Theory.

El Turing de Cumberbatch es un sujeto arrogante, taciturno, solitario, semi-autista(nótese su  incapacidad para entender las indirectas) y con un sentido del humor que brilla por su ausencia. Vive su homosexualidad en secreto y podríamos decir que se siente culpable por ella. Por el contrario, las biografías y testimonios de sus conocidos, le revelan como un sujeto que, aunque tímido y excéntrico (solía llevar piyama debajo del terno), era bastante tratable, fácil de querer y predispuesto a trabajar en equipo.Se sabe también que no ocultaba su homosexualidad, sino que la mostraba de manera natural y abierta, aunque no tenía mucha suerte en las cuestiones amorosas. No se le describe como Asperger, pero sí como un sujeto algo nervioso que en ocasiones tartamudeaba.

En este sentido es cierto que el Turing presentado por Tyldum discrepa bastante de la realidad. Se le ha edulcorado además con una historia de bullying sobre la cual no hay registros, y se añadió el detalle dulzón de ponerle “Christopher” -como el amor adolescente de Turing- a la primera máquina del inventor (llamada en verdad “Victoria”, en honor al artificio polaco que tomó de base). Sin embargo, yo creo que la película, así como el personaje, cuenta con más puntos a favor que en contra.

Antes del estreno de la película, yo tenía una idea general sobre los orígenes del computador (recordando mis clases universitarias de Historia de la Comunicación…), pero no recordaba ni vagamente el nombre de Alan Turing. O acaso no lo escuché antes, o acaso mi memoria fue ingrata con este señor; lo cierto, es que su nombre no sonaba por lo menos entre el común de mortales. Él, al igual que otros tantos genios, ha sido rescatado gracias a la ficción del cine, la TV y los medios en general (seguro que antes de ver Jobs o The Big Bang Theory, tampoco conocías a Steve Wozniak y pensabas que el genio creador era Jobs). Puede que esta versión Hollywood esté adaptada a una sociedad consumista que necesita de algunos buenos y malos; o puede también que la masa no hubiese asistido al cine -así como fue- si presentaban de plano a un homosexual sin tapujos. No obstante, The Imitation Game no sólo es un filme que saca a la luz el nombre de Turing y despierta curiosidad sobre él (de no ser por eso, no estarían leyendo este post), sino que además denuncia la injusticia de las mentes rancias que condenaron a este hombre, arrastrándole hacia la muerte.

Es verdad que el filme se toma varias libertades. Por ahí reclaman que él no se conoció muy de cerca con Hugh Alexander, y que jamás se cruzó con John Carincross. A mí me parecen críticas un poco exageradas, pues no hablamos de un documental y los personajes mencionados son secundarios. No dan giros fatales a la historia, sino que añaden algo de emoción sin alterar e argumento central. La presencia de Hugh pretende crearle una imagen rival a Turing y representa las negativas que suele recibir un genio al presentar una idea demasiado original. Por otra parte, la presencia de Cairncross busca es poner a Turing en aprietos con respecto a su homosexualidad, así como reflejar claramente el afecto que sentía él por Joan Clarke.

Es curioso que en la mayoría de críticas negativas que he leído, se dé mucha importancia a la forma que se presenta el “romance” entre Clarke y Turing, cuando en realidad es una de las partes mejor adaptadas. Por el contrario de forzar un enamoramiento, la película busca mostrar la frustración de Turing, al no poder reflejar sentimientos que no existían. Ello se dio también en la realidad: Turing trabajó junto a Clarke y tuvieron una amistad bastante cercana; salían incluso al cine o a pasear juntos. Un día él la sorprendió pidiéndole matrimonio y dándole un beso, pero luego sintió que la cuestión no funcionaría debido a sus inclinaciones y continuaron siendo amigos.

En verdad, la única denuncia que me parece realmente justificable, es la que ha dado la familia Denniston, molestos porque el filme convierta a su pariente en el villano que nunca fue. Al margen de eso, creo que el personaje construido por Tyldum e interpretado por Cumberbatch no sólo logra calar e intrigar al espectador, sino le sensibiliza ante una cuestión que genera controversia. La escena final con Turing destrozado por el tratamiento hormonal es desgarradora y nos lleva a reflexionar sobre los crímenes de la intolerancia.

[author] [author_image timthumb=’on’]https://alponiente.com/wp-content/uploads/2015/01/alexiel-vidam.jpeg[/author_image] [author_info]Alexiel Vidam Escritora desadaptada, mangaka, guerrera shaolin, bruja de medio tiempo, cinéfila, friki, blogger, webera profesional. Yo entrené a Chuck Norris. http://cinematosiscronica.blogspot.com/[/author_info] [/author]

 

Alexiel Vidam Ariza

Escritora desadaptada, mangaka, guerrera shaolin, bruja de medio tiempo, cinéfila, friki, blogger, webera profesional. Yo entrené a Chuck Norris.

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