La Economía, en su buen proceder, podría explicarse como la dinámica de administrar los bienes y/o recursos con el fin de suplir las necesidades básicas de una comunidad y de generar una sostenibilidad en la misma con aportes sustanciales al desarrollo.
Pero, ¿qué es desarrollo? El desarrollo, según diferentes expertos en el tema, puede definirse como el proceso por el cual una sociedad genera sostenibilidad en aspectos tanto económicos, como sociales, culturales, políticos y demás.
Desde la Comunicación Social, autores como Alfonso Gumucio, exponen el desarrollo participativo desde la comunicación para el cambio social, y es que el objeto relevante de desarrollo se enfoca en la construcción de cambio social y transformación de una sociedad. (Gumucio, Alfonso, Comunicación para el cambio social, extraído de http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/signoypensamiento/article/view/2454)
La sostenibilidad económica propende al desarrollo sustentable de un pueblo, país o nación… y estas dinámicas se dan desde rutinas cotidianas como la organización familiar, la estructura económica de una familia, el sustento diario, el trabajo remunerado por el emporio, la satisfacción de las necesidades básicas de un hogar, las actividades comerciales que se ejercen en este, el pago de impuestos al Estado, la forma de consumismo que a diario ejercemos, el vestirnos, el comer, el disfrutar de un paseo; entre otras muchas más actividades que diariamente se desarrollan y que representan los aportes económicos que como individuos ejecutamos en nuestra sociedad.
Las diferentes dinámicas microeconómicas en las que diariamente participamos, aportan al desarrollo económico de las macroeconomías que rigen el país y gran parte del mundo. El sistema capitalista, al que pertenecemos, se nutre de las actividades comerciales que como individuos realizamos diariamente; el ejercicio económico de nuestro país está representado por un sistema capitalista que se abastece de nuestras acciones comerciales.
Como individuos, como comunidades y como sociedades somos actores económicos influyentes en el emporio del capitalismo; somos entes participativos al progreso económico y, sobretodo, somos la base fundamental del tan anhelado desarrollo. Un desarrollo que propenda al bien común, que regule la desigualdad, que de frutos de esperanzas en una sociedad, que articule cada uno de sus enfoques y que garantice sostenibilidad. Un desarrollo que no recaiga en el discurso económico y progresista de los políticos de turno; un desarrollo enfocado en aras de transformación social y de suplir necesidades esenciales y básicas en los seres humanos.
Entender el desarrollo económico como uno de los focos del desarrollo sostenible, es, sin lugar a dudas, el principio de contribuir al cambio social que nuestro país necesita; se hace necesario establecer dinámicas económicas que integren los demás focos de desarrollo y que permitan enriquecer integralmente a los territorios desde factores sociales, culturales, ambientales y políticos sin restar importancia al progreso económico, pero ejerciendo control sobre los megaproyectos que son aprobados y que ocasionan daños sustanciales en nuestro planeta tierra.
Es de vital importancia comprender los procesos económicos de un país para lograr dimensionar un poco el control al que muchas veces el sistema nos somete. La emancipación, en primer medida, debe ser de mente; en palabras de Sócrates: “el conocimiento os hará libres”, y es decisión de cada individuo quitarse el velo que por tradición se ha traído.
El mundo al que pertenecemos es dominado por el sector económico, pues son los grandes emporios capitalistas quienes ejercen el poder y supeditan muchas veces las decisiones gubernamentales que rigen un Estado. La Economía, juega un papel más que relevante en nuestro diario vivir.
Históricamente, vemos como los procesos económicos prevalecen en las relaciones personales y de poder que los individuos ejercen; en un inicio la actividad económica se representaba en el trueque de productos y demás, luego, con el paso del tiempo, se determina un patrón de intercambio que posteriormente pasa a ser dinero tangible: el modelo representante del capital y, en gran medida, el bien insaciable del ser humano.
La agricultura, la industria y la globalización son las tres olas que han surgido a partir de modelos económicos trascendentales en la historia; Alvin Tofller, en su libro “La tercera ola” explica cada uno de ellos, meticulosamente, y deja ver, de forma visionaria para su época (1928), como la sociedad se encuentra en declive por la centralización del poder y los malos procesos económicos que se han perpetuado en el tiempo. Es la Economía la principal fuente de estabilidad en un país; si los procesos económicos, a gran escala, no se ejecutan de forma correcta pueden existir afectaciones de subdesarrollo en los estados o naciones: Colombia es consecuencia de un emporio económico centralizado y mal distribuido; somos un país con una fuerte afectación económica y de conflictos ideológicos, partidistas y que representan una guerra absurda de más de cincuenta años.
El resurgimiento del prosumidor, tal cual lo expone Toffler en su libro “La tercera ola”, ha permitido que familias campesinas se aíslen un poco del sistema capitalista debido a que son familias que producen y consumen sus propios alimentos obteniendo una sostenibilidad en su hogar en términos de sobrevivencia. (Toffler, Alvin, La tercera ola, capítulo XXI).
Aún así, el sistema capitalista prevalece en nuestro país y cada día somete más a los colombianos al consumismo desmesurado y compulsivo; pero este capitalismo salvaje al que nos enfrentamos en Colombia y, en gran parte del mundo, no ha permitido ni permitirá inclusión y desarrollo sostenible porque se centraliza en unos cuantos pocos entes autoritarios y dueños del poder. Es una Economía de unos cuantos pocos, que favorece ideales personales y afecta al resto de la población. Una Economía sujeta a un emporio capitalista que parece ir en contra de un desarrollo sostenible.