La pregunta final es entonces quién va a pagar el almuerzo. Tristemente serán las generaciones más jóvenes los “paganini de las reformas” con menor crecimiento, más informalidad, menos empleo, menos desarrollo y más impuestos adelante.
TANSTAAFL es un acrónimo de un popular adagio en inglés que dice There Ain´t No Such Thing As A Free Lunch. La historia de esta frase nos devuelve a la historia de las cantinas del viejo oeste norteamericano a donde llegaban con frecuencia mineros, vaqueros y jugadores y donde existía la tradición de almuerzos gratis al comprar bebidas. Esta frase de “no hay almuerzos gratis” la popularizaron en economía dos grandes de esta ciencia, Gregory Mankiw y Milton Friedman, este último quien la define como un mito. Dice Friedman que la frase aplica como anillo al dedo a gobiernos que creen que pueden gastar todo lo que quieran sin que nadie pague por ello.
Así como no hay almuerzos gratis, tampoco hay reformas gratis. Y lo peor de todos es que pueden llegar a ser impagables. Por eso en Colombia es bueno leer, revisar y ajustar políticas que a juicio de numerosos estudios reflejan esta preocupación.
Primero el estudio de Fedesarrollo que advierte que el Decreto 50/2023 que congeló peajes genera un hueco fiscal de 14 billones de pesos anuales al 2040. En segundo lugar, el análisis detallado que hace el Comité Autónomo de Regla Fiscal CARF sobre la reforma pensional y sobre la reforma a la salud. Sobre la segunda los costos adicionales como mínimo serían entre 4 y 7 billones de pesos anuales con cinco riesgos adicionales que pueden multiplicar ese valor significativamente. Y con respecto a la Pensional los flujos netos del Gobierno a Colpensiones crecerían al 2100 en 28% del PIB y los giros del presupuesto nacional llegaran a aumentar en 1,5% del PIB anualmente. En esta misma línea ANIF ya había calculado en otro estudio que los costos de los distintos elementos de la reforma aumentarían de 2,8% del PIB anual en 2024 a casi 46% en el año 2070 con un aumento sustancial en el pasivo pensional de 139% del PIB en valor presente al año 2070. En tercer lugar, el Grupo de análisis del mercado laboral del Banco República estima que con la reforma laboral se podrían perder hasta 454.000 empleos lo que representa un 5% de los empleos formales del país, sin calcular los efectos que esto podrían tener en la informalidad dado que se elevaría en promedio el costo laboral empresarial en hasta un 12,6%.
Así las cosas, entiende uno el planteamiento de la agencia de riesgo Moodys cuando advierte que la agenda de reformas de Colombia está intensificando los riesgos para los inversionistas al afectar su confianza. Esto último para señalar que el costo del almuerzo podría ser mayor.
La pregunta final es entonces quién va a pagar el almuerzo. Tristemente serán las generaciones más jóvenes los “paganini de las reformas” con menor crecimiento, más informalidad, menos empleo, menos desarrollo y más impuestos adelante.
Amanecerá y veremos, pero aún el Congreso, actuando como contrapeso, puede y debe actuar, para moderar o mitigar los costos de este almuerzo que parcialmente nos debemos comer por prioridades legítimas en lo social, pero que debe ser sensato en lo económico y en lo fiscal, para evitar que en el futuro no haya ni para el almuerzo.
*Rector Universidad EIA
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