El informe bianual presentado en el año 2016, por la fundación Bertelsmann (BTI); el cual mide los avances en democracia, economía y gestión de gobierno en 129 países en vía de desarrollo y transformación, pone en evidencia las amenazas que enfrenta un gran número de países latinoamericanos en relación a sus sistemas democráticos, temas cruciales como desigualdad social, corrupción, crimen organizado y la improcedencia del Estado de derecho, hacen que el fantasma de conceptos como estado fallido debido a la violencia extrema vuelvan a amenazar la inversión económica internacional y el desarrollo de la región. En el presente texto analizaremos de manera genérica varios de los puntos tratados en dicho informe con respecto a países como Brasil, Colombia, Venezuela y Nicaragua.
Brasil: El reciente homicidio de Marielle Franco, activista y defensora de los derechos humanos de mujeres y comunidades de la población LGBTI, pone en evidencia la peligrosidad que implica para la democracia la militarización de las ciudades, en el mes de febrero la ciudad de Rio fue entregada a las fuerzas militares, es decir, los militares reemplazaron la fuerza policial civil. Esta decisión tomada por presidente Michel Temer ente el temor que genera un posible golpe de estado, prende las alarmas con respecto a la vulneración de derechos humanos, ya que hay dudas sobre quién controlará la actuación de los soldados, dado que las fuerzas armadas solo responden ante tribunales militares. Cabe recordar que todo este panorama emana de la destitución de la presidenta electa Dilma Rouseff en el año 2016, situación que desencadeno un desequilibrio a la democracia y una clara vulneración a los derechos Políticos consagrados instituciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la OEA.
Venezuela: El populismo derrochador impulsado por Nicolás Maduro, coloca a Venezuela como uno de los países con más bajo índice de transformación política y económica en la región, el accionar de los militares ha pasado de la fuerza a la violencia, con lo cual la oposición ha sido acallada y las instituciones se han visto coaptadas en sus accionar democrático y pragmático. Según el informe Venezuela es el único país con una autocracia blanda solo superado por Cuba y Haití países que según el mismo informe poseen autocracias duras.
Colombia: Tras la firma del acuerdo de paz entre las Farc y el gobierno de Juan Manuel Santos, el país ha entrado en una polarización política de extremos, consolidando dos tendencias políticas que se disputan la presidencia, la derecha representada por el candidato del Centro Democrático Iván Duque y la centro izquierda representada por Gustavo Petro. A este panorama se le suma según el diario el Espectador entre el año 2017 y lo que va corrido del año 2018 la muerte de más de 500 líderes sociales defensores de los derechos humanos, elemento demuestra la incapacidad del Estado para ejercer la institucionalidad y brindar seguridad en aquellos territorios donde las Frac ejercían accionar, los cuales al ser abandonados por este grupo insurgente fueron tomados a sangre y fuego por grupos como los Paramilitares, disidencias de las Farc, el ELN y las Bandas Criminales (Bacrim). Cabe resaltar según el informe que el país cafetero ha registrado a lo largo de los últimos diez años los mayores progresos en materia democrática. Este país, que en 2006 se acercaba, debido a la persistencia de un grave conflicto violento interno, al estatus de país en descomposición, ocupando el puesto 62 de 119 países, pudo escalar posiciones, alcanzando primero en 2014 el rango 49 y situándose ahora en el puesto 44. Este ascenso obedecía a una secuencia característica: empezó con la estrategia promovida por el presidente Álvaro Uribe (2002-2010), muy discutida pero relativamente eficaz a largo plazo, consistente en reforzar la estatalidad, aunque fuese en detrimento de la constitucionalidad y los derechos humanos. Bajo el mandato de Juan Manuel Santos (desde 2010, reelegido en el año 2014), se pudo a continuación reforzar de nuevo el Estado de Derecho, mientras que las negociaciones de paz con la guerrilla —a pesar de los repetidos reveses— contribuyeron de modo creciente a la pacificación. (Bertelsman:2016).
Nicaragua: La elección de Daniel Ortega en el año 2016 como presidente, fue una clara violación a los derechos políticos en dicho país, la destitución decretada por el tribunal supremo del líder opositor y también candidato presidencial Maximino Rodríguez, puso en evidencia el pingue avance nicaragüense en materia política, debido a unas elecciones que no contaron con organizaciones veedoras de la OEA ni de la Unión Europea, lo que no permitió garantizar la transparencia.
Bajo esta arista analítica son grandes los desafíos para las democracias latinoamericanas en materia de transformación política y económica, estas requerirán de nuevas estrategias de adaptación y reformas. Con respecto al modelo de crecimiento de la región la CEPAL advierte que se hace necesario “nuevo contrato social”, que eleve las economías nacionales latinoamericanas a un mayor nivel de productividad y de igualdad social, entre otros aspectos, mediante reformas fiscales que establezcan una estructura impositiva de carácter más redistributivo.