Durante sus ya casi 60 años de existencia, el grupo guerrillero más antiguo de Colombia y América, el ELN (Ejército de Liberación Nacional), se ha sentado con siete presidentes en busca de llegar a un acuerdo de paz, seis de estos intentos han sido fallidos. El gobierno Petro espera correr con una mejor suerte y así, consolidar «la Paz total».
Tan solo habían transcurrido cinco días de la posesión de Gustavo Petro como presidente de Colombia, cuando el Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, anunciaba con bombos y platillos la reapertura de las negociaciones con el grupo guerrillero que fundó Fabio Vázquez Castaño.
Se acerca el cumpleaños número dos de la reapertura de las negociaciones, pero la realidad es que no hay casi nada que celebrar.
Mientras el ELN se sienta a negociar con el gobierno y muestra a la comunidad internacional una firme intención de firmar la Paz, el pueblo colombiano sigue padeciendo secuestros, extorsiones y asesinatos por parte de este grupo armado. El cese al fuego de manera bilateral ha abonado el terreno para que la semilla delictiva de esta organización crezca en suelos donde anteriormente no existía su presencia.
Según el CERAC (Centro de Recursos para Análisis de Conflictos) desde el inicio del cese al fuego bilateral, el pasado 3 de agosto de 2023 se habrían registrado hasta el 6 de febrero de 2024, un total de 20 eventos violentos atribuidos a esa guerrilla, 16 de ellos consideradas violaciones y cuatro como incumplimientos de los compromisos del cese.
CERAC destacó en su informe que de los 16 hechos considerados violaciones, tres personas fueron asesinadas, tres resultaron heridas y 42 fueron secuestradas, de las personas secuestradas por esa guerrilla, 30 fueron liberadas y 12, que permanecen secuestradas, hechos que dejan mucho que decir y cuestionan realmente la voluntad de paz del grupo armado.
Ante esta situación, es preciso determinar la verdadera intención del ELN, quien podría estar utilizando los acuerdos como una campaña publicitaria para blanquear y posicionar su nombre a través de una supuesta intención de paz, mientras siguen cometiendo actos delictivos que desangran al pueblo colombiano y ensanchan sus fronteras delincuenciales.
Está podría ser una personificación fidedigna de aquel adagio popular, «a Dios rogando y con el mazo dando», situación que preocupa no solo al pueblo, sino también a uno de los integrantes del equipo negociador, el Dr José Félix Lafaurie, quien nos contó:
«Que los elementos que hay sobre la mesa no aportan luces y por el contrario, lo que ha habido mucho más, son elementos procedimentales».
Dejando ver que no existe claridad ante la real intención del grupo guerrillero en dejar las armas.
Mientras tanto los colombianos tendremos que seguir viendo en pantalla o en la prensa un ELN rezando, mientras en el campo nos siguen extorsionando, secuestrando y matando.
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