Este artículo va a modo de historia, es un tema que se está debatiendo en México, pero que quizá en algún momento podríamos vivirlo en Colombia…
Hace pocos días me contactó el doctor Antonio Jiménez Díaz, quien fue mi docente en la Universidad de Guadalajara (México), para invitarme a un foro donde se hablará de la intención de la presidenta electa de su país, Claudia Sheinbaum, de elegir a los jueces federales a través del voto de la ciudadanía.
Aunque Sheinbaum apenas tomará posesión de su cargo el 1 de octubre del presente año, ha dado luces de dar continuidad a la propuesta que presentó en febrero el presidente actual, Andrés Manuel López Obrador. Actualmente, es el Congreso quien tiene en sus manos esta iniciativa de reforma judicial, la cual ha causado fuertes debates y especulaciones en todo el país. Al respecto, Sheinbaum ha declarado que
“Lo medular de la reforma —la elección por voto popular— permanecerá. Ustedes conocen nuestra posición respecto a la elección de jueces, magistrados, ministros, la hablamos en la campaña, la pusimos a votación en las plazas, mi opinión es que deben elegirse los jueces”.[1]
Al inicio de mi conversación con el Dr. Antonio le expresé de manera directa que no estaba de acuerdo, que consideraba que en países como los nuestros (Colombia y México), donde la corrupción ha permeado las diferentes ramas del poder público, y teniendo en cuenta nuestra realidad social, era inviable que los jueces llegaran a sus cargos por medio del voto del pueblo, sumado a que ellos son los encargados de administrar la justicia de un país, por lo que son ese parte de tranquilidad para muchos ciudadanos al saber que es un tercero imparcial quien resolverá sus conflictos y restaurará el orden social; luego, se necesita que sean altamente cualificados y calificados, con estudios profesionales y una experiencia profesional comprobada que le permita asumir tal responsabilidad.
Sin embargo, después de pensar en la respuesta que le brindé a mi profesor, sentí que necesitaba estudiar más a fondo esta opción, ¿será que se puede llegar a un punto intermedio y no decir tajantemente que es inviable?
Esta duda me surgió al conocer la realidad actual de la polémica “Convocatoria 27”, en la cual más de 45.000 abogados de nuestro país se postularon para participar en el concurso de méritos para proveer los cargos de jueces y magistrados, pero que ha tenido un sin número de trabas, irregularidades y retrocesos por parte del Consejo Superior de la Judicatura, lo que ha generado una ola de tutelas y críticas a los operadores del concurso.
Tras 6 años de incertidumbre, apenas se está superando la tercera fase, aunque hay rumores de que este no es el final feliz, existe la posibilidad latente de que se tenga que repetir de nuevo.
Es por lo anterior que responder tajantemente que no se puede considerar esta opción tampoco sería una gran respuesta. Por lo que llegué a un punto intermedio (lo hago a manera de pregunta para que sean ustedes mismos quienes creen su respuesta):
¿Será posible que se cree una lista de ciudadanos, los cuales deban inscribirse cumpliendo unos requisitos mínimos en cuanto a la edad, profesión, estudios y experiencia, y que sean ellos, previo estudio de sus perfiles, quienes elijan a nuestros jueces? ¿Pero qué pasaría con la corrupción, es posible que los permee?
¿Será posible que se cree una lista de abogados que no estén involucrados en política, sin procesos disciplinarios o investigaciones, es decir, con una buena hoja de vida que respalde su oficio, y que sean ellos quienes elijan a los jueces?
Existen más opciones… abro el debate…
[1] Extraído de: https://elpais.com/mexico/2024-06-14/sheinbaum-confirma-que-la-reforma-judicial-incluira-la-eleccion-de-jueces-por-voto-popular.html.
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