“Rosa fue anexada a la lista negra bajo el supuesto de trabajar en una empresa relacionada con el narcotráfico. No obstante, su nombre no coincide con el de la persona que discrimina la OFAC, solo su número de cédula, lo que implica que hubo un error”
La lista Clinton, encargada de dar muerte financiera a narcotraficantes, empresas relacionadas con el narcotráfico y personas naturales, presidida por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos en conjunto con la OFAC. Y desde la cual se cometen errores garrafales como el de incluir en la lista a personas inocentes bajo la amenaza de excluirlas del mundo y, consigo, darles muerte lenta. Esto es, el viacrucis de aquellos que pertenecen a la lista Clinton y que, sin saberlo, han muerto para el sistema financiero, incluso aquellos que ya lo han advertido como en el caso de Rosa; una historia publicada en la página web de Semana donde la víctima asegura: “Qué miedo que lo capturaran a uno por ahí. Era como si yo cargara con un pecado encima. Y luego pensaba, ‘pero si yo no debo nada, por qué me voy a esconder’. Pero igual trataba de no salir mucho” (2016, párr. 12). Rosa fue anexada a la lista negra bajo el supuesto de trabajar en una empresa relacionada con el narcotráfico. No obstante, su nombre no coincide con el de la persona que discrimina la OFAC, solo su número de cédula, lo que implica que hubo un error. No es el único caso y como consecuencia el sistema se encuentra vulnerando el derecho ¿a la vida?, dado que todo, ahora, se consigue a través de tarjetas y préstamos, o por lo menos hacia allá nos dirigen.
Imaginemos que las personas que trabajaron para alguna empresa vinculada al narcotráfico, sin saberlo, es decir, como empleados del aseo, cocineros, vigilantes, incluso otros cargos, y que ahora se hallan en la lista Clinton deben negarse a los placeres que el mundo nos ofrece salvo que dependan de otro que compre por él/ella. El dinero físico parece estar en riesgo de extinción, en su lugar, el auge de las tarjetas de crédito o débito se halla en alza y, consigo, el dinero virtual maneja toda nuestra actividad financiera, excepto algunos casos que terminarán siendo absorbidos por el sistema capitalista.
¿Nos hemos puesto a pensar que el sistema capitalista en realidad conduce nuestros sueños, deseos, sentimientos?, que a través de la culpa nos utiliza; haciéndonos culpables por las cosas que no tenemos y en seguida, dar la estocada final a partir del consumismo. Si eso es claro, las personas que se hallan en la lista Clinton y son inocentes están siendo vulneradas por el Estado. Es imperioso y menester protegerlos de tal amenaza e incluirlos al sistema, pues, ya han sido permeados y requieren solventar sus necesidades básicas, la necesidad de consumo y, en otros casos, practicar el marketing de sí mismo a través de redes sociales.
Con todo, según el periódico virtual Portafolio, en una publicación realizada en 2011, “en Colombia, 19,9 millones de personas tienen al menos un producto financiero, que puede ser una cuenta corriente o de ahorros, tarjetas de crédito o débito e incluso préstamos bancarios” (párr. 1), es decir, más de la mitad de los colombianos aptos para acceder a este tipo de productos se halla en lo que el filósofo ítalo-francés Maurizio Lazzarato denominó: el “sujeto endeudado”, lo que quiere decir que se está convirtiendo, más que en una constante, un estilo de vida.
Por otra parte, a una segunda víctima, a quien le impidieron obtener un préstamo en Flamingo y por lo cual lloró hasta saciarse, fue incluida en la lista Clinton por trabajar en una empresa ubicada en la ciudad de Cali, a pesar de que no conoce la ciudad ni la empresa sus datos aparecen en la lista, sin embargo, como a Rosa, su nombre no coincide; infortunadamente nuestros datos personales están siendo usados para este tipo de canallada. Si el sistema nos conduce a desear objetos materiales apelando a la deuda, ¿qué implicaciones políticas, sociales y económicas tiene negarla so pena de propiciar la muerte financiera, y en adelante, una muerte emocional? Incluso, siendo radicales, el ulterior fenecimiento de la persona.
Esto es un llamado al Estado colombiano, ¿dónde queda nuestra independencia política, la soberanía como Estado, a pesar de fallido? ¿qué de los colombianos que son víctima de otros Estados en materia jurídica? La muerte financiera de la que son víctima muchos colombianos inocentes debe, necesariamente, ser resuelta ipso facto, toda vez que se vulnera a los ciudadanos y les impide conseguir un empleo legítimo, préstamos legales, adquirir vivienda y otros objetos, acceder a subsidios, al tiempo que son excluidos de programas ofrecidos por el Estado, en pocas palabras, la muerte financiera de la persona da visos de convertirse en un problema que impide vivir en condiciones vagamente óptimas.