Al Poniente conversó con el representante a la cámara antioqueño Víctor Correa Vélez, con el fin de que nos contara un poco sobre lo que ha hecho en el Congreso y las dificultades que tuvo para hacerlo. Nos cuenta sobre corrupción, lobby y presiones de otros lugares del Estado. Afirma que en el sistema de salud es «un paciente que se está desangrando», y que sólo se logrará reformar si la gente se moviliza para ello y hay voluntad. Entrevista completa aquí.
Para empezar, ¿por qué siempre está usando sombrero cafetero?
El sombrero tiene historia. Es una cafetera de Concordia, Antioquia. Yo tengo familia cafetera y recuerdo ver a mi papá toda su vida usando sombrero. Me fui para Medellín bastante joven, como de 13 ó 14 años, para terminar el bachillerato y empezar la Universidad. Tuve como una pérdida cultural o de vínculo con mi tierra. Cuando se dio el paro cafetero alrededor del 2012, volví y tuve una reconexión cultural importante con mi tierra, una identidad que perdía. Entonces recuerdo que yo empecé a usar el sombrero para llegarle a la gente, porque si éramos negociadores cafeteros, entonces teníamos que hacer que la gente nos viera como sus legítimos representantes. Pero también hubo un vínculo con mi identidad cafetera. Me tocó una vez ir a un lugar a usar el sombrero y mis compañeros me decían en la universidad: “Víctor usted nunca ha usado sombrero, ¿por qué empezó a usarlo?” Decían que se veía raro y ridículo. Estaba conversando con uno de ellos y le pregunté por qué le parecía extraño o ridículo que yo usara este sombrero cuando él usaba una gorra de los Yankees de Nueva York. El sombrero representa parte de la identidad cultural mía y de mi país.
Una vez también me dijeron que éste era el sombrero de Uribe, para nada. Es el sombrero de mi papá, de mi mamá, de mis compañeros de lucha cafetera. Es reivindicación cultural.
Cuéntenos brevemente su forma de trabajo como congresista
Creo que lo primero y lo más importante es el método o la forma en que hemos construido el trabajo político en el Congreso. Desde que llegué en el año 2014, una de mis principales preocupaciones era lograr engranar a través de esta curul el trabajo de la política, la academia y el trabajo social; de tal manera que todo lo que se hiciera acá con relación a los distintos temas pudiera contar con esta importante sinergia. Me define, como legislador, un vínculo permanente con los sectores sociales, con los movimientos sociales y con la academia. Si bien el acelere de la actividad legislativa no permite hacer grandes consultas, siempre intentamos tener en cuenta la opinión de todos los sectores para impulsar una decisión.
Lo hemos hecho en: derechos humanos, salud, educación, agro y minería, cultura, y puedo seguir extendiéndome. Esta curul es abierta y responde a muchos ejes de trabajo, no sólo a sectores que sean de derecha, de izquierda, de éste, del otro. Razón por la cual incluso mi número personal lo tengo publicado en todas mis redes sociales y trato de responder los 800 mensajes en promedio diarios que me llegan.
¿Cuáles cree usted que han sido sus mayores logros en el Congreso?
Lo primero es decir que yo no lo he logrado solo. No es un “qué he hecho”, sino un “qué hemos hecho”, con el movimiento social. Otra cosa es que la labor del congreso no es exclusivamente presentar proyectos de ley. Yo presenté 45 proyectos de ley, más que la bancada del Centro Democrático por ejemplo, pero eso es lo de menos: también está el control político, las audiencias públicas, la presión ante las entidades del Estado, el acompañamiento a la movilización social. Tuvimos grandes logros cuando fui dirigente cafetero con el paro porque logramos dos billones de pesos para el sector, por ejemplo.
Creo que, como grandes logros, está el acompañamiento al proceso de paz, a las movilizaciones sociales, al compromiso estatal con la salud, al control político en educación y a algunos temas en agro y minería.
Cuéntenos un poco sobre estos logros
Sobre el proceso de paz estuvimos realizando pedagogía, haciéndole contrapeso a la desinformación, presentado propuestas y siendo mediadores en delegaciones. También hacemos contrapeso a los proyectos que tienen relación con el posconflicto: por ejemplo, en el punto de la Reforma Rural Integral, hay dos proyectos que son espantosos, y desde la curul hemos trabajado con grupos sociales para presentar ponencias negativas a esto. Hacemos acompañamientos a las movilizaciones que se hacen en el país. Siempre que hay un paro, una movilización, una protesta, hay defensores de DD.HH. de mi equipo de trabajo presentes. Hemos hecho varios debates de control político por los 180 líderes sociales asesinados que van hasta ahora.
En salud pública está la sanción de la ley estatutaria en salud. Ésta entró a la Corte Constitucional, la Corte expide la sentencia y el Presidente Santos no la quería sancionar. A través de ésta se podía reformar todo el sistema de salud. Emprendimos unas acciones para que el Congreso forzara al Presidente a la sanción de la ley, a través de acciones constitucionales en renuencia y bueno, logramos que Colombia tenga hoy sancionada y vigente una ley estatutaria en salud. Ahora el reto es lograr la implementación de la ley. El problema es la voluntad en la aplicación, porque es que lo que yo he visto del Gobierno, es un asunto de voluntad: amparándose en la ley estatutaria, está sacando regulaciones que le son contrarias.
En educación, estoy pendiente de presentar un proyecto de ley que es el de la mesa amplia nacional estudiantil. Habíamos quedado en un compromiso que está incumplido y no me puedo ir de aquí sin presentar un proyecto de ley que si quiera recoja el espíritu y lo que pretendía esta mesa porque ya no está activa. Hemos hecho mucho control político frente a ser pilo paga, el tema del Icetex.
Finalmente, en minería y agro, estamos trabajando en proyectos de fortalecimiento de la agricultura familiar en la economía campesina del país, y hemos acompañado procesos de consulta popular en muchos territorios del país y presentamos una demanda al plan nacional de desarrollo de santos donde logramos que se tumbaran los títulos mineros en los páramos del país.
¿Qué dificultades tiene en el Congreso? ¿Hubo presiones de otros sectores? ¿Hubo mucho lobby para ir en contra de sus trabajos?
El primer y más grande problema es que tenemos un pueblo bien complejo. Eso hace que en muchos casos haya un sector grande de la población no haga nada por cambiar las realidades porque está en un lugar cómodo, y haya otro sector de la sociedad que no le importa nada de esto porque dicen que todos los políticos son iguales, que eso no sirve para nada y que entrega entonces a los malos políticos estos escenarios. Pese a que hay problemas grandes, como el de la salud, la gente no se moviliza.
Otro problema, detrás de todo esto, es la correlación de fuerzas. Hay obstáculos. Éste es un espacio de mayorías, y cuando la mayoría no está con lo que usted piensa, usted no avanza. Si usted quiere reformar el sistema de salud pero la mayoría defiende las EPS, no se hace nada.
Otro de los grandes problemas es la falta de separación de poderes en el país. A los abogados les enseñan que hay tres poderes públicos: eso no existe. Eso es pura paja. Este Congreso está amarrado al ejecutivo. Siempre digo que la separación de poderes es una rejita que hay entre el Capitolio y el Palacio de Nariño, y la llave del candado la tienen en el palacio. Hay congresistas que dependen de manera clientelista con el Gobierno.
Una anécdota de un congresista de acá que me decía: vea Víctor, yo firmé la proposición para la moción de censura de la Canciller Holguín después de la crisis de Venezuela en la frontera. Cuando la firmé, inmediatamente me llamaron del Gobierno y me dijeron recuerde que usted tiene unos puestos aquí, allí, y allí. Y con eso lo manejan.
Teniendo en cuenta que usted es un médico profesional que además es congresista, ¿qué solución le ve al sistema de salud?
Hay un asunto de contingencia inmediata. Yo comparo al sistema de salud como un paciente que tenemos en estado crítico producto de un accidente. Se está desangrando el paciente, y es lo mismo que pasa con nuestro sistema de salud. Eso sí, no por el accidente se desangra, sino porque desde antes venía con una enfermedad crónica que no había sido tratada. Hay muchas hemorragias que hacen perder sangre: es decir, hay muchos lugares en donde la plata se pierde porque el sistema es ineficiente, corrupto y mercantilizado, que nos lleva a un problema muy serio de liquidez. ¿Solución a eso? Como cualquier paciente en estado crítico: hay que meterle sangre, hay que meterle líquido, es decir que al sistema hay que meterle plata porque si no se va a morir. Ahora, como el problema es que tiene una enfermedad de fondo, quedará en el mismo estado si sólo se le inyecta sangre porque ésta se va a perder también, con lo cual hay que avanzar en tratar la enfermedad: es decir una reforma estructural al sistema.
Tenemos que llevar a cabo toda una movilización para cambiar el sistema. Yo les digo a los movimientos sociales que si no ganamos las elecciones nos podemos olvidar de creer que vamos a cambiar el sistema de salud. Esto me acuerda por ejemplo del paro agrario: cuando yo fui negociador del paro con el ministro Aurelio Iragorri, él decía: “ustedes quieren que frenemos la entrada masiva de productos importados del agro”, respondimos sí, “ustedes quieren que avancemos en fomentar la siembra en el país y la producción nacional de alimento”, respondimos sí, “que construyamos soberanía alimentaria”, respondimos sí, “entonces ustedes lo que quieren es que cambiemos el modelo”, respondimos claro, “bueno entonces lo que ustedes tienen que hacer es ganarnos las elecciones”, y paro y se fue. Y tiene toda la razón.