Se ha difundido ampliamente en redes sociales una versión falsa, de un amorío real entre Mahmoud Darwish (poeta palestino) y ‘Rita’ (una mujer judía). Este vínculo, cuanto menos, cuestiona el mito de un ‘conflicto milenario’ como explicación de la situación palestina. La realidad está muy distante de la ficción generalizada. Nuestra relación dista demasiado de ser conflictiva. Durante siglos, el componente judío no sólo fue aceptado, sino que fue (y aún es), ampliamente importante en el mundo árabe y musulmán. Para Darwish y ‘Rita’ el factor distanciador no fue el cristianismo, el islam o el judaísmo, sino el sionismo, mismo factor que hoy difunde el mito de la enemistad.
Es importante destacar la realidad sobre la colonización palestina, una que dista demasiado de ser un ´conflicto religioso´. En un artículo publicado por ‘The Jewish Chronicle’ en 2012, titulado “So, what did the Muslims do for the Jews?” (¿Qué hicieron los musulmanes por los judíos?, en español), se destaca cómo el islam salvó y rescató a los judíos y al judaísmo, de la persecución cristiana. No sólo eso, en dicho artículo se concluye (después de una larga argumentación) que la prosperidad del judaísmo y de los judíos, dependió de la prosperidad de la cultura árabe y del islam, mientras que la decaída del judaísmo estuvo acompañada de la decaída del establecimiento musulmán.
Si la realidad dista del mito, el meollo del asunto es entender realmente cómo se ha difundido la mentira de ‘conflicto religioso’. La respuesta, anticipada en el título del artículo, se encuentra en el proyecto colonial sionista y su intento por confundir el antisionismo y el antisemitismo. Fue el sionismo el encargado de impulsar una agenda de odio que buscó desestabilizar las comunidades musulmanas y árabes, para perjudicar su relación con las comunidades judías. La confusión entre antisemitismo y antisionismo se propulsó mediante el terror y el fomento de dictaduras para dicho propósito.
El historiador judío Avi Shlaim ha expuesto múltiples veces el cómo se instrumentalizó el terrorismo para expulsar al pueblo judío en Iraq y en otros países árabes a lo largo del siglo
- Más explícitamente, en el libro “Collusion Across the Jordan: King Abdullah, the Zionist Movement, and the Partition of Palestine” (‘Complicidad a través del Jordán: El rey Abdullah, el movimiento sionista y la partición de Palestina’, en español) analiza cómo el sionismo se nutrió y benefició de las dictaduras y autoritarismos árabes para establecerse en los territorios ocupados palestinos.
Otra voz de denuncia importante, es la de Illan Pappe (también judío), quién en el 2012 escribió un artículo en ‘Al Jazeera’ titulado ‘Israeli colonisation is at the root of the violence’ (El colonialismo israelí está en la raíz de la violencia, en español) en el que denunciaba el cómo la más alta cúpula política israelí (incluyendo el hoy primer ministro Benjamin Netanyahu) instrumentalizó la opresión del pueblo palestino, para incitar ‘Intiafadas’ (levantamiento, del árabe) y así obtener réditos políticos. El sionismo está buscando obstaculizar la capacidad de crecimiento entre comunidades, secuestrando al judaísmo en una condición colonial y de exclusión, sustentada sólo en guerras constantes. Este proyecto colonial no solo perpetúa el genocidio en Gaza, sino que también es responsable del sufrimiento del pueblo judío en Israel, y cada día le demanda más sacrificios.
En el artículo ‘Women in abusive homes fear for their safety as war leads to relaxed gun licensing’ (Las mujeres en hogares abusivos temen por su seguridad a medida que la guerra lleva a una relajación en las licencias de armas, en español) publicado en ‘The Times of Israel’ y escrito por Shira Silkoff en 2023, se denuncia el terror que viven las mujeres judías en Israel, debido a la propagación de armas y la violencia en contra de ellas en sus propios hogares. Otro impacto en la vida de la población judía en Israel, es el constante crecimiento en los índices de abuso y tráfico de drogas tras cada ‘aventura’ guerrerista (hoy genocidio). Una evidencia de esto es el artículo publicado en ‘Le Monde’, titulado ‘How war and drugs are intertwined in Israel’ (Cómo la guerra y las drogas están relacionadas en Israel, en español) escrito por Jean-Pierre Filiu en 2024.
El sionismo es hoy la disturbación absurda que pretende abanderarse como la representación real del judaísmo, mientras tiene por principales aliados a los grupos de ultraderecha que beben o nacieron del neonazismo. El períodico israelí ´Haaretz´ publicó un artículo en 2021 de Noa Landau titulado ‘Neo-Nazis? As Long as They’re Friends of Israel’ (¿Neonazis? mientras sean amigos de Israel, en español), en el que se critica la vinculación entre Israel con partidos de ultraderecha de claro pasado neonazi en Suecia. Esto mismo fue recogido en un artículo de Lahav Larkov en 2023 titulado ‘Swedish party with Nazi roots ‘wants to be friends of Israel, Jews’ (Partido político sueco, con bases neonazis, quiere ser amigo de Israel, en español) publicado en la revista israelí ‘The Jerusalem Post’.
En la actualidad, la represión del régimen sionista (como generalmente sucede en toda entidad perpetuadora de genocidios) se ve reflejada en la persecución de su propia población. Son hoy los judíos israelíes (ya no sólo los palestinos de cualquier religión) los que están siendo censurados. Un ejemplo de esta censura se expone en el artículo de Muhammed Sabry ‘Israel’s Knesset passes bill to criminalize watching pro-Hamas content’ (El Knesset israelí aprueba una ley para criminalizar ver contenido pro-hamas, en español) publicado en el 2023 en la agencia de noticias ‘‘Anadolu Ajansi’.
Lo cierto es que estas repercusiones no sólo recaen sobre los judíos israelíes, pues está afectando enormemente a los judíos antisionistas. En la actualidad, el componente judío es uno de los más activos en la opoición al actual genocidio en contra de Gaza. En un artículo titulado ‘Thousands shut down the Capitol to protest Israel’s genocide’ (Miles bloquean el capitolio en protesta contra el genocidio perpetuado por Israel, en Español) publicado por la asociación ‘Jews Voice For Peace’ en 2024, se hace eco de una de las cientos de protestas llevadas a cabo por judíos antisonistas que han estado gritando ‘No en nuestro nombre’, en rechazo al genocidio y el colonialismo guerrerista sionista.
En conclusión, el sionismo es, día tras día, el gatillo que ejecuta el genocidio en Gaza y trastoca la relación de hermandad entre el judaísmo, el mundo árabe y el islam. Pero, así como no sería riguroso hablar de nuestra pasada relación histórica catalogándola de “conflicto religioso de larga data”, tampoco lo sería afirmar que así lo sea hoy. Antisionismo nunca será antisemitismo. Vale la pena recordar un fragmento de un poema de Mahmoud Darwish (que también se considera sin mayor prueba haber sido el último mensaje a Tamar Ben-Ami), en el que preguntaba ‘¿Acaso la ocupación es tan frágil que mi poesía puede destruirla?’. Es pertinente recordarlo, porque hoy ya no es tan sólo la poesía de Darwish, también es nuestra hermandad (judíos, árabes, musulmanes, humanos) la clave en la protesta y el activismo en contra de la ocupación y el genocidio.
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