El silencio ensordecedor de los indignados de ayer

¿Dónde están esos jóvenes, adolescentes y adultos que hace no mucho tiempo inundan las calles de Colombia, alzando sus voces contra las injusticias? Recuerdo bien esos días, hace más de cuatro años, cuando trabajaba en una agencia del Ministerio Público, fui testigo del estallido social que sacudió al país. Un movimiento que, irónicamente, fue impulsado por quienes hoy ostentan el poder.

Me pregunto, ¿dónde están esos jóvenes que incendiaban las instalaciones del ICETEX, protestando por los subsidios a las tasas de interés en sus créditos? Ahora que esos subsidios han desaparecido y los créditos se han esfumado, ¿dónde se han metido? ¿Acaso se han quedado sin piernas para marchar, sin piedras para lanzar, sin pancartas para alzar?

Los jóvenes que ayer se sintieron indignados y engañados por el gobierno de turno, hoy parecen haber perdido la voz. No los veo en las calles, ni en las plazas públicas, ni incendiando ciudades enteras. ¿Acaso su indignación era selectiva, solo aplicable a ciertos gobiernos?

Las cifras hablan por sí solas: 72 masacres en lo que va de 2024, 89 líderes sociales asesinados, un alarmante aumento en el reclutamiento de menores por grupos armados ilegales. ¿Dónde están los defensores de los derechos humanos, esos que antes alzaban la voz ante cada injusticia? ¿Acaso la sangre derramada hoy tiene menos valor que la de ayer?

¿Y qué decir de los profesores sindicalistas, aquellos que se manifestaban por la precaria atención en salud y la dignidad de su profesión? Me imagino que ahora estarán gestionando las fallas del nuevo modelo de atención, lidiando con problemas contractuales y largas esperas para citas médicas. ¿O acaso su lucha también era selectiva?

La Defensoría del Pueblo nos alerta sobre un dato escalofriante: 745 feminicidios en lo que va del año. ¿Dónde están las feministas, esas que antes no callaban ante ningún acto de violencia contra la mujer? ¿Acaso la vida de una mujer vale menos hoy que ayer?

Y para colmo, el gobierno suspendió el programa «Mi Casa Ya», dejando a millas de familias sin la posibilidad de tener una vivienda digna. ¿Dónde están esos ciudadanos que exigían un techo bajo el cual cobijarse? ¿Acaso su sueño de un hogar digno se ha desvanecido?

Veo, escucho y siento un silencio ensordecedor. Aquellos que se rebelaron contra los gobiernos del pasado hoy parecen haber sido silenciados. La estrategia es clara: negar todo, ocultar la realidad, «tape, tape». Ahora nos quieren hacer creer que en Colombia no hay crisis de violencia, que los niños ya no mueren de hambre, que la desigualdad ha desaparecido. Pero la verdad es que solo salen a las calles cuando su opositor está en el poder, de lo contrario tragan entero.

César Augusto Bedoya Muñoz

Comunicador Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. Especialista en Gerencia de Mercadeo de la UPB. Mis pasiones para escribir y dialogar la política, la sociedad, la cultura y el servicio al cliente. Cuenta X: @cesar_bedoya.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.