“Si los dos coincidimos en algo, ambos podemos equivocarnos”
Desde tiempos de antaño, la verdad ha sido acuñada democráticamente, es decir, aludiendo a lo que la mayoría asevera. Esto representa problemas a corto, mediano y largo plazo, pues se mantiene como “verdadero” lo que cree la mayoría y no siempre lo que realmente es, lo que genera conflictos políticos, sociales y culturales.
Los conflictos, por otra parte, son provocados por dos posturas radicalmente distintas que mantienen a su vez a grandes masas de gente como representantes. Sin embargo, esta discrepancia de argumentos es importante al intentar llegar a un acuerdo más absoluto y definido, pues se estudian las variantes de cada posición y termina por establecerse una “verdad” que sirva para los dos bandos.
Desafortunadamente esto no ocurre cuando la opinión general es la misma, pues dicha “verdad” pasa inmediatamente a ser una “verdad absoluta”. La religión es un ejemplo de ello, pues desde muchísimos años ha supuesto una verdad absoluta para los religiosos. Esto provoca que otras opiniones sean rechazadas por no ser compatibles con las de la mayoría.
Tal es el caso de Galileo Galilei, un astrónomo italiano que se mostró revolucionario a las creencias de la época (que giraban entorno a interpretaciones bíblicas). Su propuesta fue demasiado controversial, pues ponía en duda las interpretaciones astronómicas de la biblia. Fue acusado de herejía después de que su teoría de que la Tierra giraba alrededor del Sol hubiera llegado a manos de la iglesia católica.
Sin duda alguna, el caso antes mencionado posee la particularidad de servir como ejemplo para las ideas anteriormente expuestas. Si las ideas de Galileo hubieran sido apoyadas por una gran comunidad, probablemente no hubiera sido condenado a permanecer en arresto domiciliario por el resto de su vida.
En esta ocasión, las ideas de la iglesia católica fueron refutadas contundentemente tiempo después, ya que en la actualidad se conoce que es la Tierra la que gira alrededor del Sol. La iglesia católica y pueblos enteros mantuvieron creencias inciertas que fueron alguna vez la verdad absoluta que cobijaba su actualidad.
De este modo, existen muchos casos en los que se empieza a forjar una “verdad” que termina siendo asumida por todas las partes de una comunidad y que se hace difícil de refutar por el hecho de pertenecer a la mayoría. En cambio, si algún tema se empieza desarrollando por distintas vías argumentales, es más probable que se llegue a una verdad más sólida y dispuesta a admitir cambios por futuras investigaciones, debates y teorías.
Por eso, la verdad no puede ser absoluta, sino que debe aceptar cambios y ser relativa.
Bibliografía consultada:
Hoy en la historia (2020): Galileo es acusado de herejía.
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