El primer caballero de Colombia

Si la historia se encamina hacia lo que muchos colombianos esperan —y otros tantos temen—, el país podría tener por primera vez a una mujer en la Presidencia. Y si esa mujer es María Fernanda Cabal, no solo hablaríamos de un liderazgo con carácter, ideas claras y firmeza inquebrantable, sino también del hombre que la acompañará en ese viaje: José Félix Lafaurie, el posible primer caballero de la Nación.
No es un nombre nuevo en la política. Lafaurie no necesita presentación para quienes entienden el país más allá de la coyuntura. Es ingeniero civil, columnista, dirigente gremial, defensor del sector rural y voz incómoda para la izquierda populista que hoy desgobierna. Durante años, ha librado batallas en favor del campo colombiano, la propiedad privada y la seguridad jurídica para el desarrollo agropecuario. Es el presidente de Fedegán, sí, pero también el rostro visible de un pensamiento claro y sin titubeos: Colombia no puede seguir secuestrada por ideologías que justifican el delito, legalizan la anarquía y premian al victimario.
¿Puede un primer caballero opinar, incidir, actuar? La historia dirá lo que corresponde. Pero lo cierto es que la llegada de Lafaurie al Palacio de Nariño en ese rol simbólico no sería un adorno ni un simple acompañante ceremonial. Sería, en todo caso, una garantía de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Sería tener al lado de la presidenta a un colombiano que ha defendido el país con argumentos, con ideas y con una vida de lucha por la verdad rural y la dignidad institucional.
Lafaurie no es un improvisado ni un burócrata, mucho menos un acomodado. Es un hombre que incomoda a quienes quieren ver arrodillado al empresariado del campo, callado al pensamiento conservador y ausente al liderazgo con espina dorsal. Y eso, justamente eso, es lo que necesita Colombia: un gobierno que no titubee, que no agache la cabeza ante el chantaje, y que entienda que gobernar no es complacer, sino corregir.
María Fernanda Cabal puede ser la primera mujer presidenta de Colombia. Y José Félix Lafaurie, el primer caballero. Juntos, no representan la típica pareja política. Representan una visión de país con valores, con sentido de patria y con la determinación de recuperar lo que hoy, a pedazos, estamos dejando perder.
Quienes le temen a esa fórmula, en el fondo, le temen a la verdad. Le temen al orden, a la ley, a la autoridad, a la familia y a la justicia que no se negocia. Que lo sepan: no es odio. Es carácter.
Y a Colombia le urge carácter.

Jesús Mora Diaz

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