Si se busca la forma de representar, gráficamente, la gestión del Gobierno de Gustavo Petro, seguramente la misma se podrá encontrar con la imagen de un perro fúrico que persigue, con profunda intensidad y gran pasión, su cola durante horas y horas.
En los últimos meses, ha quedado en evidencia la paupérrima gestión del Gobierno Nacional para la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo y para el cumplimiento de sus promesas (hechas en campaña y también durante la Presidencia); generando así una pregunta bastante clara: ¿Qué pasa con el Gobierno cuya campaña prometió el cambio y, hasta ahora, no ha logrado cambiar nada? (O al menos, no todo lo que prometieron y como lo prometieron).
La respuesta a la anterior pregunta, para el Presidente, se responde con su “poderosísima” oposición. Oposición que, de alguna forma y según las palabras (o delirios) del mandatario, se ha infiltrado en sus propios Ministerios, en sus mismos Departamentos Administrativos y en todas las entidades del Estado que él, y sus colaboradores, manejan, administran y gestionan. Aunque en principio este nivel de infiltración puede generar temor, y terror, por la presunta omnipresencia y omnipotencia de sus detractores, la tranquilidad vuelve cuando se evidencia al verdadero culpable: el Gobierno de Gustavo Petro.
El mismo Presidente, de forma inconsciente, ya se ha absuelto de su propia duda, específicamente en el exitoso primer capítulo del Consejo de Ministros. Y es que, “es simple”: el responsable de la bajísima ejecución del “Cambio” es, realmente, el Gobierno mismo. Pero esto no obedece a su ausencia de espíritu revolucionario, o a el “supuesto” miedo por parte de los funcionarios: es a su desconocimiento, y su total ignorancia sobre la ley.
Para nadie es un secreto que es la primera vez que la izquierda gobierna en Colombia, pero el “año de aprendizaje” que alguna vez Revista Semana le “dió” al otrora Presidente Duque, parece ser que se ha extendido durante los últimos más de treinta meses, y aún no han dado “pié con bola”. Por eso, en esta oportunidad, esta columna pretende poner algunas de las batallas perdidas del Presidente Petro dónde sus ideas han sido derrotadas ante el implacable e ineficiente Gobierno Petro.
El bajo recaudo de la DIAN obedece a las metas poco realistas e inalcanzables fijadas por MinHacienda
Con la salida del ex-Director de la DIAN y hoy ex-Ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes, se han ido filtrando algunos “secretos” que estaban escondidos a plena luz del día. En Al Punto con María Jímena Duzán, Reyes reveló que la realidad del supuesto “bajo recaudo” por parte de esta entidad, obedece, directamente, a que el Ministerio de Hacienda le impuso metas, prácticamente, imposibles.
Si bien, imponer metas tan altas es retador, que el Gobierno “rete” a la DIAN, y para suplir sus vacíos fiscales por el desequilibrado presupuesto que tienen, al final no hace ningún bien ni a la reputación del país ni a las finanzas públicas. Cosa de la que es muy consciente el hoy investigado Ricardo Bonilla, y es algo por lo que, más temprano que tarde, tendrá que responder.
Entonces, ¿quién será el propio responsable de no obtener el recaudo esperado? Pues el mismo Gobierno, quién se ha puesto como meta una cifra, a juicio del querido “Mr. Taxes”, es imposible de lograr.
El Gobierno del “Cambio”, cambió la forma como se citan a sesiones extraordinarias del Congreso: ahora es vía WhatsApp.
La segunda vicepresidenta de la Cámara de Representantes, Lina María Garrido, denunció el pasado lunes 17 de marzo de 2025 en los micrófonos de Caracol Radio algunas posibles irregularidades qué se surtieron en la convocatoria de las sesiones extraordinarias para la discusión de la Reforma a la Salud. Irregularidades que inician, según la Representante, con la convocatoria a sesiones por medio de un mensaje de WhatsApp, sin el cumplimiento de los requisitos legales. En pocas palabras, la convocatoria la hicieron “con las patas”.
Luego de posibles manipulaciones al Diario Oficial, de presuntas graves irregularidades en la expedición del Decreto y del virtual hundimiento futuro, por vicios de procedimiento, de la Reforma de la Salud; ¿alguien quiere pensar en los pobres estudiantes de Derecho que estudian procedimientos que al final, ni el propio Gobierno Nacional, cumple?
Entonces, muy probablemente la declaratoria de nulidad que profiera el Consejo de Estado termine por afectar la Reforma a la Salud (si es que la terminan por aprobar). ¿Y de quién será la culpa? Pues, nuevamente, del Gobierno Nacional.
El cambio tarifario del gas natural en Colombia: un logro más del Gobierno del “Cambio”.
Si a usted el último recibo del gas le “golpeó” el bolsillo tanto como a mi, debemos sentirnos bienvenidos al nuevo país dónde, a juicio de una filósofa, no necesitábamos continuar con la exploración de hidrocarburos y ahora estamos importando gas con precios altísimos. Según Sergio Cabrales, profesor asociado de la Universidad de los Andes, en entrevista con La República reveló que el “precio de la molécula de gas aumentó 60% debido a la necesidad de utilizar gas importado”.
La reflexión que nos deja esta desafortunada decisión por parte de la ex-Ministra de Minas, la pensadora contemporánea Irene Vélez, es que, de pronto, la transición energética no solo requiere una disminución en la oferta, sino también en la demanda, que es la que obliga a que hoy el país deba recurrir al gas extranjero para suplir las necesidades de millones de colombianos. Y que, de pronto, que la transición se logra con acciones contundentes, y no atacando y perjudicando sin fundamento a uno de los sectores que más le aportan a la economía regional y nacional a Colombia.
Ahora, aquí el cambio se ve de forma casi evidente. Pero, ¿será que vivir sabroso implica sentir que uno paga “diez mil billones” al mes por el servicio del gas?
Con tres simples ejemplos, muestra de cientos y cientos de casos, es apenas evidente el problema: el peor enemigo del Presidente Petro y el obstáculo más grande para su revolución es, y será, el Gobierno Petro. ¿Hay esperanza? Tal vez, pero, a más o menos quince meses de que esta “potencia mundial” termine, es complejo explicar el concepto de Estado de Derecho, que implica, básicamente, que desde el Presidente hasta el Campesino están sometidos al imperio de la ley.
Presidente, si jacta sus conocimientos en Derecho por el hecho de haber pasado por las sagradas aulas del Externado, ¿no es momento de comenzar a aplicar ese conocimiento? Si se ufana de su aporte a la Constitución de 1991, ¿no es momento de comenzar a entenderla y aplicarla?
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