A los medios de comunicación en la actualidad poco les importa el derecho penal como referente constitucional de la dignidad humana, el buen trato y el debido proceso de quien va a juicio y solo transmiten noticias sin contexto que nos aparta de la realidad, convirtiendo el proceso en un completo circo romano donde el acusado tiene que igualar sus fuerzas a la brutal maquinaria penal del Estado.
La presente columna está enfocado al manejo del delito que hacen los medios de comunicación, manejo que se convierte en la montaña rusa de sensacionalismo punitivo, transportándonos a reivindicar malévola e imprecisamente épocas obscuras de nuestro próximo pasado, donde constantemente nos referencias temas como:
- Implementación de la prisión perpetua
- Cárcel a funcionarios públicos
- La pena de muerte como opción punitiva
- Paliza a atracadores por la comunidad…
Con toda esta clase de temas y de amarillismo, nada más impropio, malsano y desconsiderado que la utilización que hace el periodismo moderno de la conducta delincuencial, desconociendo los términos de “típica, antijuridica y culpable”, que si bien es cierto tienen como común denominador que son elementos que se requieren para que la conducta sea punible, para el periodismo actual el estudio de cada uno de estos elementos es nulo y desconocido, es por esto que los periodistas hacen encajar cualquier conducta como punible por arte de la cámara, el micrófono o la pluma.
Los encargados de entregarnos la información lo deben hacer dejando a un lado el sensacionalismo punitivo, consultando al menos con asesores ilustrados y preparados en el tema, por lo menos mínimamente leerían el articulado del Código Penal Colombiano, que, para nuestras realidades, describe las conductas delictivas claramente diferenciables y expresamente entendibles
El rating y el amarillismo punitivo del día a día
Todos los noticieros buscan un rating que los coloque en la cúspide del éxito, es por esto que ellos buscan captar la atención del televidente, es allí donde es más importante crear estrategias que atraigan nuevos televidentes para que suban las estadísticas de aceptación que hacer noticia en contexto, tanto es así que los pocos noticieros con contexto social educativo como el programa la noche, lo presenta después de media noche cuando el grueso de la población se encuentra descansando.
Los noticieros se han dado cuenta que el amarillismo causa sensación en los ciudadanos, el decir por qué, no es objeto del estudio de este escrito, pero si algo es cierto, es que las noticias son mejores cuando son más violentas.
Así las cosas es fácil explicar que ese amarillismo punitivo el cual tiene efectos devastadores en la sociedad, por un lado se crea rencor y sentimiento de venganza en el receptor, por otro lado se distorsiona la realidad y se crean conceptos diferentes de lo que está pasando, y a nivel penal se crea fuertes presiones en jueces, fiscales, víctimas y victimarios para obtener una condena sea como sea, lo cual afecta el debido proceso y riñe con la presunción de inocencia del procesado.
El mercado de medios para la sociedad colombiana siempre será más atractivo cuando los titulares anuncian hechos delictivos como masacres pero hay que tener mucho cuidado porque la información no es inocente, la información se convierte en instrumentos de persuasión y propaganda, y una forma de hacer política y como están las cosas una forma de hacer y administrar justicia.
El populismo punitivo “pan y circo de la nueva era”
Los medios de comunicación están en todo momento informando sobre hechos y acontecimientos delictivos al tiempo que poseen cierta capacidad para influir sobre la percepción de la realidad criminal, por ejemplo el caso de la niña Sambony lo muestran como un verdadera agresión a los niños y mujeres del país, lo repudian como un delito atroz que merece la pena más alta sin ningún tipo de consideración para el victimario, en cambio cuando hablan de los más de 20.000 niños y niñas que sufrieron sendos delitos de lesa humanidad como violaciones, asesinatos, reclutamiento forzado, tortura y entre otros, por los miembros de las antiguas FARC-EP el tono es conciliador y de esperanza se le llama al país al perdón y a la reconciliación nacional.
El populismo punitivo del periodismo dirige la atención en ciertos delitos y los jerarquiza a su libre albedrío y los sobredimensionan directamente destacándolos de forma amarillista y alarmista su gravedad, frecuencia y repetición constante para crear una indignación engañosa.
El hecho delictivo se convierte en un verdadero circo en el cual el discurso dramático y emotivo pide justicia de la forma más severa, quedando relegado el planteamiento de la defensa y el debido proceso, sacando de plano elementos esenciales como la tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad, asignando una responsabilidad objetiva en todo momento.
Al servicio de esta distorsión informativa se encuentran las estadísticas, la cual es nutrida por encuestas que a veces son preparadas y realizadas sin fiabilidad objetiva, en otras ocasiones simplemente son interpretadas para que favorezcan la impresión de veracidad de sus mensajes.
Se aprecia entonces una escasa reflexión sobre las noticias, una falta de estudio de las causas y factores, una descontextualización de estos acontecimientos del entorno social en que se integran, se descuidan cuestiones anejas a las conductas delictivas tales como: la miseria, el analfabetismo, el capitalismo salvaje y la desigualdad social.
Las conductas punibles son explicadas periodísticamente como si fueran meras conductas coyunturales, sin tener en cuenta factores como el conocimiento y la voluntad, lamentablemente no se transmite con el objetivo de plasmar la evolución real de la conducta punible, sino de aumentar las cuotas de audiencia.
Los medios de comunicación no sólo transmiten la realidad distorsionada dela conducta punible, también toman parte de la crítica desproporcionada ante las instituciones, criticando indeterminadamente las funciones y el proceder de la policía, los fiscales y los jueces, critica desafortunada y con una doble moral porque al policía lo miran con el cristal del principio de la dignidad humana con hechos referentes a la captura, por el lado del proceso judicial miran a los jueces con el cristal antiguo del “ojo por ojo y diente por diente” ya que solo exigen condenas ejemplares y al imputado lo miran con el cristal del desprecio, desconociendo su presunción de inocencia.
Mientras tanto el ciudadano del común persuadido e hipnotizado por los medios apoya este populismo punitivo como una verdadera forma de hacer justicia y el reproche social lo notamos en cada esquina de la calle, lastimosamente solo salimos del tal engaño cuando el populismo punitivo toca nuestra puerta.