El Poder De Dejar Huella

Que cada paso que demos esté guiado por el amor, la empatía y la intención de dejar una huella genuina en los demás. Que donde hayamos estado, haya memoria; y donde ya no estemos, haya propósito.


Hay silencios que duelen más que las palabras, como el de una madre que ya no reconoce a su hijo, o el de un abuelo que repite el mismo cuento sin saber que ya lo contó. Son silencios que no gritan, pero pesan. Silencios que nos obligan a repensar quiénes somos cuando nuestros recuerdos comienzan a desvanecerse.

Querido lector: Aunque de primera instancia este tema parece ser del que no escribo constantemente, a partir de esta reflexión pude comprender la importancia del liderazgo incluso desde los recuerdos.

El Alzheimer no solo borra nombres; también borra certezas. Y en ese vacío, nos obliga a preguntarnos: ¿quiénes somos cuando olvidamos?

Filósofos como John Locke defendían que la identidad personal se construye sobre la memoria: somos lo que recordamos. Sin embargo, ¿qué ocurre con aquellos que viven sin memoria? ¿Dejan de ser quienes eran?

El Alzheimer nos confronta con la fragilidad de esta definición y nos obliga a pensar en una identidad más profunda, tejida no solo por lo que recordamos, sino también por lo que otros recuerdan de nosotros.

En este sentido, pienso en mi bisabuela. Una mujer que se sabía los números telefónicos de todos los familiares y conocidos; que contaba su historia con orgullo y con una percepción de los detalles tan minuciosa que escucharla era casi como viajar en el tiempo. Para nuestra familia, verla perder esas habilidades fue un golpe difícil de comprender. Ella, que era nuestra enciclopedia viviente, comenzó a olvidar lentamente las palabras, los rostros, los momentos.

Vivíamos este proceso desde el día a día, y sí, el impacto emocional era inmenso. Pero más allá del dolor, lo que realmente me marcó fue entender que el liderazgo también se pone a prueba en medio de las pérdidas. Porque durante mucho tiempo creí que el liderazgo era sinónimo de fuerza, de control, de estar en la cima: el liderazgo de las luces, del escenario, de la voz potente. Sin embargo, mi bisabuela me enseñó que el liderazgo también es esa huella invisible que persiste cuando ya no hay memoria.

Ella fue un ejemplo silencioso de perseverancia, de responsabilidad, de esa elegancia que no necesitaba imponerse para ser notada. Su liderazgo no dependía de títulos ni de cargos, sino de cómo hacía sentir a los demás. Y hoy, meses después de su partida, ese liderazgo sigue presente. En cada anécdota que alguien recuerda, en cada gesto que imitamos sin darnos cuenta, en cada consejo que aún citamos sin saberlo.

Por eso, medito: el verdadero liderazgo no se mide por la presencia constante ni por el eco de una voz fuerte, sino por las huellas que permanecen cuando ya no estamos. Un liderazgo es efectivo cuando deja una marca imborrable en los lugares donde estuvo, cuando, aun en el silencio de la ausencia, sigue siendo recordado por lo que hizo y por cómo lo hizo.

A veces, son las frases que otros repiten, las acciones que inspiran o los gestos que nos sobreviven los que demuestran que el legado de un líder sigue vivo. Que cada paso que demos esté guiado por el amor, la empatía y la intención de dejar una huella genuina en los demás. Que donde hayamos estado, haya memoria; y donde ya no estemos, haya propósito.

Por eso, te invito a que tu liderazgo no sea solo presencia, sino memoria viva. Que cada gesto, cada palabra, cada acción que emprendas, deje una marca que trascienda el tiempo. Que tu liderazgo inspire, transforme y permanezca, aún cuando ya no estés. Porque al final, lo verdaderamente valioso no es lo que logramos mientras estamos presentes, sino lo que sigue hablando de nosotros cuando ya no podemos hacerlo. Vive con propósito. Lidera con amor. Y que tu paso por este mundo deje raíces profundas en el corazón de quienes te recuerdan.

Vive una vida con propósito. Porque, al final, eso es lo único que verdaderamente deja raíces.

En Memoria De Mi Bisabuela: Socorro Ceballos.

“El agradecimiento es la memoria del corazón”

Miguel Ángel Escudero Pulgarín

Estudiante de Administración de Negocios en la Universidad EAFIT, Líder Público del distrito de Medellín y Técnico en Monitoreo Ambiental. Fue líder estudiantil durante los años 2023 y 2024, desempeñando roles como Contralor y Personero en su institución educativa. Ganador de concursos de oratoria, es también cofundador de «Liderazgo a 180°», una iniciativa enfocada en la formación de líderes estudiantiles. Reconocido por su función de liderazgo integral, ha sido galardonado en múltiples ocasiones como líder ejemplar en gestión pública.

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