(transcripción entrevista telefónica realizada por La Garganta Poderosa)
Donald Trump sabe que perdió, pero es un prepotente y no va a respetar el resultado de las urnas. Más preocupante todavía es que sea el responsable de tocar los botones de un maletín nuclear que puede provocar un desastre mundial. Da muestras de estar absolutamente desaforado, descontrolado e incapaz de aceptar la realidad de una derrota. Trump llegó a la Casa Blanca para favorecer a los más ricos, produjo una reducción muy significativa de los impuestos que los benefició enormemente, abandonó a su suerte a los sectores populares y se vio una tendencia muy grande hacia la concentración de ingresos. Pero la sensación mediática era que Trump estaba preocupándose por la grandeza de los Estados Unidos y eso explica que haya podido construir un baluarte electoral de derecha radical dura. En ese sentido su logro es, francamente, impresionante.
El dominio de los medios de comunicación, con sus mentiras permanentes, termina cambiando la orientación política de la gente con mensajes que la ametrallan a diario: estamos en presencia de una derecha que actúa organizadamente y a escala internacional. Es un modelo de acción y de comportamiento; así como la clase obrera a finales del siglo XIX desarrolló una estrategia común de lucha internacional, estos tipos están haciendo lo mismo ahora pero con muchísimo más poderío: tienen bancas, tienen plata, tienen los jueces y controlan los grandes medios y también las redes sociales; tienen todo lo requerido para cambian la voluntad del electorado. Todo esto obviamente tiene un impacto muy grande en América Latina porque acá se ve una derecha clientelar condicionada por Estados Unidos y con un director de orquesta que está en Washington. Cuando vos mirás los grandes diarios de América Latina, ves que son todos de derecha: tienen los mismos titulares, las mismas fotos y la misma agenda noticiosa. Las manifestaciones de la derecha tienen las mismas consignas en Madrid, Buenos Aires y Miami. Eso evidencia que hay un gran organizador. Entonces, sin dudas un personaje como Trump ha tenido un efecto muy negativo para Latinoamérica.
La democracia en EEUU está en una crisis irreparable. Eso que tienen hoy no se puede denominar más como democracia sino, para ser correctos, se trata de una una plutocracia: ¿qué clase de democracia es cuando los representantes del pueblo y de los estados son gente que no tiene nada que ver con la condición de sus representados, de la ciudadanía? Más de la mitad de los Senadores y buena parte de los Representantes son millonarios, cuando la proporción de millonarios en la población de EEUU apenas si llega al 3 %.
Para resumir: la presidencia de Trump fue muy negativa y apoyó a un gobierno reaccionario y genocida como el de Jair Bolsonaro, a quien asesoró desde su campaña electoral y a quien no ha dejado de apoyar en ningún momento. También apoyó al golpe de estado en Bolivia y ordenó al FMI que concediera préstamos gigantescos (y violando las normativa de esa institución) al gobierno de Macri en la Argentina. Su papel no pudo haber sido peor para América Latina. Fue un hampón al frente de la Casa Blanca, gobernando de una manera brutal y perpetrando crímenes de guerra como los bloqueos a Cuba y Venezuela.
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