Fabio tiene 83 años, de los cuales, los últimos 10 los ha pasado en medio de una nebulosa, que no le permite recordar con claridad los momentos más felices de su vida, tampoco los más tristes.
Afuera llueve y hace frío, adentro huele a humedad y a desinfectante, pero por lo menos la habitación logra protegerlo de la lluvia. Él está acostado en la cama inferior de un camarote de dos pisos, al lado de muchos más camarotes donde duermen otras personas, logra cubrirse la parte superior del cuerpo con su camiseta, guarda sus manos y se acurruca buscando calor, pero tiembla, no tiene cobija.
Fabio es una de las 150 personas mayores que hay en los Centros Día de Medellín, (centros de atención básica para habitantes de calle). En ese mismo lugar lleva más de seis meses, apenas moviéndose, apenas percatándose de lo que pasa a su alrededor, alimentándose por instinto, sus ojos van perdiendo cada vez más, cualquier rastro de su propia existencia.
La realidad de Fabio es la de muchas personas mayores en el país, quizá el panorama más dramático es el de quienes terminan sus días en la calle, tras el olvido de sus familiares y la sociedad entera.
Para el caso de Medellín, la ciudad cuenta con una población de 2.549.537 habitantes, de los cuales 444.992 son personas mayores de 60 años, lo que representa el 17% de la población. A su vez, en esta ciudad, por cada 100 personas menores de 15 años, hay 62 personas mayores, lo que significa que la pirámide de la población se está sobrecargando hacia la población adulta mayor, situación que es recurrente en todo el país.
Bajo esta óptica, situaciones como la de Fabio nos hace pensar si estamos preparados para garantizar los derechos y calidad de vida a la población adulta mayor que está en constante aumento.
El abandono, la discriminación, la estigmatización, la falta de seguridad social y el desconocimiento agravan esta perspectiva. La situación de las personas mayores es muy grave y esto se ve reflejado en la violación de sus derechos.
En Colombia, en el 2020 se registraron 534 casos de mujeres víctimas de violencia intrafamiliar mayores de 60 años y 198 hombres mayores de 60 años. En 2021 fueron 584 mujeres y 223 hombres mayores de 60 años.
En 2020 fueron asesinadas 17 personas mayores de 60 años, en 2021 fueron 31 personas. En 2020 se registraron 16 casos de violencia sexual. En 2021 se reportaron 13 casos en todo el territorio nacional.
De igual manera se dio un incremento de las afectaciones mentales de las personas mayores, llegando a un 30% con respecto al resto de la población y reflejado en aspectos como la soledad, la ansiedad, la irritabilidad, la depresión e incluso el estrés postraumático.
Sumado a esto, y según cifras del DANE, en el país el 70% de los adultos, mayores no tiene pensión y el 22% vive en la pobreza.
Hoy, este país está ad portas de elegir un nuevo presidente. Si hay un reto que debe asumir el máximo mandatario nacional es apostarle a políticas claras que garanticen el bienestar de las personas mayores. Abordar esta problemática de forma integral y trabajar en propuestas que reivindiquen sus derechos es clave y en esta lógica debemos enfocarnos en los siguientes aspectos:
- Necesitamos implementar una reforma pensional que reestructure el sistema y que pueda aumentar la cobertura hasta las personas mayores más vulnerables.
- Atender de forma integral la salud física y mental de las personas mayores.
- Realizar campañas masivas de educación y promoción para una vejez digna
- Necesitamos de la articulación de actores (familia, comunidad, empresa, academia, Estado) para garantizar los derechos de las personas mayores.
La dignidad no envejece. Debemos proteger a nuestras personas mayores, ellos son parte fundamental del patrimonio de nuestro país. No más olvido, no más abandono, cambiemos una triste realidad que hoy reflejan sus caras y que dice a gritos: “El olvido que ya somos”
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