El número es lo de menos

Nota al lector: escribo esto siendo 21 de febrero; con el corazón encogido y una molestia peor que un dolor de muela. Al Ejército Nacional le agradezco mucho y admiro su trabajo, eso no me impide reconocer los errores cometidos en la guerra. No hablo en términos jurídicos, hablo en términos de dignidad nacional.

Desde hace unos días se ha venido hablando de la cantidad real de ‘falsos positivos’ y obviamente eso ha llevado a que muchos personajes de la política nacional acaloren el debate y le quiten la cara a las víctimas que al final son las únicas relevantes.

Llevo días pensando en esta columna, pensando en cómo escribirla y en cómo debería sentirme al respecto; si les soy honesto, estoy emputado. No tengo otra palabra describirlo y cada que pienso en lo vacío del debate siento que el corazón se me encoge un poquito más; pasaron de la construcción de verdad a la politiquería barata para poder aprovechar el calor del momento y de una forma u otra ganar votos para el 2022.

Según la JEP, la cifra sobrepasa los 6.400 casos. Jueputa, +6.400 personas asesinadas a sangre fría por quienes hicieron un juramento a la bandera que nos cobija para protegernos y sobretodo, para protegerla a ella y lo que ella representa.

Les pido que no malinterpreten el título, cada nombre vale y es más relevante que el anterior,  es por eso que me siento indignado; porque hoy sólo hablamos de números como si habláramos del balance mensual de una compañía, no estamos hablando de quiénes tuvieron las botas al revés, no hablamos de quiénes fueron llevados a tierras extrañas para ser asesinados a mansalva, solamente hablamos de números.

Y es que, el problema de convertir el capítulo más  oscuro y sangriento de la historia reciente de nuestra Patria en un Excel lleno de cifras es que le quitamos la humanidad a la historia y le abrimos la puerta a los negacionistas, a los que van a salir a decir «eso no pasó».

¿Eso no pasó? No me crean tan PENDEJO, porque todos sabemos que sí, pasó y necesitamos entender quiénes fueron los que tomaron la decisión de podrir manzanas, dar órdenes en contra de la institución que juraron respetar y el orden constitucional que juraron defender, aunque eso les costara la vida.

Desconocer los vejámenes que cometieron algunos batallones del Ejército Nacional es más grave que desconocer el terrorismo, masacres y pescas milagrosas de las FARC. Jamás se nos puede olvidar que nosotros somos los que estamos con la ley, que aquellos que juraron defender la patria deben tener una brújula moral inquebrantable y que, dado el caso, deben ser juzgados con mayor severidad que cualquier Pedro Pérez. Ellos fueron los que nos juraron defendernos.

Colombia ha pasado por mucho, hemos sobrevivido y seguramente lo seguiremos haciendo. Pero para eso necesitamos poder encontrar los errores, reconocer que tenemos mucho por mejorar y encontrar la verdad que tanto añoramos.

Para restaurar la gloria y honor de nuestros soldados y del camuflado que nos protege necesitamos conocer la verdad, necesitamos que aquellos que dieron órdenes y ejecutaron a nuestros compatriotas inocentes pidan perdón, le den la cara al país y con eso nos permitan pasar la página.

Posdata, ¿ya pensaron en cómo vamos a construir el país que soñamos?

Juan Antonio Vidal Janer

Bogotano, estudiante de administración de empresas, enamorado de la libertad, activista de lo que me mueva el corazón, convencido de la libertad como punto de partida para construir el futuro.

Bienvenidos a un espacio de ideas y reacciones.

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