El mercado proveerá

“la tesis de que el egoísmo de las personas llevará al bienestar general desaparece porque hoy a la mayoría le cuesta determinar su propio bienestar si no es a cargo de una erogación fiscal”


El país está esperando que el mercado pueda aguantar la crisis que atraviesa, no solo desde el punto de vista del comportamiento económico sino desde otros frentes como el moral, el institucional e incluso el intelectual. Hace unos años, tomamos el rumbo de la incertidumbre frente a los arreglos institucionales que se le plantearon a los colombianos con el fin de un cambio, que en términos generales parecía concebido para corregir inflexibilidades y barreras de acceso a la condición huma del bienestar. Hoy ese cambio está supeditado a una constante lucha de contradicciones morales, discursos populares y comportamientos colectivos disímiles.

La tensión por la lucha de clases parece radicalizarse desde el punto de vista del ingreso, es decir la variable en términos nominales que más afecta la comprensión de las relaciones del Estado con su pueblo, aparentemente puede este último proveer todas las condiciones de bienestar suficientes para mantener a sus votantes. Mientras nos mantenemos en esa discusión, el mundo cambia, el comercio se expande, los países eligen estructuras de mercado competitivas, la gente se forma, el capital sigue su curso y nuevas economías en Asia aparecen en el espectro de las inversiones.

los jóvenes se adecuan a un contexto social tensionaste, donde las oportunidades para llegar a la realización de su proyecto de vida se ven afectadas por la alta concentración de tesis políticas y económicas que nublan su panorama, otros lo llamarían ideología. Otros dirían que ven sus libertades complejizadas por discusiones perennes sobre lucha colectiva.

Finalmente, la generación de jóvenes hoy, en cinco años serán más viejos, con quizás menores posibilidades si se entregan a la agonía incesante de la sobrecarga coyuntural del país, en otros términos, los jóvenes como en las hamburguesas, son el ingrediente de la mitad. Los niños por otro lado se están acabando, el bono social se agota y generaciones de niños se ven cada vez más lejanas, estamos entrando a una fase en la cual en 20 años ver un niño será raro y los jóvenes de hoy, serán tan viejos como los viejos de ahora.

Así las cosas, el mercado proveerá: ¿que proveerá si el relevo generacional esta embolatado, las ideas sociales y económicas se atomizan en posturas ideológicas impenetrables y el bienestar se está desdibujando? la tesis de que el egoísmo de las personas llevará al bienestar general desaparece porque hoy a la mayoría le cuesta determinar su propio bienestar si no es a cargo de una erogación fiscal.

Bien, aún somos muchos los que creemos en el mercado, en que no hay otra forma que asigne recursos de acuerdo con el grado de desarrollo de las libertades y la sociedad, así que el mercado proveerá en la medida que las democracias elijan el bienestar de mediano y largo plazo, sean constantes en la formación de empresas, impulsen las ideas innovadoras, generen valor agregado, organicen su producción, hagan negocios con el resto del mundo, aprendan a cuidar y manejar sus mercados de capitales, se desenvuelvan en otros idiomas y lo más importante salgan de la falacia del asistencialismo.

Pd. Ojo jóvenes ayer teníamos 20 años …


Todas las columnas del autor en este enlace: Gustavo Sepúlveda

Gustavo Sepúlveda

Economista de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Especialista en proyectos de la Universidad Católica de Colombia y Magíster en Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Actualmente analista económico, en temas de legislación económica, crecimiento, sector productivo. Investigador y académico.

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