“Al jefe del régimen, Gustavo Petro, le debería quedar claro que en un democracia, el presidente NO hace lo que se le da la gana, se tiene que someter al juego de la democracia y si el Congreso no le aprueba una, dos, tres o todas sus reformas lo debe asumir con gallardía, como un hombre defensor de la democracia, si es que en verdad la defiende.”
En esta columna quiero explicar cómo Gustavo Petro aparte de ser el jefe del régimen también es un mentiroso redomado con un ego más poderoso que los líderes de las potencias mundiales.
En primer lugar Gustavo Petro, su régimen y sus seguidores fanáticos creen que en Colombia con la llegada al poder en 2022 son el primer gobierno de izquierda en toda la historia de la nación. Es falso. Si observamos con detenimiento quiénes han sido los jefes de Estado del país a los largo de toda la historia nos encontramos que Petro no es el primer mandatario de izquierda.
En Colombia para el 16 de julio de 1848, José Ezequiel Rojas Ramírez, fundó el Partido Liberal Colombiano con ideología socialdemócrata, socioliberalismo, progresismo y laborismo y con una posición de centroizquierda, así las cosas, desde ese año ha habido muchos presidentes de izquierda en Colombia.
Para aportar solo unos ejemplos y desvirtuar las mentiras del jefe del régimen, Cesar Gaviria fue presidente de Colombia entre 1990 a 1994 por el partido liberal, es decir, Gaviria representaba una izquierda moderada y entre 1994 a 1998 Ernesto Samper fue presidente del país también por el partido liberal de una manera moderada.
Dicho lo anterior, Gustavo Petro NO es el primer presidente de izquierda que ha tenido Colombia, ha habido varios, y al igual que muchos lideres de izquierda que aunque no fueron presidentes de la nación si influyeron mucho en el proceso de la izquierda en Colombia.
Lo que si es cierto es que Gustavo Petro SI es el primer presidente de Colombia de IZQUIERDA RADICAL, es decir, su posición ideológica es de izquierda pero llevada al extremo, que dicho sea de paso, ganó en unas elecciones legitimas pero que eso no significa que gobierne de un manera legitima y democrática como lo hace la izquierda radical en el mundo y el país lo está viendo y viviendo.
El discurso de Petro es peligroso, es un discurso de victimización y de complejos sociales, su arma discursiva es siempre contra la propiedad privada, contra los medios de comunicación, contra el empresariado, contra el capitalismo, contra todo tipo de libertades y contra el pueblo.
En mi opinión y creo que en la opinión de millones de colombianos creemos que Petro no tiene solo malas ideas en materia económica, social, ideológica y moral sino que además tiene malas intenciones. No podemos decir y menos con Petro que tenga buenas intenciones pero malas ideas. Quien comulga con ideas como las de estatizar la salud, confiscar las pensiones y acabar con el sector productivo no solo son pésimas ideas sino que las intenciones son acabar por completo con el país y sus habitantes.
Todo el régimen quiere que los colombianos tengamos unos derechos en materia social como los países nórdicos, el mismo nivel de vida y las mismas condiciones económicas pero se le olvida a Petro y a sus esbirros que aquellos países son superiores a Colombia en materia económica, es decir, son más ricos que los colombianos y que por ello tienen más oportunidades y más desarrollo.
Si Petro quisiera parecerse en algo con los países nórdicos, de entrada, no hubiese presentado ante el Congreso de la República la reforma laboral (que acaba con los trabajos y los trabajadores), la reforma pensional (que es ROBARSE la plata de los colombianos que cotizan pensión) y la reforma a la salud (que acabaría con un sistema de salud que es universal en cobertura y que es ejemplo para el mundo para pasar en manos de los políticos que se lo roban todo).
Me preocupa mucho que Petro ataque al Congreso porque, al primer año de la legislatura, se hundió la reforma laboral de su autoría. Como ya lo mencioné en líneas anteriores, Petro hace parte de la izquierda radical, aquella izquierda que le gusta imponer sus “ideas” y tratar de destruir el orden de la democracia.
Petro y sus aliados deben entender, si es que respetan la democracia, que si pierden es simple y llanamente el juego de la democracia, a veces se gana y en veces se pierde, no deberían salir a amenazar con cerra el Congreso con un argumento falaz de que el Parlamento no está con el pueblo. Eso es un mensaje extremadamente peligroso.
Al jefe del régimen, Gustavo Petro, le debería quedar claro que en un democracia que, dicho sea de paso, él dice defender a ultranza, el presidente NO hace lo que se le da la gana, se tiene que someter al juego de la democracia y si el Congreso no le aprueba una, dos, tres o todas sus reformas lo debe asumir con gallardía, como un hombre defensor de la democracia, si es que en verdad la defiende.
El pueblo de Colombia seguirá de pie, firme a las ideas de la democracia, las libertades y el futuro próspero de todos los ciudadanos. Que el régimen sepa que aunque tenga intenciones autoritarias y dictatoriales le quedará muy difícil hacerse con el poder absoluto y que tiene que someterse a las leyes y a la Constitución.
¡Colombia siempre libre y democrática!
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