El Gran Acuerdo de Álvaro Gómez

De este programa político nacería una filosofía, un talante, una musicalidad del espíritu compilada en cinco puntos que invitarían a la solidaridad para salir del embrollo que aún padecemos: la pobreza.


La situación nacional en la última década ha dejado entrever aguas menos agitadas, pero agitadas de todos modos. Álvaro Gómez Hurtado respondió a esto en tiempos pasados donde Colombia se hallaba inmersa en un panorama más caótico, que para juicio de muchos era el Estado casi fallido del ochenta y noventa. Tal vez podría decirse que en este momento la situación no pinta tan extremadamente dramática, pero sí sigue existiendo el mismo cáncer que mantiene al país en un estado tan pálido.

El Acuerdo Sobre lo Fundamental surge de un ala conservadora cuando los partidos se hallaban empecinados en ser parte de lo que Gómez denominaría «el régimen político», un establecimiento que se disfrazaba de ideologías y colores pero que en su ser era el mismo séquito sin ideales que se repartía prebendas e inmoralidades que atentaban contra el bien común. De este programa político nacería una filosofía, un talante, una musicalidad del espíritu compilada en cinco puntos que invitarían a la solidaridad para salir del embrollo que aún padecemos: la pobreza.

La ley hace parte de primer punto y para Gómez ésta es el bien común, la base de la confianza pública, es ella la que orienta y disciplina a los ciudadanos y a los mandatarios, la ley no se puede transgredir y no puede ser sometida a transacciones. Es ella los muros del cauce por donde debe correr el accionar administrativo con el fin de que sirva para todos, no para unos. Se critica el irrespeto con que los gobernantes de turno vienen tratándola, acomodándola a sus interpretaciones o realizando clientelismos legales. La ley, como después diría el alvarista Alberto Bermúdez, es el pilar fundamental de toda sociedad organizada.

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El segundo punto es la moral y se plantea como respuesta a la complicidad que existe al interior de las colectividades que encubren los accionares deshonestos de sus miembros en nombre del Partido o movimiento. El Acuerdo, en su naturaleza suprapartidista, busca que todos en general concuerden con el repudio por la inmoralidad en la administración pública.

La propuesta sobre la justicia surge para ese entonces aclamando una modernización radical de los procedimientos judiciales en el país. Después de las reformas de 1991, Álvaro Gómez ya no hablaría de una modernización, sino que diría que el aparato judicial colombiano moderno era existente, pero que el peso de las influencias de los peces gordos le descubrían los ojos a la justicia y convertía el sistema legal en un dador de privilegios y promotor de negligencias tanto para pudientes o simples delincuentes. Actualmente no nos hallamos lejos de este tercer punto y por ello sigue vigente el comprometerse con restaurar la justicia.

Este Acuerdo tiene un corazón, dicho motor es el de reunir a los liberales, conservadores, estudiantes, apolíticos, en una sola fuerza que vire hacia un único objetivo: el desarrollo de Colombia. Lo que se propone es la apertura de los mercados, que el país salte al panorama internacional y que los ciudadanos junten fuerzas e ideas, pues, como decía Gómez Hurtado, la pobreza afecta tanto al liberal como al conservador, por ello el menester de este cuarto punto. Todo este desarrollo debe tener en cuenta a la ecología, pues el planeta clama transiciones energéticas, pero transiciones pautadas e inteligentes, sin populismos, siempre en sobriedad, pero mirando un quinto asunto fundamental e importante.

En esto se resume la propuesta política de uno de los más grandes estadistas del siglo XX en Colombia, Álvaro Gómez Hurtado. En otra publicación voy a profundizar en cada aspecto, pues este Acuerdo, ante el momento coyuntural que vive el país, aún sigue vigente para ser aplicado.


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Johan Paloma

Estudiante de filosofía en la Universidad Nacional de Colombia. Miembro de la Unión de Toreros de Colombia (Undetoc), activista en diversas causas, entre ellas la causa conservadora, taurina y rural. Mis temas de interés son el marco económico, político, filosófico y cultural.

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