El futuro de la movilidad urbana

El informe una perspectiva integrada sobre el futuro de la movilidad, realizado entre Bloomberg New Energy Finance y McKinsey, advierte que el futuro de la movilidad urbana explora e involucra una serie de tendencias sociales, económicas y tecnológicas. Dos factores apuntan en esta dirección. El primero conjuga varias tendencias clave de movilidad (electrificación, movilidad compartida y autonomía).   

Es un hecho que los servicios de uso compartido de automóviles y de transporte en automóvil ya están en funcionamiento en cientos de ciudades de todo el mundo, habilitadas por teléfonos inteligentes y respaldados por un capital de riesgo sustancial. Una serie de empresas automotrices y de tecnología establecidas, así como empresas nuevas tipo nuTonomy y Zoox, están probando capacidades de auto conducción, con el objetivo de ofrecer viajes puerta a puerta, sin la intervención humana.

En segundo lugar las tendencias en las áreas relacionadas se refuerzan entre sí. Se espera que la urbanización aumente la densidad promedio de una ciudad en un 30 por ciento durante los próximos 15 años, extendiendo los sistemas existentes a medida que aumenta la demanda.

Dos conclusiones interesantes del informe llamaron mi atención: la primera destaca que conseguir una buena movilidad podría ser una ventaja competitiva para las ciudades. Este cambio puede ayudar a limpiar el aire de contaminación y reducir las muertes de tráfico. Es una oportunidad para mejorar la calidad de vida, día tras día, para miles de millones de personas. La segunda se refiere al valor y al lugar que los planificadores urbanos y los residentes están poniendo la habitabilidad y la sostenibilidad más arriba en sus agendas.

Debo poner de presente que este tipo de estudios están enfocados en el mundo desarrollado, incluye ciudades como Ámsterdam, Singapur y Estocolmo, visibles por su movilidad efectiva y porque han logrado limitar la congestión y la contaminación mediante el énfasis en el transporte público eficiente, el fomento del ciclismo y el caminar. Estos estudios de futuro están pensados para 2030, término en el que esperan una serie de sistemas adicionales de vanguardia para la próxima fase de movilidad avanzada.

Las condiciones de las ciudades como la densidad de la población, la riqueza, el estado de la infraestructura vial y del transporte público, los niveles de contaminación y congestión y las capacidades de gobierno local, determinarán qué cambios se producen y con qué rapidez. En Colombia estos factores disponen debilidades y conviven con el impacto ambiental que genera el consumo de combustible de origen fósil.

Los gobiernos locales de nuestras las ciudades no pueden seguir improvisando es hora de pensar con anticipación a través de los planificadores urbanos con competencias en las tendencias disruptivas, porque a medida que las ciudades se congestionan y contaminan, surgen nuevos modelos de negocios y tecnologías para resolver el desafío de la movilidad.