EL FÚTBOL Y LA NACIÓN EN EL SIGLO XXI

Desde principios del siglo XVIII la popularidad del fútbol alrededor del mundo ha sido dramáticamente inmensa, empezando su expansión por Europa hasta llegar a cada rincón del mundo este espectáculo es el deporte más consumido en el universo. El poderío social de este deporte y de sus integrantes es tan vigoroso que es capaz de brindar glorias, sueños y dinero a los Estados o regiones que simplemente les apuestan a sus equipos como si no hubiera un mañana.

 

Desde principios del siglo XVIII la popularidad del fútbol alrededor del mundo ha sido dramáticamente inmensa, empezando su expansión por Europa hasta llegar a cada rincón del mundo este espectáculo es el deporte más consumido en el universo. El poderío social de este deporte y de sus integrantes es tan vigoroso que es capaz de brindar glorias, sueños y dinero a los Estados o regiones que simplemente les apuestan a sus equipos como si no hubiera un mañana.

Así como en la Antigua Roma todo el coliseo se emocionaba y provocaba entretenimiento a sus asistentes que miraban las batallas épicas y mitológicas de su gladiadores, el fútbol en pleno siglo XXI otorga mucho más que eso, otorga anhelos, nos enceguece de emociones y su valor más importante es que nos une como humanos integrantes de un Estado con historia y cultura propia, así, estos aportes derivados del fútbol se ha de ver alrededor de todo el mundo, pues como hablar de Brasil sin mencionar las cualidades históricas de La verde amarella, de los albicelestes, o de la furia roja; notoriamente se ve como este deporte transciende sus propios  límites para aportar a la cultura y los procesos históricos de las naciones.

Llevando esta idea al caso colombiano donde cada día se ve más precaria la idea de una nación, el fútbol nos dota de unidad,  nos une como pueblo y como sociedad o mejor aún como personas de un mismo sistema. Seguidos de esta afirmación, debemos mencionar que para Ernest Renan una nación no está conformada por razas, lenguas, territorios, ni mucho menos  ríos o montañas que nos dividan, una nación está elaborada de las voluntades y necesidades de los hombres para vivir juntos en comunidad, creando instituciones que nos permitan seguir por un camino regido por las ganas de estar unidos, es aquí donde el fútbol nos hace olvidar los problemas que pasamos en nuestro territorio, donde nos hace pensar en pro del colectivo, donde ya no pensamos en un yo, si no pensamos en todos los colombianos, es aquí donde el fútbol nos recuerda porque somos un país y nos recuerda la voluntad de seguir juntos, pues si no fuese así después de cada gol anotado por los cafeteros, no nos abrazáramos, lloráramos   o en el peor de los casos no nos quedáramos en silencio orando para que unidos podamos llegar a la victoria.

Básicamente podemos decir que llegamos a ser nación cuando juega nuestra selección, ya que es en ese momento cuando nos deja de importar los pretextos, las clases sociales, la diplomacia, y hasta los regionalismo que provoca odios ilógicos y absurdos dentro de nuestro país, y todo esto es palpable en nuestro diario vivir, cuando hay un torneo de talla mundial y nos sentimos como si estuviéramos en los juegos del hambre, o como si estuviéramos en un campo de batalla esperando el mejor resultado. Y creo que todo lo que una a la humanidad debe de existir, todo lo que haga catarsis en nuestros cuerpos se debe fomentar porque simplemente el fútbol tiene la capacidad de silenciar a todo un país en tristeza o sencillamente vestir de fiesta y llenar de gloria a una sociedad.

Y no podemos dejar a un lado que en Colombia las celebraciones de estos eventos de alguna u otra forma terminan en desordenes que concluyen  amargando los festejos, pero esta situación se sale de las manos de la esencia del deporte, por eso es ilógico culpar al fútbol de las muertes, robos, atentados, riñas y accidentes tras celebraciones, la culpa es de aquellos inadaptados que simplemente buscan un pretexto para mostrar sus absurdas acciones que terminan denigrando a la sociedad.

Además, el fútbol al ser el deporte más visto en Colombia y en el mundo es el único que puede ser una vitamina a la cultura y al sentimiento patriota que llevamos dentro, o a quien no se le ha de erizar la piel mientras se escucha el himno nacional en un estadio, o simplemente el canto de un gol a favor de nuestro equipo. Así,  para concluir solo puedo decir que lo que pasa en las canchas simplemente es magia, y que un triunfo da más gloria y honor que cualquier guerra, aclarando que en un pasado eran estas aquellas de llenar el ego nacionalista de los países, pero hoy en día esta labor a recaído en los estadios del mundo, por eso  es que en las canchas de fútbol están las trincheras y soldados del siglo XXI, dando la cara por sus países gravitados por una hinchada que es más fuerte que cualquier otro movimiento social, una hinchada que simplemente se convierte en una NACIÓN.

Felipe Andrés García Díaz

Estudiante de Ciencia Política de la Universidad de Antioquia, dispuesto siempre al debate, a la confrontación de ideas y en especial a toda crítica en pro de construir algo mejor.

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