El anuncio de la canciller alemana Angela Merkel a la no aspiración electoral en el año 2021, cierra un nuevo ciclo de la política Bávara en los últimos años, el fin de 18 años en el poder de quien fuera considerada la adalid de los valores occidentales tras la victoria de Trump en los Estados Unidos a comienzos del año 2017, deja abierto el debate sobre el futuro del papel de la Unión Europea en el escenario local e internacional.
El papel que ha desempeñado la canciller alemana con su homólogo galo Emmanuel Macron, tras la crisis económica del 2008 y el fortalecimiento de la gobernanza migratoria para la UE, fueron varios de los elementos que la catapultaron como la mujer más importante del mundo en pro de la pervivencia del multilateralismo en el escenario internacional, en contraposición al accionar del presidente de los Estados Unidos Trump desde sus decisiones unilaterales, evidenciadas en el abandono del Pacto de París y del pacto nuclear con Irán.
Debemos anotar también que esta noticia se da en el marco del crecimiento del denominado euroescepticismo, fenómeno analizado en el informe Alcano del presente año, desde el cual, el respaldo de la opinión pública a la UE, se mide principalmente por su seguridad económica, es decir ante buenos resultados económicos la población se torna europeizada, respaldan las instituciones y apoyan las decisiones que estas tomen en beneficios de la Unión, pero con las crisis se tornan euroescépticos y nacionalistas, elementos determinantes en el retorno a los populismos como salidas políticas, casos concretos el polaco, el húngaro y el italiano. La desconfianza generada en la opinión pública hacia la UE es un fenómeno de amplio espectro, que abarca todos los grupos sociales. Según el informe son tres las razones que sustentan dicho fenómeno: el cosmopolitismo, la percepción de impotencia democrática y la vulnerabilidad económica.
Serán entonces tres los desafíos que recaerán principalmente en el presidente Francés Micrón de cara al futuro de la Unión Europea: la consolidación de la región como bloque económico que haga frente a la actual Guerra Comercial en la que se han enfrascado Estados Unidos y china, la puesta en marcha de todo un andamiaje político y económico que fortalezca la gobernanza europea en materia de atención a las migraciones provenientes mayoritariamente de África a través del Mediterráneo y por último fortalecimiento de los principios que posicionaron a la UE como el garante del Orden Internacional liberal después de los Estados Unidos, con lo cual se cerrará la entrada a regímenes políticos autoritarios que actúan en contra de la cohesión y la unidad continental. Se requieren de igual manera reformas a las instituciones que garanticen la pervivencia del orden liberal y la recuperación del papel protagónico de la UE en el escenario internacional. El llamado a la población que se ha mostrado reacia a la integración plena de la UE se deberá realizar a través del poder real e inteligente (Soft Poder), basado en instituciones políticas y económicas garantistas y eficaces. Repensar el futuro de la UE de cara a la salida de la canciller alemana es apremiante en función de garantizar los pesos y contrapesos a los que avoca las relaciones internacionales contemporáneas.