El entuerto de sistema de salud


“Hay quienes piensan que el punto de inflexión lo estamos viviendo ahora porque el gobierno actual se ha empecinado en no hacer nada y dejar que las EPS se ahoguen en su propio déficit, y con ello llevar al colapso del sistema y, de esta forma, obligar a un cambio estructural de la salud colombiana. Olvidan que el punto de no retorno ocurrió hace casi diez años con la liquidación de Saludcoop y posteriormente con la liquidación de Caprecom”.


La decadencia del sistema de salud colombiano, que se está haciendo más evidente ahora, es producto de la invariable desidia de los gobiernos anteriores. Desde hace casi 17 años, cuando, por virtud del artículo 10 de la Ley 1122 de 2007, se incrementó la base de cotización a la salud del 12% al 12.5%, dicho aumento, que ocurrió 14 años después de promulgada la Ley 100, fue una respuesta tardía para conjurar el fantasma de la desfinanciación que ya se asomaba con sus fauces abiertas y amenazantes contra el Sistema de Seguridad Social en Salud. Todo esto con el subsiguiente colapso, en forma de castillo de naipes, de los diferentes actores del sistema. Y es obvio: Son las EPS las que pagan a las IPS, de modo que si las primeras se quiebran, las segundas terminan sucumbiendo a la misma suerte.

Un sistema de salud al que hay que agradecerle mucho, porque no podemos tampoco desconocer las virtudes y aciertos. Colombia pasó de ser uno de los peores países en términos de indicadores en salud pública a, por lo menos, pelear los puestos más honorables. Nadie puede desconocer que desde la Ley 100 hemos mejorado, pero tampoco podemos hacer la vista gorda a los problemas enquistados y que no se han podido solucionar. La oportunidad, la accesibilidad, la universalidad, por mencionar algunos, son los problemas más notables y graves que vivimos en el sistema. La falta de profesionales en zonas apartadas, las dificultades en términos de la dependencia del sistema a las mafias de los medicamentos, la dependencia de factores macroeconómicos internacionales, la debilidad de nuestra propia industria farmacéutica y de dispositivos biomédicos, los altos costos de las tecnologías, la falta de integración entre el sistema de salud y el educativo que ha provocado que nuestras universidades no eduquen a los especialistas que necesitamos sino este supeditado a lo que algunos en el gremio quieren para «no afectar el mercado laboral». Cada rueda girando en un sentido diferente y cada uno mirando cómo le sacan provecho a toda esta indecencia.

Hay quienes piensan que el punto de inflexión lo estamos viviendo ahora porque el gobierno actual se ha empecinado en no hacer nada y dejar que las EPS se ahoguen en su propio déficit, y con ello llevar al colapso del sistema y, de esta forma, obligar a un cambio estructural de la salud colombiana. Olvidan que el punto de no retorno ocurrió hace casi diez años con la liquidación de Saludcoop y posteriormente con la liquidación de Caprecom.

Incluso yo me atrevo a decir que la Ley Estatutaria de la Salud (Ley 1751 de 2015) es parcialmente responsable de lo que estamos viviendo por una razón: declarar oficialmente (no mediante sentencias de la Corte Constitucional) que la prestación de la salud es una obligación del Estado y que es un derecho fundamental autónomo impuso una carga financiera que, en últimas, las EPS no asumieron. Las asumió el Estado. Esta norma, llena de buenas intenciones, requería también ajustar un incremento en la base de cotización como lo hizo la mencionada Ley 1122 de 2007.

El sistema de salud requiere un cambio de fondo.

Es totalmente cierto lo que he escuchado a la Dra. Carolina Corcho: la reforma no es la culpable de la crisis que estamos viviendo por la sencilla razón de que la reforma a la salud aún no existe (si no se ha aprobado entonces aún no existe) ni tampoco es por el gobierno actual (ya lo argumenté más arriba). La reforma a la salud es justamente la solución a lo que estamos viviendo y a lo que va a pasar si no hacemos nada.

No podemos seguir teniendo un sistema en el que las «aseguradoras» no tienen ni idea de qué se hicieron sus reservas técnicas, que se inventaron justamente para que su función de aseguramiento prevalezca a pesar de las adversidades del negocio de la salud. No solo no han logrado cuidar dichas reservas técnicas, sino que también han logrado hacerle el quite a la limitación de la integración vertical. ¿Qué pasaría si se levanta el velo corporativo de las EPS? Seguro nos encontraríamos con sorpresas entre EPS e IPS que supuestamente estaban por fuera de esta integración vertical. Ni qué decir de la supuesta independencia entre aseguramiento y prestación.

Ya no hay razón en Colombia para mantener a las EPS vigentes, comiéndose el 10% de la UPC solo por administrar dichos recursos, enriqueciéndose con las ganancias financieras de dicha plata mientras someten a los prestadores a pagos atrasados cada 3 o 6 meses. Ya no podemos sustentar una burocracia costosa al interior de estas organizaciones mientras los médicos, las clínicas, los hospitales públicos y privados, los hospitales universitarios y los demás profesionales de la salud se sumergen en una pauperización de sus condiciones laborales y los pacientes siguen sin soluciones.

Las intenciones de hundir la reforma a la salud al interior de la Comisión Séptima del Senado no pueden tener otra explicación que la conjunción perfecta de falta de mermelada por parte del gobierno (así es como han funcionado todos los gobiernos a la hora de hacer algún cambio que les interese en el congreso, pero parece que esta vez de fregaron) y un exceso de lobby por parte de las EPS con los senadores que le han dado la espalda a una solución definitiva a este entuerto llamado Sistema de Salud. Y eso de «exceso de lobby», querido lector, es un eufemismo, porque sé que usted entiende lo que hay detrás.

P.D. Por último, no dude en escribirme sus comentarios a mi cuenta de X @sanderslois


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Sanders Lozano Solano

Médico y Cirujano de la Universidad Surcolombiana y Abogado de la Universidad Militar Nueva Granada, es Especialista en Gerencia de Servicios de Salud y Magíster en Educación. Experto en responsabilidad médica, se ha dedicado en los últimos años a su verdadera pasión: la academia y la escritura.

1 Comment

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  • El sistema de salud actual está colapsado y la Reforma al sistema debe ser la respuesta a ese hundimiento del mismo; toda vez que se llegará a un término en que No va a existir atención en salud; si así rodando a provocado miles de muertes prevenibles, mayor será si se quiebra y se lleva por delante las IPS que finalmente son las que prestan el servicio.
    Se han dedicado es a atender la enfermedad, el dolor y el sufrimiento en demasía; así las cosas NO hay presupuesto que alcance, más aún sin tener un control real del uso del mismo por parte del estado. Dice un viejo adagio popular …es mejor prevenir que curar…. obviamente todos los niveles de atención se necesitan, pero cuando el paciente llega en fase terminal al 3er y 4to nivel sale super costoso y las posibilidades de recuperación son mínimas….. más aún en el tema oncológico y de enfermedades crónicas mal controladas por diversos factores