Una ciudad como la nuestra, lejos la más importante del país después de la capital, merece por su misma condición en lo que respecta al ámbito futbolístico, tener un equipo profesional a la altura del nombre que lleva: Medellín.
El Deportivo Independiente Medellín no solo es el decano del fútbol colombiano sino uno de los más emblemáticos y reconocidos del país por su poderosa hinchada que ostenta ser la más sufrida y fiel del país, como por la misma pasión que genera.
A diferencia de muchos equipos, el “Poderoso de la montaña” genera más que nadie esa pasión regional o local por su ciudad. Difícilmente usted verá a un costeño, pastuso, valluno o a un mismo rolo, siguiendo o ser hincha del Medellín.
Ese amor incondicional que se le tiene al “Rey de Corazones” es en muchas ocasiones disipado por el embeleco de don Raúl.
El señor Raúl Giraldo Gómez es para unos el mayor accionista del Deportivo Independiente Medellín y para otros, su único dueño.
Sea lo uno o lo otro, este antioqueño nacido en el municipio de Granada tiene un grave problema para los seguidores e hinchas fieles del Medellín y es precisamente lo adinerado que es.
Y es un problema porque si bien don Raúl tiene mucho dinero, no cuenta con el suficiente para convertir al Deportivo Independiente Medellín en una real o verdadera empresa poderosa que le permita tener una estructura administrativa y de jugadores de alto nivel que lo conviertan en un equipo Top o élite que esté disputando siempre un título y/o torneos internacionales.
Lo que tiene don Raúl es un embeleco con el equipo de los antioqueños. A través de su dinero y de un presidente que encanta con su discurso, engatusa a su hinchada trayéndole un jugador de alto nivel y contratando a otros tantos que no pasan de ser buenos en sus equipos pero que no son de élite.
El claro ejemplo lo vivió el mismo hincha en el pasado torneo de la Liga Águila II. Un jugador élite (Juan Fernando Quintero) y otros tantos que no pesaron futbolísticamente por no ser o tener ese nivel Top que un equipo como el Medellín se merece.
Estoy seguro de que por el embeleco de don Raúl con el Deportivo Independiente Medellín, la historia se va a repetir para este primer Torneo de la Liga Águila 2018 y la misma Copa Sudamericana.
El mayor accionista contratará un solo jugador élite (algunos dicen que Ezequiel Cano) y traerá otros buenos jugadores, pero no del nivel que se requiere.
El “Poderoso de la montaña” necesita mínimo contratar dos defensas élite, un volante diez de alto nivel, dos más en esta área (medio campo) que generen un verdadero golpe de opinión, dos delanteros que quisieran tener todos los equipos de Colombia y un técnico de corte o roce internacional, ganador de torneos o campeonatos. No está de más un arquero.
Pero esto solo lo pueden tener organizaciones o empresas que manejen inversiones cuantiosas con reales proyecciones financieras que le den un estatus a un equipo, no personas que, aunque tienen mucho dinero no cuentan con el suficiente para armar como su nombre lo indica, un “poderoso” Deportivo Independiente Medellín