“Es vital transformar esta poderosa herramienta en un agente positivo de cambio, reflejando el verdadero valor de cada mujer y construyendo un futuro donde la justicia y la igualdad sean la norma, no la excepción.”
Cuando se habla de los medios de comunicación solemos escuchar un concepto que los generaliza a la perfección, el cual es, “que han sido históricamente una herramienta poderosa para la visibilidad”, por ejemplo, nos han permitido observar y ser partícipes del avance de los derechos de las mujeres. También se puede decir que, a través de estos medios, se han ganado batallas en diferentes esferas de nuestra ciudadanía, como: la política, la social, la educativa, la cultural, entre otras. Pero, decir que todo es color de rosa sería mentir, porque esta misma plataforma que tantas maravillas nos ha dejado, también ha mostrado una faceta alarmante: la vulneración y violencia hacia las mujeres en múltiples niveles.
Claro está, no se puede desconocer que los medios han jugado un papel central en la visibilidad de cuestiones críticas sobre género y han permitido el avance en materia de Derechos. Tenemos ejemplos de movimientos como #MeToo y #TimesUp, los cuales han sido amplificados a través de redes sociales, provocando un cambio cultural significativo y llevando a la luz innumerables casos de acoso y abuso. Según un estudio de Pew Research Center, el 56% de los adultos en EE.UU. creen que los medios han hecho un buen trabajo exponiendo el acoso sexual en el lugar de trabajo y otras formas de violencia de género desde el surgimiento de estos movimientos.
Los informes y documentales, como el aclamado «Miss Representation», han ilustrado cómo los medios de Comunicación perpetúan estereotipos de género dañinos, permitiendo que surja un debate, totalmente necesario, sobre la representación de las mujeres en los medios y la política. Este tipo de exposición ha contribuido y se ha convertido en una pieza fundamental para el avance de políticas de igualdad y para aumentar la representación femenina en la política y los negocios.
Sin embargo, a pesar de estos avances, el lado oscuro de los medios también se manifiesta por encima de todo y arroja a la luz la forma en que han sido utilizados para vulnerar y violentar a las mujeres. Los ataques mediáticos y la difusión de información sesgada o falsa han tenido consecuencias devastadoras.
Las mujeres en políticas, a menudo se enfrentan a una cobertura desproporcionada, machista, sexista y misógina. Un informe del Instituto de la Mujer en España revela que el 70% de las mujeres en política han experimentado comentarios despectivos o ataques en los medios que se centran en su apariencia o en su vida personal más que en sus capacidades, conocimientos o experiencias políticas. Esto no solo desanima a las mujeres a participar en la política, sino que también contribuye a un ambiente hostil lleno de odio hacia una población que históricamente ha luchado por una representación digna en la sociedad.
Así que, ojo aquí, porque las redes sociales, aunque han democratizado la información, también han sido el escenario “idóneo” para aquellas campañas de difamación y acoso en línea hacia diferentes representantes de partidos políticos, sindicatos u organizaciones. Un estudio de la Universidad de Oxford revela que el 73% de las mujeres que han estado en el ojo público en redes sociales han recibido mensajes de odio y amenazas, el cual es un dato que me genera bastante alarma, ya que las agresiones no solo afectan su bienestar psicológico, sino que también pueden tener un impacto real en sus carreras y su seguridad.
Por eso es vital reconocer que, aunque los medios tienen el poder de fortalecer la voz de las mujeres, también tienen la capacidad de perpetuar la violencia y la injusticia. El balance entre la representación positiva y la perpetuación de estereotipos dañinos es una cuestión que los medios deben abordar con gran responsabilidad y compromiso.
Las ventajas de los medios en la promoción de la igualdad de género son innegables, en ningún momento he dicho lo contrario. Soy consciente que la cobertura mediática en temas de género puede aumentar la conciencia pública y presionar para generar nuevos cambios en las políticas gubernamentales. Pero no por eso se debe dejar de lado la importancia de que los medios adopten prácticas éticas que eviten la perpetuación de la violencia y el acoso. Esto incluye una mayor vigilancia sobre la forma en que se representan las mujeres y la implementación de políticas para combatir el acoso en todas sus manifestaciones.
Testimonios de mujeres como Jessica, una política de España que enfrentó una campaña de difamación en los medios, ilustran la gravedad del problema. “La cobertura que recibí no se centraba en mis políticas o logros, sino en mi apariencia y en mi vida personal. Eso no solo me afectó a mí, sino que también envió un mensaje negativo a otras mujeres que podrían considerar entrar en la política”.
Para esta autora es necesario avanzar hacia una representación más justa y equitativa, pero es claro que esto solo será posible cuando los mediosdecidan ponerse la camiseta y adoptar un enfoque más consciente en su cobertura. Esto incluye ser más críticos con la representación sexista, ofrecer un espacio seguro para la denuncia de la violencia y garantizar que las mujeres reciban una cobertura equilibrada y respetuosa, sobre todo, respetuosa.
Los medios de comunicación tienen el potencial de ser un agente de cambio positivo para los derechos de las mujeres. Pero para que esto suceda, deben comprometerse a enfrentar y erradicar la violencia que, en muchas ocasiones, ellos mismos se encargan de replicar. Solo entonces, ahí, podremos decir, muy feliz y orgullosamente, que hemos alcanzado una verdadera igualdad de género, tanto en el contenido que consumimos como en la forma en que lo creamos. Porque no hay que dejar de lado que la responsabilidad recae en todos y todas: como consumidores, periodistas y creadores de contenido, para exigir una representación justa.
Solo a través de una vigilancia constante y un compromiso con la verdad y la equidad, podremos garantizar que los medios se conviertan en aliados estratégicos en la promoción de una igualdad de género real, duradera y representativa. La lucha por los derechos de las mujeres no se gana solo con palabras, sino con acciones contundentes que desafíen tanto el buen como el mal uso de los medios. Por lo tanto, es vital transformar esta poderosa herramienta, buscando así reflejar el verdadero valor de cada mujer y construir un futuro donde la justicia y la igualdad sean la norma, no la excepción.
Muy hermoso me encanto lo lei dos veces