El Dolor de la Memoria

Hay una pena profunda por las historias que le contaron sus padres y abuelos, o que él mismo vivió


Nacer, crecer y vivir en Colombia,  es experimentar una dualidad emocional profunda. Para el niño que se hizo joven, y el joven que se hizo  adulto que ha madurado bajo la sombra constante del desarraigo, la violencia crónica y la corrupción sistémica, en ese corazón que no  es solo un órgano; en el habita un campo de batalla donde conviven sentimientos complejos, a menudo contradictorios; hay una pena profunda por las historias que le contaron sus padres, sus abuelos, y por sus propias vivencias y las historias de dolor de muchos colombianos: Conflicto armado, masacres, bombas, desplazamiento forzado, secuestro, casos de corrupción en el estado; procesos rimbombantes de paz; y la compilación de todo esto  que arrastran un lastre al sub-desarrollo del país.

Y es que el no entiende como un país con tantos privilegios geográficos, riquezas naturales y minerales, con un patrimonio cultural invaluable con gente tan noble, humilde y luchadora, con un territorio que lo tiene todo; se le hace difícil entender que este es el país donde le ha tocado nacer;  él desde temprano aprendió que las instituciones, la justicia, el gobierno están permeados de casos de clientelismo, corrupción, condenas que muchas veces parecen un premio por las condiciones como se juzgan y como se sancionan y este joven que se hizo adulto como muchos arrastra con la carga del desarraigo, la carga de la desconfianza institucional; la rabia y la frustración frente a tanta corrupción, una corrupción que no cesa, solo se transforma se reinventa, se solapa, y aun así en la  nobleza de este joven que se hizo adulto aún existe una chispa de esperanza; y cuando él entiende que todos así no queramos estamos inmersos en la política; porque todos los procesos que nos rigen parten de una decisión política. La Educación, la  salud, el salario, el medio ambiente, el deporte etc. Muchas veces parece que en él se normaliza la inoperancia del estado con sus casos escandalosos de corrupción clientelismo, coimas, privilegios y siempre queriendo más; pero  el sistema se equivoca  porque cree que ha logrado la dominación emocional y que ha normalizado lo que pasa en el país.

Y a pesar de este peso, el espíritu de este joven_ adulto colombiano se ha forjado en la adversidad, la necesidad de sobrevivir y prosperar y en él se han moldeado una serie de defensas emocionales y sociales como El Sentido de Comunidad: Ante la falla del Estado, el ciudadano se aferra a la familia, el barrio y los amigos. La solidaridad se convierte en el verdadero motor de cambio y apoyo. Es en este núcleo donde encuentra la validación y la seguridad que no le da el entorno formal. Y se construye la Resiliencia y Humor Negro: Desarrolla una capacidad admirable para seguir adelante (“echar pa’lante”). Esta resiliencia a menudo se manifiesta a través del humor negro o la ironía como una forma de metabolizar el absurdo de la realidad diaria. Y el construye una Búsqueda de Micro-Justicias: Al no confiar en la justicia a gran escala, concentra sus esfuerzos en obtener pequeñas victorias: graduarse, conseguir un empleo decente, abrir un negocio. Estas micro-victorias son actos de resistencia personal.

Y con El sentimiento más poderoso que reside en este corazón es, paradójicamente, una esperanza tenaz que se niega a morir. Es una esperanza que ya no es pasiva, y se convierte activa y exigente.

  • Piensa en el cambio porque el sistema siempre ha sido igual el cree en la posibilidad de transformación y irrumpe en él un Activismo Silencioso o Ruidoso, si le toca protesta en silencio y se aparta del sistema porque no cree, Su esperanza se canaliza en el activismo (a través de marchas, voto de opinión, y el se sumerge en las redes sociales y allí  expresa  sus posiciones y opiniones; o simplemente expresa trivialidades) o en el compromiso profesional. Se convierte en el médico que trabaja con ética, el maestro que inspira a pesar del bajo salario, o el emprendedor que genera empleo honesto.
  • El Amor a la Tierra y la Cultura: Finalmente, su sentimiento más profundo es un amor incondicional por la cultura, la biodiversidad y la gente del país. Es el orgullo por la música, la gastronomía y la creatividad desbordante, lo que lo ata a su tierra y le da la fuerza para intentar, un día más, ser parte de la solución.

Astrid Suárez Velásquez

Soy Administradora Pública egresada de la Institución universitaria Politécnico Grancolombiano, y soy educadora egresada de la normal nacional para señoritas de Copacabana Antioquia, presté mi servicio público durante 21 años de mi vida, actualmente soy independiente en el sector el comercio.

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