Germán Vargas Lleras fue funcionario del Gobierno Santos con mayores aciertos en materia de infraestructura, vivienda y acueducto. La capacidad para ejecutar- a través de la habilidad política- es su principal cualidad; sumado a ello, cuenta con el liderazgo innato necesario para desenvolverse idóneamente en el panorama nacional.
Hace 6 años conforma un Gobierno en el que ha sido indiscutiblemente el “servidor estrella”, puesto que ha liderado los más importantes programas de desarrollo, no obstante, es adversa su situación con respecto al ‘acuerdo de la Habana’ (éxito indubitable para la Unidad Nacional) en el que ha manifestado total escepticismo.
La actitud de Germán Vargas frente al proceso de paz ha generado revuelo en la Unidad Nacional. Adeptos notables del partido de la U y Liberal, consideran su conducta, reacia e indiferente, razón por la cual, se han opuesto a su candidatura presidencial.
Dicha oposición nos permite inferir que no será fácil conciliar su nombre como candidato de la ‘Unidad Nacional’, ni siquiera contando con el aval de Juan Manuel Santos, quien respalda su aspiración; por ello, se ha considerado que estratégicamente debido a su lineamiento político, terminaría adhiriéndose a Álvaro Uribe, lo que a mi juicio, resulta inasequible, toda vez que, ni a Uribe le interesa saber de Vargas, ni a Vargas de Uribe, empero, en materia política cualquier cosa puede suceder.
Algunos consideran que está en entredicho su posible llegada a la Casa de Nariño, en la medida en que si prescinde del apoyo de la Unidad Nacional, y de la empatía de Uribe, posiblemente se ‘quemaría’ en la contienda; afirmación que también resulta inapropiada, porque con o sin Uribe o Santos, y su Unidad Nacional, Germán Vargas es un prospecto de seriedad y cumplimiento, y así lo percibe toda la nación. Por ello, es que encabeza las encuestas para triunfar en el 2018.
Su obra dentro del Gobierno desacertado de Santos ha sido impecable; ser- potencialmente- un político de resultados y no de promesas es un baluarte sólido para contar con la posibilidad de aspirar al primer mandato democrático; de esta manera, no tiene que depender de otros que han dedicado su carrera política a la confección de promesas, ignorando la consecución de logros acertados. Es inequívoco que no obtendrá la victoria fácilmente, pero no es menos cierto que su éxito no depende de algún dirigente, porque por sí mismo ha adquirido una notable reputación política, sin requerir de la aprobación de alguien.
Además, debemos recordar cuando en el 2010 siendo candidato presidencial por Cambio Radical, obtuvo más de un millón de votos. Ahora, luego de siete años, ha afianzado su conocimiento de Estado-Nación, y el pueblo aprueba su gestión. Actualmente nadie sabe qué sucederá, porque la contienda está abierta y es apresurado realizar hipótesis sobre la suerte de los candidatos, mucho menos, tratándose de Germán Vargas Lleras, un personaje que nos tiene acostumbrados a grandes sorpresas.