“Cabe decir que el despotismo evidenciado, debe remitir la ira y el enojo de los venezolanos, y de todos aquellos que reprueban la lucha de poderes que se libra en aquel país, a impugnar en contra de tamaña tiranía; a combatir cual Colón en busca de la libertad…”
Desde el domingo en adelante, un número de chavistas en las calles de Venezuela, gritan victoria; y mientras tanto, otro número, (al parecer superior al primero) a causa del socialismo totalitario, les toca inclinar la cabeza frente al duro régimen que les gobierna y les oprime. Ciertamente, la mezcla de euforia y felicidad, o, lágrimas y tristeza por la esperanza destrozada de una Venezuela libre y soberana, no debe opacar el evidente atentado contra la democracia del continente en general.
Al presente, la herida que sangra está en los venezolanos de a pie, y a su vez, el imponente modelo de gobierno que propone Maduro, es una muestra del intento Marxista que fomenta el gobierno izquierdista y progresista de Petro, cuyo posible resultado para Colombia, será como el que vemos en la Venezuela actual, una tiranía disfrazada de supuesta democracia.
Pero, ¿a costa de que las sociedades de Venezuela se encuentran sometidas a tan agobiantes agendas de estos mandatarios, cuyo uso del poder es más que una arbitrariedad acomodada a gusto personal, con base en ideologías de carácter marxista? Por supuesto, el objetivo de estos tiranos no es más que una contradicción a la paz y a la justicia social.
Entonces, ¿qué, pues, diremos? ¿Qué hubo justicia en las urnas de Venezuela, o, por el contrario, que las mismas fueron adulteradas y manipuladas? Yo no me atrevo a confiar en el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, para precisar que los números fueron concisos. La tardanza y el suspenso evidenciados luego del cierre de las votaciones, es un semáforo en rojo que indica la incertidumbre de un posible fraude. Que Smartmatic haya sido hackeada, es para mí una interesante teoría que apoya el comentario de las masas populares, al respecto de una estafa en el conteo de los votos.
Por lo anterior, cabe decir que el despotismo evidenciado, debe remitir la ira y el enojo de los venezolanos, y de todos aquellos que reprueban la lucha de poderes que se libra en aquel país, a impugnar en contra de tamaña tiranía; a combatir cual Colón en busca de la libertad.
Ahora bien. El silencio que ofrecen algunos mandatarios respecto de la supuesta victoria del dictador de Venezuela, no es otra cosa más, que un incentivo a considerar una posible característica de complicidad al fraude. En este sentido, estoy muy de acuerdo con las afirmaciones de Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, al respecto del silencio inusual del presidente de Colombia. Este, en su cuenta de X se pronunció.
“Las cifras reales de las elecciones en Venezuela le dan un gran triunfo a María Corina Machado, Edmundo González y a todo el pueblo venezolano. El Presidente Gustavo Petro debe reconocer la victoria y al mismo tiempo rechazar el fraude del dictador Maduro. El silencio es cómplice. Colombia entera debe reconocer a Edmundo González como el nuevo Presidente legítimo de Venezuela”
Y así mismo, la senadora por el centro democrático, quien es a la actualidad la mayor opositora del gobierno Petro, se refirió diciendo:
“El silencio de Petro es la muestra de su complicidad con el régimen de Maduro. Tanto que le gusta hablar de “paz y de derechos humanos” y se queda callado ante la barbarie de su amigo y socio Maduro en Venezuela”.
Y es que, acá en Colombia, como solemos decir coloquialmente, “el que calla otorga”. La ruptura que hubo en el conteo de las votaciones del pueblo venezolano, es una muestra de la tiranía que se ofrecerá en los seis años que le corresponden al nuevo mandatario.
Así, pues, nosotros, los colombianos, a la par con Venezuela, debemos preocuparnos por nuestro país cuyo timón se encuentra en manos de un presidente que nos lleva por aguas con destino a un gobierno socialista totalitario.
Por lo tanto, sujetos a la benevolencia de la libertad, debemos, pues, desear ver un continente triunfante sobre la perversidad de gobernantes que no proponen la democracia como eje central de la soberanía y la real emancipación. No se puede opacar el placer de participar en una democracia amena, por la tiranía y el mal uso del poder de los verdugos en la alta burguesía. Ánimo y fuerza, Venezuela. Viva la justicia. Viva la libertad.
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