Título original: El desarme cultural y político para la construcción de paz territorial. ¿Más allá de la negociación del conflicto armado, qué significa la construcción de paz territorial?
Para empezar, un par de preguntas….
¿Necesitará la política y los políticos un desarme cultural sobre la violencia?
¿Qué tan determinante es el componente cultural en la negociación de los conflictos armados?
¿Por qué la paz ha polarizado más de lo que ha esperanzado a los ciudadanos?
¿Se logrará la paz territorial o es una utopía desesperanzadora para las comunidades?
La paz continúa apareciendo como uno de los temas más coyunturales del país, no solo por la salida negociada al conflicto armado, también por la expresión de las múltiples violencias y la disputa del poder local y de los recursos de los territorios entre diferentes actores. Por otra parte, por el uso de estos discursos en la contienda política y electoral del país.
La construcción de paz territorial, ha sido un concepto que ha tomado fuerza en el discurso político; sin embargo, no existen consensos frente a lo que esta implica, teniendo en cuenta las particularidades de los territorios en Colombia y las dinámicas conflictivas en que se encuentra inmerso cada uno de estos.
Lo que sí podría plantearse, es que a nivel territorial y local es determinante que existan procesos que contribuyan a la sostenibilidad de la paz en los territorios, lo cual implica transformaciones culturales a nivel micro en las relaciones y formas de convivir, pero también en las estructuras y relaciones de poder que se tejen a nivel macro, de ahí, que se ubique la autonomía de los territorios, la participación y la democratización en diferentes ámbitos, como elementos centrales en los procesos de construcción de paz.
En este contexto, la construcción de paz exige acciones políticas como la negociación de los conflictos, pero también todo un sistema cultural que proteja dichas decisiones, ya que la violencia y la guerra también han sido constructoras de las identidades individuales y colectivas de las comunidades, de los discursos, del sistema político, económico y social; lo que ha configurado los significados y prácticas en la vida cotidiana, y en las formas de organización de las comunidades.
De acuerdo con lo anterior, tanto la paz como la violencia en los postulados de la construcción de paz se caracterizan como fenómenos culturales que se aprenden y se desaprenden, se califican como resultado de las decisiones humanas y de las construcciones sociales, y por lo tanto se nos puede educar para una cosa o para la otra. En ese sentido, se habla de la violencia como un fenómeno cultural que se ha instalado históricamente en las sociedades y en la mentalidad humana, que requiere de una transformación cultural para deconstruirse. (Fisas, 1998, p. 4)
Dicho esto, el escenario político se configura como uno de los aspectos más determinantes para lograr este tipo de transformaciones, ya que son actores con posibilidades de influir en los proyectos societales de los territorios, son tomadores de decisiones, de ahí, la importancia de que sean actores con comprensiones distintas sobre la paz y la violencia, la autodeterminación de las comunidades y la apropiación colectiva del territorio. En fin, “los políticos” requieren todo un desarme cultural para avanzar en procesos que posibiliten la construcción de paz sostenible en los territorios.
Este supuesto puede leerse en las propuestas de líderes como Juan David Muñoz, Sociólogo, y líder del movimiento político “Caminando la Utopía”, quien en su libro Desarrollo y Paz Territorial, problematiza la concepción de paz territorial, ya que puede ser un discurso que contribuya a legitimar las dinámicas del Estado en el territorio y la concepción de paz desde la centralidad.
Dentro de sus postulados, argumenta que la paz con enfoque territorial pretende fortalecer la autonomía de los territorios, sus necesidades, capacidades y cosmovisiones, por lo que resulta una urgencia formar sujetos y colectivos con capacidades para gestionar su territorio, para apropiarse de él desde una perspectiva colectiva y tramitar las conflictividades por la vía democrática. (p 130-131)
Así mismo, comparte cuestiones de otros autores como de Zubiría sobre la necesidad de transformaciones estructurales en el campo de la educación y la cultura, para promover ciudadanías defensoras del territorio, en lo ambiental, económico y político, con capacidad de organizarse y planear el territorio como núcleo de una paz estable. (p 130-131)
La paz no se logra con la negociación de los conflictos armados, y sobre todo cuando no existe apropiación social de estos procesos, y más aún, rechazo por gran parte de los sectores de la sociedad, y de manera determinante de las elites políticas. Resulta necesario, que aquellos que se vinculan a los espacios de poder y de toma de decisiones, ubiquen dentro de sus apuestas la construcción de paz como un proceso, como una apuesta política y cultural.
y para finalizar una pregunta más:
¿Cómo se desarma una cultura de la guerra, arraigada en el sistema de creencias y en las prácticas cotidianas de quienes habitan los territorios, en la historia de sus familias, y de manera importante, en las dinámicas políticas y culturales de las comunidades?.
Todas las columnas de la autora en este enlace: https://alponiente.com/author/xpatino/
Referencias Bibliográficas
Muñoz Quintero, J (2023). Desarrollo y paz territorial: Concepciones, políticas y prácticas de los diferentes agentes productores del territorio. Buenos Aires, Cauca (2016-2019). Colombia: Libélula Editores, 2023 256 pp.
Fisas, V. (1998). Una Cultura De Paz. Recuperado de: https://escolapau.uab.cat/img/programas/cultura/una_cpaz.pdf
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