“La prohibición del porte legal de armas solo beneficia al delincuente y el costo para él es nulo, mientras la persona de bien desarmada es una víctima y los costos son demasiados altos. Defendamos la vida, la libertad y la propiedad.”
En casi todos los países de la tierra está prohibido el porte legal de armas bajo un argumento sin sustento empírico que se basa solo en prejuicios y análisis sesgados que no tienen en cuenta la realidad que vive todo el mundo en la actualidad.
Quienes han puesto sobre la mesa la discusión sobre el porte legal de armas siempre han sido señalados y discriminados por – según sus críticos – estar a favor de que la gente porte un arma, les parece que eso aumentaría los índices de violencia y se crearía una sociedad donde impere la ley del “salvaje”. Eso NO es cierto de ninguna manera.
La prohibición del porte legal de armas constituye un error de dimensiones tremendas. Cuando existe en el marco legal de un país la prohibición del porte legal de armas se le esta dando desde el Estado ventajas a los delincuentes por sobre las personas decentes y de bien. Cuando se prohíben, las personas de bien NO las utilizan porque cumplen la ley, mientras que el delincuente que siempre rompe la ley andará armado todo el tiempo buscando a quien hacerle daño.
Darle poder al delincuente de poseer armas hace que en las sociedades las personas de bien vivan con miedo y pavor porque los costos para estas son muy altos. Primero, si se intentan defender el costo es perder la vida. Segundo, si no se defienden, es decir, se dejan hacer lo que el delincuente quiere, pagan los costos sobre su propiedad. Los únicos beneficiados con la prohibición del porte legal de armas son los delincuentes.
¿Los que hacen las leyes – los políticos – sabrán o no que el prohibir el porte legal de armas es una manera de contribuir con la injusticia? Ellos dirán que todo lo que hacen es para beneficio del pueblo, lo cual no es cierto. Nuestra realidad es muy clara, las víctimas son las que NO poseen armas para defenderse y, lo que es peor, son a las víctimas a las que se les niega el derecho de defender su vida, su libertad y su propiedad. Mientras exista leyes que prohíban la defensa personal habrá más criminalidad y de una manera más atenuada teniendo en cuenta que la justicia cada día funciona menos.
Si hay un riesgo cuando la gente de bien está armada, ese riesgo es para los criminales. En términos económicos, el que las personas de bien usen armas para defenderse hace que el costo para el delincuente sea más alto. Es decir, si un delincuente sabe que su victima tiene un arma para defenderse su lo pensará más de dos veces, ¿cuáles son los riesgos para el delincuente? Que puede resultar muerto si quiere cometer un delito. Así las cosas, en términos de seguridad si las personas de bien tienen cómo defenderse de los criminales los índices de criminalidad caerán drásticamente.
Por otra parte, existe la discusión de quiénes son aptos para utilizar esas armas. En mi opinión todas las personas de bien. El proponer que se garantice un derecho del ser humano – el defenderse de los delincuentes – no es de ninguna manera estar locos o dementes, es apenas, tener sentido común, como es tenerlo cuando se habla de quiénes pueden usar armas de manera legal.
Obviamente, todas las personas de bien tendrían el derecho de usar un arma para protección personal, el de su familia y el de sus propiedades, pero aquellas personas indudablemente tendrán que cumplir unos requisitos muy estrictos, por ejemplo, ser entrenado, saber disparar armas, no tener ningún malestar mental, saber cómo y para qué utilizar un arma. Los derechos NO son gratis, mejor, nada es gratis. Un derecho conlleva cumplir ciertos deberes.
El ser humano ha sido siempre violento y él mismo – no un Estado – creó las diversas maneras de defenderse de los ataques de otros seres humanos que atentaban contra la vida, la libertad y la propiedad. Por eso NO estoy de acuerdo con la frase ya enquistada en nuestra sociedad de que es el Estado en cabeza de políticos quien tiene el “monopolio” de la fuerza para – según ellos – protegernos. Con ese argumento de entrada ya están tratando al resto de la sociedad como unos inválidos mentales que no pueden cuidarse. ¿Acaso el Estado es Dios y puede saber todo lo que necesita cada ser humano? La respuesta es simple: NO.
Nuestras sociedades llevan un buen tiempo encargándole al Estado que se haga cargo de nuestra seguridad y lo único que hemos obtenido como resultado son guerras, masacres, robos, extorsiones, y otros muchos delitos. ¿Y saben quiénes son las víctimas? Las personas de bien, los inocentes. Los únicos que hacen la guerra son los Estados, nunca los individuos, es más, los individuos siempre quieren estar bien con su prójimo porque de esa manera pueden progresar.
Estar a favor del porte legal de armas por parte de las personas de bien es estar a favor del derecho de quienes cumplen la ley, de quienes todos los días trabajan para salir adelante y no quieren que un delincuente les quite el fruto de su trabajo o, lo que es peor, les quite sus vidas. Esta es una discusión más que política o económica es moral, quienes defendemos esta idea estamos defendiendo la libertad y la vida.
La discusión siempre debe estar sobre la mesa, los únicos que están de acuerdo con la prohibición del porte legal de armas de personas de bien son primero, los políticos que quieren mantener su poder sobre los individuos y segundo, los delincuentes porque saben que una persona desarmada no tiene costos para él. No le tengamos miedo a que la gente se defienda de los malos y no tratemos a la gente como si fueran tarados mentales que necesitan de alguien – el Estado – para poder vivir.
Permitamos que la gente defienda su vida, su libertad y su propiedad. No seamos egoístas y no seamos cómplices de los delincuentes.
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