“Los jóvenes estamos llamados a participar en la política de nuestros Estados, pero también los partidos políticos tendrán que generar un cambio de paradigma en sus realidades, para poder incluir la agenda de los jóvenes en el trabajo de la política y reencauzar sus realidades.”
“Mi lucha no es para que tú creas en mí y en mis sueños, sino para que tú creas en ti y en tus sueños y luches por ellos.”
Manuel J. Clouthier
Hoy en día nos enfrentamos a uno de los retos más importantes en la historia de la humanidad, la pandemia generada por el COVID-19 ha tenido efectos devastadores a nivel mundial, pero en específico en América Latina dejó complicaciones políticas, económicas y sociales. Durante toda mi carrera política, he entendido que la democracia se forja en las calles, se construye en los parlamentos y se ejecuta desde el gobierno.
En pleno 2021, después de ser garantes de la democracia, nuestro Instituto Político tiene la oportunidad plena para llamar a los jóvenes a la acción, sacarlos del hartazgo político y representarlos, por ello, este artículo es dedicado en un análisis real y sustancial a los partidos políticos latinoamericanos.
La revolución de los jóvenes es el llamado a diez puntos, que serán vitales para que nuestra zona continúe en esta lucha de eternidad.
En el primer eje, hago un llamado estricto, a que los Partidos retomen su esencia de ser generador de ciudadanía, que derivadas desde todos los puntos de vista políticos existentes, es el último fin y el primer principio de la acción política, construir ciudadanía significa ser creadores y semilleros de liderazgos, de ciudadanos participativos y de gobiernos abiertos. Creer en los ciudadanos potencializará el crecimiento de las democracias.
Durante toda la primera década de los 2000, México entre en un cambio democrático, que le costó a la ciudadanía algunas décadas, el PAN se olvidó en primera instancia de seguir formando lo que en algún momento hizo que los sectores sociales votaran por esa opción, no rompimos la estructura corrupta y corrompida, y nos adentramos al gobierno dejando de ser ciudadanos y dejando aún lado lo que en algún momentos nos llevó a Gobernar este país.
La democratización de los jóvenes, es ahí donde los partidos de América Latina, tienen que hacerse presentes, no en una aspiración unipersonal, sino, en una aspiración colectiva, donde todos los intereses se vean representados y atendidos por nuestros partidos, más generaciones 1914 y menos generaciones perdidas.
Democratizar los jóvenes tiene una implicación infinitamente superior a la que actualmente conocemos, realizar este objetivo, es darle espacios de opinión sobre los temas actuales y del futuro, lamentablemente el 2030 ya se encuentra muy cercano y aún cuenta con muchos pendientes, al menos en nuestra patria latina. Por ejemplo, uno de los temas que se encuentran literal en el olvido, es el campo, lamentablemente sin inversión al campo, estaremos obligando a nuestros productores a dejar sus tierras y cómo en los años setenta y ochenta fomentaremos la migración ilegal.
Los gobiernos emanados de los partidos que inviten a la revolución de los jóvenes, están obligados a ser inclusivos en sus gobiernos, donde sin distinción de género, de color de piel, de estatus social, donde las mujeres y hombres converjan para realmente crear y construir más políticas públicas que retome las verdaderas necesidades de los ciudadanos.
Ser inclusivos es abrir espacios a mujeres, hombres y el grupo llamado LGBT, donde puedan luchar por sus derechos que la corte Mexicana ya ha brindado en diferentes jurisprudencias. Generar políticas públicas con perspectiva de género y constructores de protección a la familia.
América Latina vive uno de los procesos políticos más complicados de su historia, donde en vez de continuar avanzando en el reconocimiento de derechos ciudadanos, parece ser que van desapareciendo, por ello, nuestro cuarto punto tiene que ser que los partidos se reencuentren con su identidad, con sus orígenes y con sus militantes, reencontrarse implica ser un órgano de apertura a nuevas visiones sin dejar a un lado el origen inicial del partido, revisemos los procesos y abramos las puertas.
Necesitamos fortalecer las estructuras, que los partidos políticos de américa latina, construyan estructuras donde todos quieran participar, que quieran ser representados y buscar también representar.
Sin ninguna duda, tenemos que crear nuevas políticas públicas a los problemas emergentes, donde adoptemos acciones positivas del presente, modifiquemos las que necesitan ser modificadas, y crear en modelos de partido abierto las acciones que hagan que los ciudadanos vuelvan a creer en nosotros.
Los jóvenes hoy en día, viven un proceso que desde la experiencia, es romper con un sistema no solamente político, también, de romper los límites construidos desde lo personal, por supuesto que no será fácil, quizá ni mis ojos lo alcanzaran a ver, pero tendremos que iniciar a forjar las bases de dicho camino. El partido al que yo aspiro, es un partido de primera, de amor ciudadano y constructor de paz, por ello, los jóvenes tendremos el timón para forjar el destino de la siguiente generación de políticos jóvenes, y desde lo político garantizar los espacios que jóvenes trabajadores e interesados por su comunidad sean incluidos, por que más jóvenes preparados en el gobierno lograran mejores gobiernos.
Es necesario que los Estados legislen en materia de espacios para jóvenes, donde en todos los cabildos y legislaturas se generen cuotas de jóvenes transitorias, que permitan y que obliguen a los propios partidos a integrar jóvenes a los espacios de decisión en el gobierno.
Nos enfrentaremos en los próximos años a batallas democráticas muy importantes, en algunos países de nuestro continente se advierte el riesgo del autoritarismo, la imposición y el pensamiento único, es por ello, que todos nosotros, los políticos de América Latina, tenemos que integrar los que he llamado PPR (Partidos Políticos Representativos) no caminemos el divisionismos construyamos puentes de representación.
Estoy convencido, sin duda alguna, que tenemos que dejar nuestras oficinas, para democratizar la calle, este concepto es un ideal, tenemos que reorganizar los pequeños espacios de participación para que todos los sectores, (jóvenes, mujeres y hombres, sociedad civil organizada, sindicatos y prácticamente todo círculo de asociación lícita) participen en este nuevo proceso y crear nuevos espacios de participación, entre más participemos menos corrupción, menos impunidad y menos delincuencia.
Este es un concepto de desarrollo comunal, donde los partidos políticos de América Latina fomenten los intereses últimos de cualquier sistema democrático, creen espacios para retomar el trabajo comunitario, si queremos volver algún día a gobernar o ganar un gobierno, implica volver a sentir el sufrimiento de nuestros pueblos y caminar sus problemas.
Hace algunos renglones, hacía un llamado a que los jóvenes nos apoderáramos de los partidos políticos, y así también tendremos que construir una generación, donde un buen amigo, la denominó la generación del microcambio, donde todos seamos corresponsables de construir desde casa, desde nuestra comunidad, un cambio en la realidad, aunque sea el más pequeño tendrá los mejores frutos.
Uno de los principales y más importantes puntos del presente decálogo es el considerar que trabajemos en conjunto como partidos en una nueva generación de políticos jóvenes, pero quiero aclarar, me refiero a construir liderazgos sociales, que sean capaces de gestionar desde su oportunidad sin ser necesario un programa de gobierno.
Por último, tendremos que hacer y construir una humanización de las personas, donde la democracia realmente se encuentre reflejada, pero lo más importante, es reencontrarnos con lo que somos, personas, capaces de sentir el dolor del que vive enfrente, de ser combativos cuando otra persona necesite que le ayudemos a levantar la voz, luchar batallas con lo que algún liderazgo social en algún momento de la historia proclamó y lo entiendo así, no tenemos mejores armas que nuestros propios ideales y nuestros valores, no hay, ni existirán mejores armas.
Las democracias exigen ciudadanos democráticos, ciudadanos interesados por su comunidad, por su municipio, por su estado y por supuesto por su país, tendremos que dar la más grande batalla para evitar que los gobiernos totalitarios, injustos y de cuates. Tendremos que ir a representar, de verdad, a todos los ciudadanos, el ciudadano nos está esperando, ello fundamentalmente tendremos que transformarlo para que el ciudadano convierta los partidos políticos para lo que realmente fueron construidos. Decidir participar en estos momentos, en tiempos tan complejos para la política misma, implica entender que es la última oportunidad de revivir las esperanzas en nuestros institutos políticos.
Debemos entender que los partidos en el ejercicio del Gobierno, no deben dejar a un lado, los ideales del partido o de los partidos que le permitieron llegar al poder, sin embargo, y me gustaría ser muy preciso en ello, debemos entender que cuando un político se convierte en funcionario o servidor público, este se convierte en un gobernante obligado a gobernar para todos, sin distinción de pensamiento, de corrientes ideológicas, de religiones y de sectores sociales, advierto que si eso no sucede, estamos destinados a que nuestros gobiernos se conviertan en un gobierno que siempre hemos estado en desacuerdo.
Sin lugar a duda, me gustaría ver una generación valiente de jóvenes entusiastas que transforme de fondo las instituciones del gobierno, que fortalezca el equilibrio de poderes y entregue parte de poder a las instituciones que fiscalizan y transparentan el correcto uso de los recursos, programas y acciones públicas.
Darle voz a las minorías, será parte fundamental de este proceso, es un decálogo que fomenta que todos seamos corresponsables de nuestra propia realidad, permitirá que absolutamente todos, sin caer en extremismos, defendamos la participación de todos, porque es así cómo se combaten los verdaderos problemas que hoy aquejan a los ciudadanos, la empatía no se construye por sí misma, la empatía tiene que ver con los principios más básicos y simples del ser humano, que es el lograr sentir lo que la otra persona siente, pero no nada más quedarnos de espectadores, ser participativos y acciones en pro de nuestras comunidades.
Será tiempo que en los próximos años impulsemos más espacios donde mujeres preparadas, tengan más espacios de representación, porqué también es muy importante las agendas de paridad y de igualdad que todavía no han sido generadas por los partidos políticos.
La tarea es larga y compleja, pero estamos listos para llevar a cabo la construcción de la política que los jóvenes queremos y también somos responsables de impulsar.
En fin, estamos llamados, a no permitir que se imponga ese México, esa América Latina del odio y del divisionismo, estamos llamados los políticos y en primer lugar los jóvenes a construir con base en nuestros valores y nuestros ideales, el bien común, aplicar con toda el alma los principios de solidaridad y de subsidiariedad, como eje principal de cualquier acción política y así generar con toda la fuerza del humanismo un cambio de paradigma. ¡Más ciudadanía menos espectadores!
Para concluir, espero que el presente artículo, sea en algún momento, considerado, no solamente para ser leído cómo uno más, sino que nos ayude a realmente considerar un cambio de perspectiva política y construir una nueva etapa para nuestro mundo, el peor error de los políticos es dejar de creer en sus ideales, porque en ese momento la tiranía se acerca.
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