“En Colombia no enseñamos a ahorrar, pero sí a endeudarnos. Y eso no es un error: es parte del modelo”
La educación financiera sigue siendo una asignatura pendiente y, peor aún, ignorada. Nuestras universidades siguen entregando créditos sin explicar tasas, los colegios siguen sin enseñar presupuesto. El Estado sigue priorizando un modelo que educa para el consumo y la deuda, no para la autonomía económica. La gente firma créditos, recibe subsidios, participa en programas; pocos leen la letra pequeña. Y lo más grave: muchos creen que es un error. Pero no lo es. Es el sistema.
La ignorancia financiera sigue siendo la norma
Un análisis del Banco de la República y el DANE reveló en abril que el 60 % de los jóvenes entre 15 y 24 años no entiende cómo funcionan los productos financieros más básicos, como cuentas de ahorro, inversiones o créditos. Más del 50 % no sabe hacer un presupuesto, apenas uno de cada cuatro ahorra regularmente y un 40 % accede a créditos sin comprender tasas y plazos, lo que los expone a sobreendeudamiento.
Eso significa que uno en dos jóvenes puede firmar un crédito sin entender cuánto realmente le van a cobrar. Suena absurdo, pero es nuestra realidad.
El colapso del ICETEX: de esperanza a trampa
En febrero de 2025, el ICETEX anunció el corte del subsidio a la tasa de interés para unos 327.000 estudiantes y egresados, según ASCUN. Se paso de pagar IPC+0 o IPC+3 a tasas que hoy rondan el 12,2 % – 17,2 % E.A. Y no es un caso aislado: La cantidad de créditos ofrecidos cayó un 80 %, de más de 50.000 en 2024 a apenas 10.000 en 2025. ¿El mensaje? Solo pocos podrán seguir estudiando financiados.
La lógica oscura del sistema financiero
El Estado y las entidades financieras nos enseñan a endeudarnos con facilidad y letra pequeña. Préstamos a jóvenes sin formación financiera; luego, cuando los subsidios desaparecen, vienen los aumentos repentinos.
¿Qué podemos reclamar YA?
Materia obligatoria en colegios: presupuesto, créditos, ahorro, inflación. Es decir, educación financiera. En serio, no opcional.
Simuladores y asesoría previa al crédito: como si fuera un acto fundamental, no opcional.
Subsidios con pedagogía: que incluyan formación financiera antes de entregar el dinero.
Reforma real al ICETEX: que no dependa del vaivén fiscal y no cambien las reglas a mitad del camino.
Regulación de tasas ocultas: como mínimo, transparencia completa en la financiación estudiantil.
Cuando la información es poder
Ese es el punto: una población que sabe no es una población que dócilmente acepte promesas incumplidas. Quien entiende su deuda, exige respuestas; quien sabe ahorrar, no necesita depender; quien interpreta una tasa, no deja que la inflen de un día para otro.
La ignorancia financiera no es un accidente. Es un diseño. Y mientras no lo cambiemos, seguiremos formando endeudados, no ciudadanos libres.
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