El contratadero familiar sierra nevada ¿Y entonces…?

#LaOpinionDeColmenares.

Todos los días me pregunto lo mismo: ¿cuánto dinero más se tienen que robar antes de que los órganos judiciales y de control se atrevan a salir de su cómoda hibernación? ¿cuándo será que no sentirán “culillo” para investigar y sancionar?

Llevo meses rastreando la estela de contratos, convenios y “alianzas estratégicas” firmadas a diestra y siniestra por el Fondo Mixto para la Promoción de la Infraestructura, el Desarrollo Integral y la Gestión Social Sierra Nevada (FMSN), y la conclusión es tan simple como indignante: el FMSN opera como un cajero automático familiar que dispensa recursos públicos sin que absolutamente nadie le pase cuenta de cobro.

El FMSN es una entidad sin ánimo de lucro de carácter mixto creada el 1 de marzo de 2021 en La Paz (Cesar) con un capital de apenas $5 millones para ejecutar proyectos de infraestructura, energía, cultura, deporte y desarrollo social, que ya pasan de $600 mil millones en todo el país.

La Ley 489 exige que los fondos mixtos incluyan personas jurídicas, pero llama la atención que el FMSN se creó con seis personas naturales emparentadas entre sí con el exalcalde de La Paz (Cesar) Martín Zuleta que se reparten la dirección, vocalía y supervisión de sus propios contratos: Andrés Felipe Cleves Daza, Esteban José Cleves Daza, María Alexandra Pérez Daza, Rigo Víctor Carrillo Mejía y Carlos Eduardo Daza Rumbo; junto con Intec de la Costa SAS, sociedad mercantil relacionada con el escándalo de Centros Poblados.

El FMSN ha suscrito convenios por toda Colombia y, hasta donde se sabe, el último golpe lo dieron con algunos alcaldes de La Guajira que transfirieron este año la friolera de $200 mil millones, mientras sus municipios siguen padeciendo vías polvorientas y sed crónica.

Barrancas encabeza la lista con $96 mil millones, Albania aporta $54 mil millones, Uribia $40 mil millones, Hatonuevo $5 mil millones y Urumita con $1 mil millones completan el combo. Hasta CorpoGuajira metió la mano con $2.800 millones. Todo esto para estudios sobre agua que nunca sale, centros recreativos convertidos en lotes baldíos y carreteras que se esfuman antes de la primera lluvia. Peor aún: el Departamento Nacional de Planeación documentó que el FMSN administra 164 proyectos por $698 mil millones y arrastra ocho informes por presuntas irregularidades ante órganos de control.

¿Pero cuáles son las fallas? 1) La absurda ficción de que un convenio interadministrativo basta para blindar la ejecución. Las alcaldías emiten decretos que nombran al FMSN “aliado estratégico” y, con ese truco, se salta la Ley 80 y su licitación pública. 2) La complacencia de las interventorías: el FMSN contrata y se auto-supervisa, una ecuación perfecta para extraviar facturas, inflar precios y eternizar obras. Y 3) La apatía institucional: el DNP calculó que $12 mil millones en regalías se esfumaron entre 2017 y 2024. Un año después de que se hubiera hecho la denuncia, no existe ni un solo capturado. El silencio oficial ya huele a complicidad.

Señora Fiscal, ¿será posible una Unidad Élite para perseguir la corrupción en regalías? Señor Contralor, ¿por qué sus hallazgos en el Caribe terminan archivados mientras los contratos se multiplican y usted se la pasa bailando en cuanta parranda, fiesta, festival o carnaval hay en la región? Señor Procurador, ¿qué más necesita para suspender a los funcionarios que rifan el erario?.

El cinismo se torna en delito moral cuando $200 mil millones se desvanecen en un departamento como La Guajira que tiene la mayor tasa de mortalidad infantil por desnutrición del país.

Antes de que termine el año, Fiscalía, Contraloría y Procuraduría tienen que tomar decisiones o habrá que denunciarlos por omisión. No hay excusas de competencias cruzadas ni de falta de pruebas teniendo el SECOP, y les queda una última oportunidad para demostrar que existen, porque el dinero público no se hereda por apellido ni se esconde tras un membrete de “fondo mixto”.

Si la impunidad es una decisión, perseguirla también debe serlo. Al FMSN le sobra creatividad para inventar razones, pero se le acabará el tiempo. Ya basta de cajeros automáticos familiares: llegó la hora de pedir la factura y cobrar intereses. Y como dijo el filósofo de La Junta: “Se las dejo ahí…” @LColmenaresR

Luis Alonso Colmenares Rodríguez

Me he desempeñado como Subcontador General de la Nación y Contador General de la Nación; Presidente del Consejo Técnico de la Contaduría Pública; Presidente de la Junta Central de Contadores y Asesor de Entidades territoriales en temas relacionados con la hacienda pública, control público, contabilidad pública.

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